Alberto Benítez y Juan Jesús Gallardo fueron los dos candidatos a alcalde más jóvenes de las anteriores elecciones municipales en la provincia de Málaga. Ahora ambos han decidido volver a presentarse tras cuatro intensos años de mandato en sus municipios, Jubrique y Alfarnate, dos pueblos que le han visto en sus mejores y en sus peores momentos.
Ambos llegaron a la alcaldía de sus tierras natales con 26 y 27 años (Alberto nació el 22 de febrero de 1992 y Juan Jesús el 25 de julio del mismo año) con el respaldo del PSOE. Amantes de los viajes o de los festivales, vieron cómo de un día para otro sus vidas daban un vuelco de 180 grados. ¿Qué lleva a un joven de apenas 26 o 27 años a presentarse como candidato a la alcaldía? Tratamos de conocerlo.
Alberto sonríe al recordar cómo fue su primer acercamiento con la política. Enfermero de vocación, siempre estuvo muy al tanto de qué ocurría en el Ayuntamiento de su pueblo, llegando incluso a colaborar con el área de Juventud siempre que pudo, especialmente en la organización de fiestas. "Pero eso no dejaba de hacer que yo jamás me viera como alcalde o dentro de la política. No estaba en mis planes", reconoce. En 2019, el alcalde de su pueblo, David Sánchez, con el que tenía muy buena relación, le propone que se presentara para ser alcalde, pues él iba a dar un paso al lado. "Me llamó la atención, porque es un gesto que le honra. Llevaba ocho años muy consolidado y provocó un cambio enorme en Jubrique", explica.
Aquella propuesta le sonó a broma a Alberto, que no entendía nada. "Y de la noche a la mañana me vi pegando carteles con mi nombre. Qué fuerte", dice. El caso de Juan Jesús, al que todo su pueblo conoce como Juanito, fue algo distinto. Él estudió Derecho y llevaba cuatro años como concejal. "Me animaron a que diera el paso como alcalde, pero me daba mucho miedo, es una responsabilidad muy grande con la que hay que dedicar gran parte de tu tiempo al trabajo. No existen los horarios. Trabajas 24 horas al día los siete días de la semana... Yo de pequeño siempre quise ser veterinario porque mi padre era ganadero, pero al final... la alcaldía cambió mi vocación con los animales. Me di cuenta de que el riesgo merecía la pena y, tras meses trabajando, me presenté", relata.
Ambos recuerdan como si fuera ayer el día en el que vencieron en sus respectivos pueblos. Alberto se recuerda tirado en su cama tratándose de explicar a él mismo que un grupo de gente le había elegido a él para ser la persona que tomara decisiones que influirían en el rumbo de su pueblo. Por su parte, Juan Jesús, recuerda su temor a vender parte de su intimidad a los vecinos, dejando de ser uno más. "Ese sentimiento se mezclaba con la emoción y con la ilusión de no saber qué te espera. A mí me preocupaba mucho que por el hecho de ser alcalde mi pueblo ya no viera a Juanito y sí a Juan Jesús. Cuatro años más tarde puedo decir que soy Juanito. Soy alcalde, pero dentro de Juanito", añade el alcalde de Alfarnate.
¿Y por qué se vuelven a presentar? Ambos coinciden. Quieren seguir remando junto a sus vecinos para ver cómo mejoran sus pueblos. Alberto reconoce que en los cuatro años de mandato ha conseguido junto a su equipo de gobierno "cosas maravillosas".
"Estoy orgulloso de la creación de un puesto de trabajo en una ludoteca. No solo supone que tengamos a una mujer trabajando, sino que esa mujer hace que otras familias puedan acudir a trabajar por las mañanas porque ella se encarga de cuidar a sus niños. Eso ha sido algo bastante importante para Jubrique. Hemos creado también una plaza de ayuda domiciliaria. Por desgracia la ayuda para la dependencia tarda mucho y hay personas que la necesitan urgente y que no les llega. Esas personas estaban bastante desamparadas. Gracias a ello damos trabajo a una mujer que asiste a los mayores", manifiesta.
"Las obras, obras son", subraya. Cree que la construcción de dos puentes colgantes en el pueblo ha supuesto mucho para la localidad, pero cree que el hecho de que gracias a los vecinos se pueda dar un servicio que no existía al pueblo es aún más importante.
Juan Jesús es más profundo en su respuesta. Cree que su mejor proyecto ha sido el del suelo de la plaza de la Ermita, que se ha convertido en un gran reclamo a nivel turístico y ha encantado a los propios vecinos de Alfarnate. "Es algo que nunca he contado, pero no menciono a ese suelo por casualidad. Me gusta que en todos mis proyectos haya algo imperfecto para mentalizar a los vecinos de que nada es perfecto. Estuve muy involucrado en el proceso de creación del suelo, busqué y cuidé cada detalle como si fuese el suelo de mi propia casa. Una noche tras acabar los trabajadores la jornada, decidí modificar unas piedras, uno parte de los chinos, sin que nadie se diera cuenta, para que no todo estuviera perfecto y dar esa lección. A mí me hace muy feliz que haya gustado tanto, pese a que no es perfecta. Me gusta dejar ese sello de imperfección. Yo soy muy imperfecto", confiesa Juanito.
