España es una economía urbana. El porcentaje de población urbana entre 2017 y 2021 creció año a año. En 2021 era del 81,6%. España vive en las ciudades. Su economía también. Si el PIB agrario es sobre el 2,5% se puede asegurar que más del 95% del PIB español es de origen urbano.
El paradigma es Madrid, como fue Barcelona entre los últimos años del siglo XX y los primeros del actual. Madrid en 2023 subió hasta el número 12 en el Global Cities Report de ciudades más conectadas y destacadas del mundo y se espera que en 2024 entre en el “top ten”. En los últimos años ha escalado 7 puestos.
No hace falta estadísticas, su pujanza se nota en sus calles, sus infraestructuras, su vida cultural. Se ha convertido en un centro de “musicales”, sus teatros funcionan y sus museos rompen records de asistencia.
También se nota en su atracción para la creación y situación de empresas. Es un centro financiero y su influencia en la américa de habla española es evidente. En el barrio de Salamanca se asientan fortunas de allende los mares y en los barrios populares trabajadores inmigrantes de todas las razas.
Madrid se ha convertido, gracias a la iniciativa privada y también la pública en un hub mundial universitario en español-inglés. Una industria no contaminante, de alto valor añadido y muchos puestos de trabajo de calidad.
Madrid en 2023 subió hasta el número 12 en el Global Cities Report de ciudades más conectadas y destacadas del mundo
Barcelona, que ha pasado por un periodo “oscuro”, está recuperándose. Su calidad de vida en la mayoría de sus barrios es insuperable con la proximidad del mar y la montaña. No digamos de su riqueza arquitectónica, el maravilloso modernismo. Su industria de diseño ha sido siempre el fruto de su personalidad mediterránea. Si recupera su vocación de capital empresarial será imparable.
Y podríamos seguir con un Bilbao que ha recuperado la imagen del país vasco gracias a su Guggemheim o San Sebastián con su festival de cine, o Pamplona con San Fermín, las Universidades y el sector del automóvil. Valencia la “ciudad de las artes y las ciencias” con la arquitectura gótica civil más importante de Europa. Sevilla en el que se trabaja, y mucho, para la Semana Santa, la feria de abril, el rocío, mientras compite con Málaga para ser un centro tecnológico y cultural.
Toledo con sus tres culturas dentro de su recinto y el espectáculo de Puy du Fou. Valladolid con un pasado inigualable como el centro universitario de Salamanca. Segovia romana o Ávila medieval. Santiago centro de la cristiandad, Vigo la luminosa, Lugo la fortificada. Santander centro universitario y cultural.
Las ciudades de los archipiélagos centros turísticos inigualables. La potente industria portuaria de Las Palmas de Gran Canaria, … El número es de hasta 52, más Ceuta y Melilla. Además, hay que añadir ciudades medias como Villareal y su cerámica, con un equipo en la champion o Jaca al lado del Pirineo etc.
La riqueza urbana de España es inigualable. Como en muchas partes de Europa es la capitalización de un esfuerzo colectivo durante siglos. Pero también de la imaginación de una alcaldía de Zaragoza que inventa un programa tecnológico “volveremos” para revitalizar su comercio local. Mientras las Rozas crea una sociedad municipal para desarrollar un cluster tecnológico en el Noroeste de Madrid.
La riqueza urbana de España es inigualable
La economía urbana española es potente. Tira del país. Una economía urbana que depende de la gestión de sus regidores, los alcaldes. Un puesto político en el que la gestión, la innovación y la colaboración público-privada cuenta más que la ideología. Es más, como se ha visto algunas veces, la ideología acaba perturbando el natural desarrollo de la urbe.
Se puede decir que España triunfa cuando sus ciudades, sus áreas metropolitanas y sus alrededores lo hacen. Porque el trabajo se crea en ellas y la emulación de unas con otras es un motor de desarrollo innegable. Además de ser las causantes de la calidad de vida de sus moradores.
Encima el déficit público de las Administraciones locales es el menor de los tres niveles (Estatal, Autonómico y Local) con un 0,16% del PIB en el primer semestre de 2023.
Así que podemos pedir más alcaldes y menos presidentes.
** J. R. Pin Arboledas es profesor del IESE.