Llevamos una temporada en que las previsiones de la economía española se parecen al cuento ¡Que viene el lobo! Aquel en el que el joven del pueblo se dedicaba a gritar: "¡Que viene el lobo!" Pero era mentira, una broma pesada a la que sus conciudadanos acabaron por no hacerle caso. Hasta que un día, después de su grito, vino el lobo y causó estragos.
El FMI, la Comisión Europea, la OCDE y últimamente el Banco de España han gritado en menos de 15 días: "¡Que viene el lobo!" (a la economía española).
Anuncian: bajada en las previsiones del PIB, aumento de la inflación, deuda pública demasiado alta, déficit público por encima de lo razonable y desempleo que, aunque se va reduciendo, es el doble del resto de la Unión Europea.
La Comisión Europea deja el incremento del PIB español en el 4%, casi tres puntos menos de las primeras previsiones del Gobierno español. Ya no somos el país de la UE de mayor crecimiento, como decía ufanamente el presidente Sánchez. De momento somos el cuarto y bajando. Irlanda y Portugal nos superan. El Banco de España anunciaba este miércoles que iba a revisar a la baja ese crecimiento (¿menos del 4%?). ¡Que viene el lobo!
La inflación española se dispara. La Comisión Europea la fija por encima del 6% con un 6,9% a mediados del año. Lo mismo avisa el Banco de España. El FMI agravaría su previsión al alza si el escenario a final de año fuera el que él denomina “severo” o extremo. (¡Que viene el lobo!).
Todos avisan del exceso de deuda pública. Además, anuncian que el BCE se verá obligado a cesar la compra de bonos públicos de los países europeos y, mas pronto que tarde, subir el tipo de interés. Con una deuda por encima del 118% el 'servicio de la deuda' puede hacer que el déficit público se dispare. Cuando menos se espere la prima de riesgo, ese familiar pesado que nos visitó allá por la crisis de las hipotecas subprime, 2008/2013 volverá inoportunamente. ¡Que viene el lobo!.
El Banco de España denuncia que ligar la subida de las pensiones al IPC, con una inflación desbocada, puede acabar en la quiebra de una de las bases del Estado del Bienestar: las pensiones. ¡Que viene el lobo!.
¿Pero, de qué lobo hablan estos agoreros? ¿No es este el mejor país del mundo?
Pero ahora viene la primavera, el verano y la temporada turística. Los españoles nos iremos de vacaciones, los extranjeros vendrán. El PIB crecerá. El desempleo bajará. El optimismo invadirá la geografía española. Entonces diremos ¿Pero, de qué lobo hablan estos agoreros? ¿No es este el mejor país del mundo?
También lo dice el Gobierno: la economía española es "robusta" (declaración del presidente Sánchez ante la decisión del Emir de Catar de invertir en España). Utiliza cualquier cosa útil para defender su gestión económica.
No hay lobo que valga dice el Gobierno. Lo que hay es un conjunto de malos patriotas y contrarios extranjeros empeñados en depreciar la buena gestión económica del Gobierno.
¿Puede pasar lo mismo que en el cuento? ¿Y si de verdad viene el lobo y nos pilla desprevenidos?
Cuando pase el verano, el desempleo volverá a subir. Sin embargo, la reforma laboral de 2021 lo disfrazará. ¿Cómo? Porque los trabajadores que acabarán su trabajo después de la temporada turística ya no irán oficialmente al paro. Serán fijos discontinuos a la espera de ser "llamados" (así se designa en la ley) en la siguiente temporada turística. Entonces el Gobierno volverá a clamar: ¡Pero, dónde está el lobo!
Y el lobo estará ahí, bajo un desempleo real enmascarado estadísticamente. Con un déficit desbocado y una carga financiera monumental.
Si eso fuera así, la Unión Europea nos mandaría los "hombres de negro". Su misión: vigilar las cuentas públicas, embridar el déficit, bajar pensiones, subir impuestos, reducir subvenciones… Toda la batería de instrumentos que se aplica en una economía que necesita "un rescate". La palabra clásica que intentó eludir Rajoy durante toda su presidencia.
Si eso ocurre el lobo habrá llegado y nos habrá pillado sin estar preparados. Entonces causará estragos.
¡Que viene el lobo!
*** José Ramón Pin es profesor del IESE.