Hace unos días un diario de economía titulaba en su portada una frase extractada de una entrevista a la vicepresidenta segunda: “Hay que subir impuestos a los fondos de inversión y de pensiones”. No se trata del habitual titular tendencioso, fue textual. Su amenazante idea se basa literalmente en imponer un castigo fiscal a las rentas de capital y a las grandes corporaciones.
Quizás su maquiavélica señoría desconozca esta industria y lo que supone ir a por ella. El impacto de los vehículos de inversión sobre la economía española es notable, representando más del 51% del PIB nacional al cierre de 2023, con un patrimonio total de 752.514 millones de euros, incluyendo fondos de inversión, sicavs e IIC internacionales e inmobiliarias, sin incluir el floreciente desarrollo del capital riesgo.
Este patrimonio está asentado en un crecimiento que ha sido constante. Inverco proyecta un aumento del 5,6% en el volumen total de activos de inversión colectiva para 2024, situándose cerca de los 800.000 millones de euros. Esto representa un crecimiento más moderado en comparación con el incremento del 10% observado en 2023 pero muy superior al de la economía española.
La industria de la Inversión Colectiva representa más del 51% del PIB nacional a cierre de 2023
El sector de IIC es un importante generador de empleo en España. Se estima que la industria emplea directamente a más de 15.000 profesionales, incluyendo gestores de fondos, analistas financieros y personal de soporte administrativo. Además, genera empleos indirectos en servicios relacionados como auditorías, asesoría legal y servicios tecnológicos
La expansión de esta industria no solo fortalece el mercado financiero español, sino que también contribuye significativamente a la economía al proporcionar empleos bien remunerados y especializados, con especial proyección para el empleo joven. El impacto sobre el PIB y la generación de empleo subrayan la importancia de las IIC en el tejido económico del país, consolidándose como un pilar esencial para el ahorro y la inversión en España.
Díaz considera que es una industria lucrativa y onerosa que solo beneficia a los ricos, de la que forman parte sus archi enemigos, los bancos y las entidades de ahorro, suficientemente demonizados por sus delirios persecutorios.
Díaz cree que es una industria que sólo beneficia a los ricos de la que forman parte los bancos
La industria de la inversión es democrática y universal porque ofrece productos accesibles para todos los ahorradores, desde fondos indexados de bajo costo hasta complejas estrategias de alto rendimiento, permitiendo que cualquier persona, independientemente de su riqueza, pueda participar en los mercados financieros y beneficiarse del crecimiento económico.
Su maquiavélica idea de sangrar la industria con más impuestos choca con la realidad impositiva que establece principios básicos como la progresividad de la tributación de las plusvalías (a mayor ganancia, mayor tributación) y el adelanto de capital en forma de retenciones.
Elevar la ya de por sí alta presión fiscal seguramente pase por aumentar los tipos de tributación así como eliminar la exención de tributar las plusvalías en los traspasos, condenando el ahorro con una única idea, apropiarse de las ganancias para sostener su ideal de un horizonte político dominado por una dictadura confiscatoria, reglamentada e inquisitiva.