La ministra de trabajo Yolanda Díaz se alegra de los datos del mercado de trabajo español del 2022. 2,84 millones de trabajadores apuntados en el SEPE (Servicio Español de Empleo Estatal). Una bajada de 268.252 desempleados en todo el año.
También lo hace el ministro de Seguridad Social, José Luis Escrivá. Los afiliados medios durante el mes de diciembre son 20,3 millones. 471.360 afiliados más que en el mismo mes de 2021.
Esas cifras el Gobierno las puede utilizar a su favor sin discusión. No obstante, un análisis más profundo arroja dudas sobre su bondad. Tanto en la esperanza para el próximo año; como en las cifras comparativas con la Unión Europea; la capacidad de compra de los salarios; o la credibilidad estadística de los datos.
Respecto a la tendencia en los dos próximos meses: esas cifras serán peores. El primer trimestre del año suele ser malo para el PIB. No hay contratación laboral y, finalizado el trabajo en el comercio en época de rebajas, aumentará la cifra de desempleados.
También la comparación con la UE crea dudas. El porcentaje de desempleados españoles sobre población activa es uno de los más altos de la Unión Europea (+12%); los jóvenes entre 16 y 25 años aún siguen teniendo un desempleo altísimo (30%); y los mayores de más de 50 años integran una parte importantísima del paro de larga duración (más de un año).
El primer trimestre del año suele ser malo para el PIB. No hay contratación laboral y aumentará la cifra de desempleados
Por otra parte, el salario medio sube entre 2 y 3%, con una inflación subyacente cerca del 7%. Eso supone pérdida de capacidad adquisitiva de las familias de clase media y trabajadora. El factor trabajo se está abaratando respecto a otros factores de producción como el Capital. Por eso se contrata más, aunque se invierte menos y se descapitaliza las empresas, dificultando crear puestos de trabajo de valor añadido.
Eso se refleja en el porcentaje de la industria en el PIB, menor en España que en muchas economías de Europa. La industria supone salarios más altos y más estables. Pero exige empleados cualificados y, en consecuencia, esfuerzos en la educación. Algo difícil en una España donde la cultura del esfuerzo no está de moda.
Por último, las cifras tienen “trampas”. Algo que pone nerviosa a la ministra Díaz. De hecho, se ha quejado en público de las críticas a su estadística. Pero es uno de los puntos débiles de su argumentación.
Se trata de no contar entre los parados a los contratados “fijos discontinuos” en “espera de llamamiento o inactividad” que están cobrando la prestación o el subsidio o, simplemente, apuntados en el SEPE.
La industria supone salarios más altos y más estables. Pero exige empleados cualificados y, en consecuencia, esfuerzos en la educación
Es verdad que nunca se incluyeron. Ese es el argumento del ministerio ante sus críticos. Pero eso era cuando su número era muy inferior al actual, por lo que la distorsión no era significativa.
En los diez primeros meses de 2022, por mor de la Reforma Laboral de 2021, los contratados fijos discontinuos pasaron de 171.000 a 1,78 millones. Se multiplicaron por 9.
No es lo mismo mantener fuera del paro a unos pocos miles de “inactivos”, que unos cientos de miles. Es una distorsión importante. Tanto que la última vez que se le preguntó a la ministra de trabajo sobre el número de “inactivos fijos discontinuos” apuntados al SEPE o no quiso, o no supo contestar y se mostró algo “molesta”.
De manera que no hay cifras conocidas de parados “reales”. Algo que no sería muy difícil porque el SEPE lo sabe.
No es lo mismo mantener fuera del paro a unos pocos miles de “inactivos”, que unos cientos de miles. Es una distorsión importante.
En mi opinión hay dos tipos de estos “inactivos fijos discontinuos”:
a) Los que su inactividad es de pocos meses; por ejemplo, un profesor de colegio que está un par de meses inactivo.
b) Los que, por el contrario, trabajan sólo poco tiempo y están la mayor parte del año inactivos.
Por eso lo sensato en las estadísticas sería publicar los tres tipos de apuntados al SEPE:
a) Parados registrados como tales.
b) Fijos discontinuos inactivos por poco periodo.
c) Fijos discontinuos inactivos de largo tiempo. Así los datos serían más completos y las estadísticas más realistas.
Además: Sra. Ministra, la verdad no hace mal a nadie.
*** José Ramón Pin es profesor del IESE