Durante un tiempo, circuló una broma recurrente en las conversaciones políticas entre amigos. Cada vez que alguien aseguraba haber votado a UPyD durante su etapa de declive, otro respondía: “¡Ah! ¿Fuiste tú?”. Cualquiera podría pensar que, a tenor de la falta de representación política, esta coletilla es también aplicable al Partido Animalista (PACMA). Sin embargo, los datos describen otro escenario.
En el caso de Málaga, la situación ofrece algunas claves interesantes. La formación que lidera Javier Luna a nivel nacional ha sido la primera fuerza extraparlamentaria en la provincia. Dicho de esta forma, podría parecer que este partido antitaurino ha conseguido unos “buenos resultados” este 23J, pero el análisis de las cifras demuestra como su objetivo de estar en las Cortes sigue estando lejos. Muy lejos.
El pasado domingo, PACMA se hizo con 8.301 sufragios, lo que supone una intención de voto del 1,06% (0,4 puntos menos que en 2019). La clave, en este caso, se encuentra en el propio funcionamiento del sistema D’hont. La LOREG establece en su artículo 163 que para que un partido entre a formar parte del reparto de escaños, necesita alcanzar al menos un 3% de apoyos en cada circunscripción, por lo que de salida, la posibilidad de recibir alguna porción del pastel resulta inviable.
Pero en el hipotético caso de que este apartado no existiera, el número de votos fue tan insuficiente que no habría podido entrar aunque Málaga fuera una de las supercircunscripciones que más butacones reparte.
¿De dónde vienen los votos?
Analizando la procedencia de estos apoyos, se puede concluir que el principal núcleo con el que cuenta PACMA en la provincia está en la capital. El municipio más habitado de la región le dio a los animalistas un total de 3.594 votos, lo que supone el 46,6% del total.
Los otros potenciales puntos fuertes se sitúan en torno a la costa. Allí, municipios como Estepona, Marbella, Mijas, Fuengirola, Benalmádena, Torremolinos, Rincón y Vélez-Málaga consolidan una franja que, en el mapa de intensidad de color, refuerzan ese cinturón ‘animalista’. No obstante, esa circunstancia parece tener más que ver con el número de ciudadanos que residen en estos territorios que por la idiosincrasia animalista del lugar.
Dos comicios en caída
En la última década, la formación extraparlamentaria ha vivido una variación importante en intención de voto en Málaga. Tras unos más que discretos resultados en 2011 (2.000 papeletas) en el momento más fuerte del PP en su historia reciente, los animalistas aprovecharon el cambio de ciclo en 2015 e intentaron meter cabeza en la nueva dinámica pluripartidista. Casi 9.000 votos que ascendieron a 11.400 en la repetición del año siguiente.
Sin embargo, para llegar al punto dulce hubo que esperar tres años más. En 2019, ya con un gobierno socialista dirigiendo el país, PACMA obtuvo 15.052 apoyos en Málaga, aunque siete meses después volviera a descender a 11.000, Este pasado domingo, volvieron a registrar una baja, remontándose a niveles de 2015.
Más votos que BNG... pero sin frutos
Volviendo a referirnos al sistema D'hont, cabe apuntar uno de los aspectos fundamentales de este método de reparto: la fragmentación. A menor concentración del voto, mayor penalización en la representación parlamentaria. Es por ello por lo que se pueden apreciar anomalías como que PACMA obtuviera más votos (165.768) que el BNG (152.327), Coalición Canaria (114.718) y UPN (51.764), pero ni un solo diputado.
Todo ello sin contar con uno de los escenarios más analizables de la historia viva: el fenómeno Teruel Existe, quien irrumpió en 2019 en el Congreso de los Diputados con un escaño cuyo coste fue, únicamente, de 19.700 papeletas.
En aquella ocasión, los animalistas lograron un 0,95 de apoyos, el doble que Coalición Canaria, Navarra Suma y el BNG, y el triple que el Partido Regionalista Cántabro. La clave, una vez más, fue la concentración de voto en circunscripciones, algo que a vista de los resultados, se antoja imposible para los antitaurinos. Al menos a un nivel que le permita competir con los otros partidos.