Parece que la batalla de las próximas elecciones (andaluzas, autonómicas, municipales y generales) el PP las va a plantear desde la economía y la gestión. Su bandera va a ser: somos mucho mejores gestores que la izquierda, vótenos a nosotros si quiere que la economía española funcione.
Feijóo mostrará un perfil de buen administrador. Le avala su gestión en empresas como Correos u organismos como el Insalud, y su presidencia frente a la Xunta de Galicia durante años. Es creíble en ese aspecto. La gran baza del PP.
El otro perfil que va a mostrar es el de la moderación. Procurará alejarse de la crispación de la actual política. Una crispación que, por cierto, empieza a cansar al electorado. Según el CIS, el 86% considera que en España hay mucha o bastante. De esos el 65% se lo achaca a los políticos y los partidos.
De manera que se puede esperar por parte del PP de Feijóo una oferta de buena gestión económica y moderación política. Llamada a la austeridad en el gasto, contención de impuestos, eficiencia y eficacia en las inversiones. Junto con ello ofrecerá: el "bilingüismo amable" y el olvido de la sensación de revancha contra personas y leyes ya aprobadas por los gobiernos de izquierdas. En la táctica, utilizará "la ironía gallega" frente a la actual bronca parlamentaria.
Una imagen de Feijóo como 'persona de Estado'. Con ello pretende centrar el partido, absorber votantes del PSOE y la izquierda moderada, dejando a VOX a su derecha. Aunque luego tenga que pactar con ese partido para Gobernar.
Ciertos comentaristas definen esa posición como la renuncia a lo que llaman "la batalla cultural"; que encarna especialmente la presidenta de la Comunidad de Madrid: Isabel Ayuso.
Pero se equivocan. Tanto detrás de una propuesta ortodoxa económica como de una de moderación estratégica y táctica política hay un fuerte contenido cultural.
Es el liberalismo-conservador-centrista. Respeto a las ideas de los demás. Diálogo en la construcción de proyectos. Puentes para la elaboración de políticas de Estado ¡Ojalá en Educación, Exteriores, Defensa, Administración Pública, Organización territorial y justicia se consiga! Creencia en la economía social de mercado, que ha dado tan buenos resultados en Alemania, por ejemplo.
El problema es que esa ideología no se compadece con aspavientos, ni gritos, ni insultos, ni la creencia de que todo lo que defiende es una verdad inmutable. Es una ideología que exige razonamiento, mesura, reflexión, diálogo y pacto. Algo que triunfó durante la Transición política pero que parece difícil que cale en el electorado actual. Un electorado crispado por la cultura del radicalismo político de uno y otro signo.
Es una ideología que exige razonamiento, mesura, reflexión, diálogo y pacto
No es verdad que detrás de lo que parece que va a representar Feijóo no hay una batalla cultural. Pero es una batalla que penetra con lluvia fina, calando poco a poco en la mente del elector. Su presentación es cuestión de "temple". Palabra amable y, a la vez, peligrosa. Peligrosa porque puede ser tachada de "debilidad".
En economía la batalla está ganada. Sobre todo, si la llamada "recuperación económica" sigue aplazándose. Los análisis de organismos independientes, nacionales y extranjeros, la Unión Europea y el FMI van dando largas a esa recuperación.
El desempleo no cederá y cuando los fijos discontinuos se den cuenta de que son más "discontinuos" que "fijos" entrarán en cólera. Además, su discontinuidad pagada por el Estado, con la subida de las pensiones ligadas al IPC y los tipos de interés de la deuda pública al alza, pondrán patas arriba las cuentas del Estado. Lo que en lugar de frenar la inflación la alimentará, y el poder adquisitivo de los salarios irá mermándose.
Ahora falta por ver cómo la cultura de la moderación política cala. Mitterrand, el socialista francés que llegó a presidente de su país en 1981 utilizó como eslogan: La Force Tranquille (La Fuerza Tranquila). No se puede copiar literalmente, pero lo ofrezco como idea a Feijóo para que sus responsables de campaña se lo piensen. Unir el concepto de fuerza (temple, capacidad y empeño de hacer cosas) con el de tranquilidad (sin avasallar, sin crispar) ¿A que suena bien?
*** J. R. Pin es profesor del IESE.