Pero no dejan de ser unos treintañeros. Como cualquier joven de su edad, les gusta hacer planes con sus amigos, así como viajar por el mundo. ¿A cuánto renuncia alguien de su edad por ser alcalde? Según Juan Jesús, "a mucho". Él se ha perdido el primer cumpleaños de su sobrino o se ha visto obligado a volver de algún viaje antes de tiempo porque su presencia en el pueblo era necesaria. "No desconectas nunca. A mí me ha quitado mucho tiempo de los míos y es duro reconocerlo", sostiene.
Por su parte, Alberto tiene una opinión distinta. Entre risas, reconoce que es cierto que ni en un festival deja de ser el alcalde de Jubrique, pues los amigos de sus amigos le reconocen, pero cree que todo tiene su momento.
"A mí la política no me ha quitado nada. Yo siempre fui una persona superactiva, siempre me ha gustado estar en todo, asistiendo a eventos y viéndome implicado en el pueblo ayudando a las personas que quería. Es decir, que a mí mi trabajo actual no me pesa. Y cuando el trabajo no te pesa, pues no sientes que este sea una obligación o que te esté haciendo perderte algo. Todo lo contrario. Me siento realizado y es muy gratificante", expresa. Para Alberto, el de alcalde es un trabajo como otro cualquiera donde el profesional dedica a su labor muchas horas al día, pero también acaba necesitando su descanso con amigos o familia. "Yo trato de que esto esté presente siempre en mí, es una de las prioridades de mi gestión. Me gusta mostrar que si estás unido 100% al trabajo, al final no estás en nada y no gestionas ni tu vida ni el trabajo", insiste.
Pese a su juventud, ambos tienen una idea muy clara: el político tiene fecha de caducidad. Ambos coinciden en que no se ven como políticos para el resto de su vida. Alberto se muestra partidario de la constante renovación. "Tienen que llegar ideas nuevas, como yo las traje en su día, pero cuando llegue el debido momento hay que saber reconocer que no aportas. Y eso no está mal, al revés. Yo lo tengo claro, soy enfermero y mi profesión no la voy a dejar aunque haya similitudes con lo de ser alcalde, puesto que al final cuidas y asistes a los vecinos. Cuando pueda sumar al pueblo, estupendo, si no... la enfermería me espera", reconoce el alcalde de Alfarnate. Juan Jesús cree que "las personas y las ideas se acaban agotando" y, como Alberto, reconoce que no es "político para ocupar cargos importantes o enriquecerme para alcanzar posiciones más altas". "Yo soy político para que gane mi pueblo", espeta.
"El otro día me pasó algo curioso. Me dijeron que por qué recogí un papel del suelo si para eso hay personas que limpian... que yo era el alcalde. La figura del alcalde no debe ser un ser superior, al revés. Tiene que ser el ejemplo del pueblo. Y si yo con ese gesto hago que alguien mañana recoja otro papel del suelo, me quedo tranquilo". De hecho, no es raro verle entre andamios preparando las fiestas de su pueblo. "No se me caen los anillos por hacerlo", insiste.
"La política de las altas esferas se aleja muchísimo de las personas. No es mi sitio, pues ponen leyes que son, a veces, absurdas. A nosotros mismos nos complican muchísimo las cosas en lugar de facilitárnoslas. A mí no me compensaría trabajar arriba. Me quedo con mi gente, con Jubrique y con la política municipal, que creo que es muy distinta", opina Alberto.
Desde que llegaron al poder, han vivido momentos buenos y malos, aunque tratan de ver el vaso medio lleno y quedarse con lo positivo cuando hacen balance de cara a lo que ocurra el próximo domingo en las urnas. Más allá de los tiempos pandémicos, Alberto se emociona aún hablando de lo que vivieron en los incendios de Jubrique y Genalguacil. "Fue muy duro, pero lo peor fue la evacuación. Vi cómo sacaban de su casa a una persona mayor, que ha vivido guerras, sin saber si iba a volver a su pueblo. A mí eso me dolió mucho, me rompió el corazón. Pero creo que el mejor momento que he vivido en estos cuatro años ha sido la vuelta a casa. Ver a los míos abriendo sus casas sabiendo que todo el infierno había acabado... Impresionante", cuenta Benítez.
Tener que fingir que se encontraba bien en un momento de estos cuatro años fue lo peor para el alcalde de Alfarnate. Un familiar estaba muy enfermo y para él era complicado tener que soportar el dolor de cara a la galería. "Ahora ya no está y sé que siempre me ayuda", confiesa entre lágrimas. "Lo positivo siempre viene con ayudar a los míos. Había un problema de solares con una vecina y conseguimos devolvérselos. Había problemas con el PGOU para tener un campo de fútbol y lo remediamos para empezar a construirlo... También había problemas con un edificio que era un apartotel, que ha dado muchas vueltas y que parece que ya va avanzando y dentro de poco espero que esté dispuesto para el pueblo, que nos hacía falta", zanja.
Noticias relacionadas
- El pueblo de Málaga que se viste este domingo de Japón: Alfarnate celebra la fiesta Sakura
- Sierra Bermeja, 365 días después del gran incendio: las llamas que apagaron la ilusión del Valle del Genal
- Los alcaldes de Genalguacil y Jubrique piden más apoyo un año después del incendio de Sierra Bermeja
- La provincia de Málaga tiene desde esta semana el banco más grande de Andalucía: esta es su ubicación