El narcotráfico es una industria que necesita a muchas personas para que el consumidor final reciba el producto, por eso el funcionamiento interno de una organización criminal es similar al de cualquier otra empresa. Cada vez es más habitual que pequeños grupos de narcos realicen labores muy especializadas, con el pequeño detalle de que su actividad es ilegal. En este artículo vamos a hablar del tráfico de hachís, y en concreto del traslado de la droga que principalmente se realiza desde el sur de España a Francia. En esos especialistas que tienen una labor primordial entran en juego los miembros del Go-Fast. Así se bautizó al método en el que un convoy de vehículos, normalmente de alta gama, trasladan los fardos de hachís a velocidades fuera de los límites legales establecidos para llegar lo más rápido posible a su destino situado en otro país europeo.
Para formar estos convoyes se necesitan vehículos que sobrepasen fácilmente los 200 km/h y las mafias los consiguen sin mayor problema. En estos últimos años están dedicándose sobre todo a alquilar vehículos a empresas de renting en Alemania y Polonia: esa es una de las razones por la que en la Costa del Sol estamos viendo excesivamente coches con matrículas alemanas y polacas, que antes no eran tan habituales. Tras al menos dos turismos de alta gama alquilados, lo habitual es adquirir una furgoneta que transporte al menos 500 kilos de hachís. Estos vehículos suelen alquilarlos a nombre de alguna empresa que apenas tenga actividad legal, pero que funcione como tapadera para poder transportar la droga hacia Europa con la excusa de estar moviendo mercancía legal.
Las personas que forman parte en estas acciones suelen ser narcos con una curtida experiencia en el narcotráfico a menor escala. Formar parte de estos convoyes te hace ascender dentro de un grupo criminal porque el riesgo que corres es bastante alto, tanto de acabar varios años en la cárcel como de sufrir un vuelco (robo de la mercancía) de la droga que transportas. Hace años estos Go-Fast lo realizaban casi exclusivamente grupos criminales de Marsella y algunos de París; ahora, con el aumento de la actividad del narcotráfico en ciudades francesas como Grenoble, Nantes, Montpellier, Nimes o Rennes, vienen grupos de casi todas las ciudades grandes de Francia para realizar estos transportes. Por ejemplo, en Nantes este año acaban de batir el récord de tiroteos registrados en la ciudad: han superado los 60 y, en muchos de ellos, intervienen personas armadas con fusiles de asalto.
Coches deportivos contra narcos
En Francia, al igual que en España, suponen un gran problema vial estos envíos rápido de droga en coches de alta gama, y para intentar facilitar la labor de la policía el Ministerio del Interior francés adquirió 26 deportivos Alpine A110 capaces de alcanzar los 250 km/h para asignarlos a sus equipos de intervención especial de la Gendarmerie. El GIGN francés, el equivalente al GEO en España, realiza decenas de operaciones en Francia para atrapar estos convoyes y tienen historias propias de la ficción.
Una de ellas sucedió en 2011 con la ayuda de las Aduanas francesas en el viaducto de Millau en la autovía A-75 de Francia, al norte de Montpellier. Después de un aviso de la policía española, activaron un dispositivo para detener un convoy que transportaba alrededor de 1.300 kilos de hachís. Tras descartar varios planes, el equipo de intervención simuló un accidente en el que utilizaron un coche real siniestrado con la intención de provocar una caravana que detuviera al convoy del Go-Fast sin que sospechasen nada. En ese operativo se incautó toda la droga en los dos vehículos que transportaban el hachís, ocurrió con la ayuda de 60 agentes y dos helicópteros.
Esta semana, en la AP-7 a la altura del peaje de Manilva una furgoneta fue interceptada por miembros de la Policía Nacional porque en ella se encontraban 21 fardos de hachís. Formaba parte de un convoy Go-Fast y la escoltaba desde Sanlúcar de Barrameda (Cádiz) un vehículo lanzadera que pretendía avisar si existían controles de carretera. Cuando este vehículo circulaba por San Pedro de Alcántara, fue detenido por la policía.
Esta operación —bastante habitual en toda la A-7, porque conecta Algeciras con Barcelona— se inició porque se localizó a dos narcos franceses que desde agosto se alojaron en Torremolinos y, tras varias gestiones, se dirigieron a Jerez con los vehículos que alquilaron. Allí entregaron la furgoneta a los narcos de otra organización criminal para que se desplazaran a una guardería de droga en Sanlúcar de Barrameda y cargaran el vehículo de hachís. Así, la organización criminal autóctona evita que la otra mafia conozca el paradero del escondite habitual de la droga. Luego volvieron a entregarles la furgoneta ya cargada a los franceses que posteriomente acabaron detenidos.
En este caso, los narcos fueron detenidos al principio de su trayecto, pero su ruta habitual desde que las organizaciones criminales recogen la droga tanto en la provincia de Cádiz o de Málaga es la de recorrer toda la A-7 a velocidades que superan los 200 kilómetros por hora. Deben circular por Málaga, Granada, Almería, Alicante, Valencia, Castellón, Tarragona y Barcelona y Girona antes de introducirse en Francia. En muchas ocasiones este trayecto lo realizan en dos partes; en estos últimos años, las organizaciones criminales internacionales están prefiriendo hacer una parada técnica entre Murcia y Alicante para cambiar de vehículos y proseguir su ruta.
Hay que recordar que este método de Go-Fast lo realizan casi exclusivamente narcotraficantes internacionales, ya que el narco español suele estar involucrado en simplemente trasladar la droga de Marruecos a España y guardar la mercancía mientras se vende a una mafia internacional. Al inicio del artículo, se ha hecho referencia a grupos franceses en estos Go-Fast, pero también hay involucrados grupos criminales polacos, alemanes, belgas, neerlandeses y albaneses.
Por todo ello son frecuentes los dispositivos especiales antidroga que la Guardia Civil realiza en la A-7; sobre todo en la zona de Murcia y Alicante, ya que en esa zona se sitúa más o menos la mitad del trayecto de los Go-Fast. Intentan así las autoridades detectar a estos convoyes vigilando entradas y salidas de la autovía a varios kilómetros de distancia de donde se sitúan el puesto principal establecido, allí se encuentran agentes armados con fusiles de asalto y perros especializados en la detección de droga. Por eso es fundamental para los narcos que los coches lanzaderas avisen de estos controles y, para no ser identificados, en muchas ocasiones les añaden a su vehículo un dispositivo que accionando un botón cambia la matrícula según les convenga.
Los Go-Fast comenzaron hace muchos años y aún siguen vigentes, porque las organizaciones criminales confían en la estructura que le han proporcionado para que en un plazo razonable la droga llegue al lugar donde lo han pactado. Esto seguirá sucediendo mientras el kilo de hachís cueste en España desde 1.200€ a 1.500€ y en Francia de 2.000€ a 3.000€, según la ciudad.