El día posterior al ataque aéreo de Irán a Israel hubo algún movimiento en las bolsas. Bajaron algo, pero no demasiado. Las europeas estuvieron más afectadas que las americanas. El precio del petróleo subió algo más de 75 dólares el barril, pero no superó los 80, la frontera en que se ponen nerviosos los mercados.

Era de esperar una mayor volatilidad de los mercados; tanto los bursátiles, cómo los de materias primas. Las reacciones fueron menos negativas de lo esperado ¿Por qué?

Porque los últimos acontecimientos bélicos han consolidado algunas cosas, que muchos sospechaban. Entre ellas:

  1. La superioridad tecnológica y operativa del ejército israelí sobre las segundas marcas iraníes: Hamas y Hezbollah. Pero también sobre el propio ejército iraní y sus instrumentos de ataque aéreo. La Cúpula de Hierro judía es capaz de neutralizar los misiles lanzados a miles de Kilómetros.
  2. La división entre los propios musulmanes. Los sunies (con Arabia Saudí a la cabeza) no están demasiado disgustados con la derrota de los Chiies. Turquía la potencia militar musulmana de la zona está en posición de espectador. No le interesa que milicias con derivas terroristas campeen en la zona. Tiene bastante con controlar a los kurdos dentro y fuera de sus fronteras.
  3. La población no chiie del Líbano no está a favor de Hezbollah. Más bien piensa que la inestabilidad y la crisis económica que sufre el país se debe, entre otras cosas, a la existencia de esa “milicia”.
  4. EEUU y otros países europeos (Inglaterra, Francia, …) con intereses en Oriente Medio no están por la derrota de Israel, pero tampoco por la extensión el conflicto. Les interesa demostrar a Irán que lo mejor para el régimen de los Ayatolás es parecer que golpea, pero sin hacerlo. Los barcos de guerra en el mediterráneo oriental y las aguas de estrecho de Ormuz son un factor de defensa para Israel y contención para Irán y sus marcas; incluidos los Huties de Yemen.

La conclusión de este análisis es que los tambores de guerra en Oriente Medio suenan con sordina. 

Por eso su repercusión en la economía española será limitada. 

Para empezar la dependencia del petróleo de nuestras fuentes de energía se ha reducido. Las renovables han supuesto cerca del 57% en 2023 y sube en 2024. Por eso la repercusión de la subida de los precios de las energías fósiles serán menores que otras veces.

Además, España está exportando más por servicios no turísticos que por el turismo. Casi llegan a unos ingresos de 100.000 millones de euros (98.175) y se dirigen fundamentalmente a Centroeuropa y América. Las que se venden el Oriente Medio son fundamentalmente a paises sunies (Arabia Saudi, …). Es decir, que esa guerra no influirá demasiado en ellas.

En cuanto al turismo con todo el mediterráneo por medio la sensación de seguridad va a favor de España frente a otros destinos, que se perjudican cuanto más se acercan a la zona del conflicto.

En cuanto al turismo con todo el mediterráneo por medio la sensación de seguridad va a favor de España frente a otros destinos

En resumen, no parece que la economía española vaya a sufrir demasiado por la lejana guerra del Oriente Medio.

Sin embargo, que la economía española pueda estar tranquila, no quiere decir que la guerra no sea una tragedia. Una tragedia que implica: vidas humanas sacrificadas al Dios de la Guerra, familias partidas, destrozos materiales de todo tipo y una perversión moral que propicia el odio y la venganza en un círculo vicioso sin solución. 

Oriente Medio es víctima de la ley del Talión: “ojo por ojo, diente por diente”. Sin el “perdón”, elemento básico de la cultura judeo-cristiana-helénica, acabe como acabe el actual conflicto, la paz se cerrará en falso. Una paz que, como ya se sabe, en esa zona siempre ha sido el inicio de un periodo de rearme para preparar el siguiente ataque.   

¿Habrá algún estadista con suficiente altura de miras para conseguir cambiar la dinámica del odio por la del perdón? De momento sólo Daniel Barenboim, español, argentino, israelí y palestino ha sido capaz de trasmitir que la amistad y el trabajo conjunto de israelitas y palestinos en su orquesta es la única solución a largo plazo. Claro que dicen que la música amansa las fieras … 

** J. R. Pin Arboledas es profesor del IESE.