Instalaciones deportivas de la UMA.

Instalaciones deportivas de la UMA. Universidad de Málaga

Málaga

La UMA justifica las restricciones en su oferta deportiva por el 'boom' entre estudiantes: de 200 a 2.000

Usuarios externos reprochan que se les ha dejado fuera, mientras el vicerrector argumenta que "los recursos son finitos".

13 julio, 2022 05:00

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Las actividades deportivas de la Universidad de Málaga llevan más de año y medio creciendo en la comunidad universitaria: “Hemos pasado en muy poquito tiempo de 200 estudiantes, que antes hacían uso de las instalaciones de una manera habitual, a más de dos mil”, ha puntualizado Francisco Murillo, vicerrector de deportes de la UMA, en declaraciones a EL ESPAÑOL de Málaga.

Así es como justifica la reducción de la oferta deportiva en las instalaciones de la Universidad para aquellos que no forman parte de la comunidad. Ha explicado que su “misión es que los estudiantes puedan practicar la actividad física y deportiva” y que, “cuando los recursos son finitos”, hay que establecer “prioridades”.

La UMA ha publicado el programa deportivo para el próximo curso, en el que se excluye de ciertas actividades deportivas a personas no pertenecientes a la comunidad. Esto ha supuesto que antiguos alumnos como Rocío García —que desde su etapa estudiantil no ha dejado de practicar deporte en las instalaciones de la que, considera, sigue siendo su Universidad— sientan que se les “está desvinculando del sitio donde han estudiado”. Por su parte, la usuaria Luisa Pérez ha contado a este periódico que han creado su “pequeña familia deportiva”, y pide que se considere la decisión, ya que “la gente externa enriquece por la diversidad de edad y la experiencia”, ha argumentado.

Desde la Universidad de Málaga afirman conocer la situación de aquellos que, tras tantos años, tienen que despedirse de sus grupos de deporte: “Nunca lo hemos ignorado; (…) pero hay que establecer prioridades, pues son las que están decididas por el motivo de la propia existencia universitaria”, ha afirmado Murillo a EL ESPAÑOL de Málaga.

Hace dos años, el vicerrectorado de Deportes se preguntaba por qué los estudiantes no hacían uso de las instalaciones deportivas de la Universidad. Para paliar esta situación, comenzaron a llevar a cabo medidas que impulsaran el deporte en el alumnado, como la creación de una “tarifa plana” para estudiantes o la emisión de una beca para que los estudiantes con menos recursos económicos puedan practicar ejercicio de manera gratuita.

Estas medidas, tal y como ha confirmado el vicerrector, “han funcionado muy bien”: los alumnos que usan las instalaciones de la UMA son ahora diez veces más que hace dos años. ¿La consecuencia? El emplazamiento no puede seguir atendiendo en el mismo volumen a las personas de fuera. Sin embargo, Rita Moreno, una madre afectada, ha reprochado que cree que “es suficientemente amplio para que los niños puedan ir por la tarde”.

Otro de los problemas que encuentran los usuarios es que otros gimnasios no ofrecen “la cercanía” que les “permite” seguir haciendo deporte, como le pasa a Miguel Heredia, que asistía a clases de entrenamiento funcional. “Soy epiléptico y en muchos gimnasios me han dicho que no por este simple hecho”, ha contado.

El vicerrector ha resaltado que “la Universidad ha trabajado siempre respondiendo a esa responsabilidad social” y que, además, están encantados de hacerlo “en la medida de lo posible”: “Entendemos que también es nuestra función”. No obstante, ha insistido en que los recursos, tanto materiales como humanos, de los que disponen, son finitos y que “hacen maravillas” para exprimirlos al máximo.

Murillo entiende que “si hay carencias para los ciudadanos malagueños, deben dirigirse a quien es responsable de esto”, y recalca: “Desde luego, no somos nosotros”.