El PSOE obtuvo en la provincia de Málaga uno de sus peores resultados tras las elecciones municipales del pasado 28 de mayo. La formación que actualmente lidera Daniel Pérez no solo no pudo hacerse con la joya de la corona, la capital (un municipio en el que el propio Pérez iba como candidato a la Alcaldía), sino que además perdió plazas de gran valor como Benalmádena o Vélez-Málaga.
Conservar Mijas -tercera localidad más grande- sirvió de alivio para afrontar un mandato marcado por la pérdida de influencia institucional. Sin embargo, ese balón de oxígeno ha durado menos de 100 días, después de que el PP, con Ana Mata al frente, anunciara una moción de censura en compañía de Vox y Juan Carlos Maldonado, quien había estado apoyando al socialista Josele González hasta ahora como concejal de Por Mi Pueblo.
En el PSOE eran conscientes de la fragilidad de la mayoría que ostentaban. La propia experiencia les hacía ver que el respaldo de Maldonado podía caer en cualquier momento. Lo que quizá no sabían es que llegaría a los tres meses. Fuentes del partido consultadas por EL ESPAÑOL de Málaga apuntaban entonces a su "condición de chaquetero" a la hora de decidir el cambio de color del Ayuntamiento, aunque estas afirmaciones se producen ahora que ya no les respalda.
El que fuera alcalde de Cs entre 2015 y 2019, además de vicepresidente de Diputación y uno de los hombres fuertes del partido liberal en la provincia, ha decidido cerrar filas con el PP después de que el Ángel Nozal (alcalde de Mijas entre 2011 y 2015 y con quien Maldonado tenía una relación complicada) saliera de la ecuación.
Internamente, el golpe es importante, aunque varios cargos orgánicos intentan quitarle hierro al asunto afirmando que era "algo que podía pasar". De facto, significa que el PSOE no gobierna en ninguno de los 10 municipios más poblados de Málaga y que el peso, en términos censales, lo lleva ahora Jorge Gallardo, al frente de Cártama (municipio número 12º en el escalafón del número de habitantes).
La situación adquiere mayor impacto si se analizan los términos porcentuales, ya que casi el 90% de los malagueños tendrán a partir del 2 de noviembre a un alcalde del PP. En cifras absolutas, 112.647 estarán bajo las siglas del PSOE, mientras que 1.531.103 lo harán bajo las del PP. En colores, una gran franja azul pinta todo el litoral de Málaga.
De puertas para fuera, la respuesta de los socialistas ha sido unánime: la estrategia ha pasado por señalar al Partido Popular como una formación sin escrúpulos y capaz de "comprar voluntades".
Pero ante esta situación, algunos antiguos cargos del partido han levantado la voz contra la dirección actual del PSOE, hablando abiertamente de una reducción del poder territorial "al mínimo" y una ausencia absoluta de movimientos internos por el hermetismo del núcleo duro, algo que ha afectado a la solidez de las agrupaciones en los diferentes municipios.
Del mismo modo, subrayan un cierre de filas en torno a "una poltrona" a la que "se han aferrado": "Ha habido un desligamiento ideológico y orgánico, con falta de propuestas, madurez y perspectiva. Estamos viviendo una psicosis por el cargo porque no tienen otra cosa", argumenta uno de los exdirigentes a este periódico.
La ejecutiva provincial arropa a Pérez
La lectura que desde la ejecutiva provincial se hace de la situación es diferente. Fuentes cercanas a este órgano consultadas por EL ESPAÑOL de Málaga comentan que, actualmente, "todo está igual": "No hay voces críticas, sino una casi unanimidad que se vio reflejada en las primarias, donde el actual secretario general recibió casi el 80% de los apoyos. Él goza del respaldo de Pedro Sánchez y Juan Espadas que vieron en él la capacidad de dirigir la provincia", explican.
Ante la pérdida de poder territorial hasta niveles no conocidos en la historia reciente del PSOE de Málaga, afirman que el problema no reside únicamente en Pérez, sino que entran en juego factores como los candidatos, partidos locales o las campañas; elementos en los que "no se mete" el partido porque es "muy autónomo".
El entorno más cercano al secretario general en la provincia insiste en destacar que nadie se ha insinuado para asumir el relevo porque eso solo pasa cuando "un liderazgo está tocado".
Durante la rueda de prensa posterior a las elecciones municipales del pasado 28 de mayo, Pérez afirmó que había puesto sobre la mesa "todas las opciones", pero que había decidido quedarse en el cargo y en el ayuntamiento de la capital como prueba de su compromiso con Málaga.
"Nadie le pidió que se fuera porque ¿quién se puede permitir el lujo de hacerlo? Buscar a alguien nuevo sería un suicidio después del tiempo invertido", se preguntan estas mismas fuentes, quienes aseguran que las voces discrepantes responden a personas "cuyo tiempo ya pasó" y que en la actualidad no tienen "ni voto ni relevancia".
"Habrá que sentarse a analizar"
Pese al rechazo unánime que en el PSOE despierta el movimiento del PP ("están acostumbrados a pactar con tránsfugas", aseguran), la visión de algunos miembros del partido con responsabilidades internas varía sustancialmente.
Fuentes consultadas explican que la situación "es compleja": "Más allá de la pérdida de poder institucional, todavía no se ha hecho un análisis de los resultados electorales; tras las generales, hemos entrado en un periodo de formación de gobierno", inciden, apuntando al perfil bajo que deberán mantener hasta que la investidura de Pedro Sánchez llegue a buen puerto.
No obstante, aseguran ser consciente de la necesidad de una reflexión en profundidad para saber qué ha pasado y poder cerrar una herida que todavía no ha comenzado a curarse.
El litoral, la gran pérdida
Enrique Salvo Tierra fue hace no demasiado una de las personalidades claves en el socialismo malagueño. Su paso por la portavocía del PSOE en el Ayuntamiento y como jefe de gabinete del ministerio de Fomento sostienen su trayectoria, actualmente desligada de la estructura del partido.
El análisis que hace Salvo Tierra va más allá de la moción de censura de Mijas, ampliando la perspectiva a las diferentes franjas demográficas y geográficas que conforman la provincia: "En las zonas de litoral se han producido tradicionalmente vuelcos en las tendencias ideológicas de la población", contextualiza.
"El problema se ha agravado cuando el trasvase a la derecha se ha ampliado a todo el territorio, incluyendo a municipios emblemáticos que han jugado un papel fundamental en la vertebración de Málaga", añade.
Haciendo un breve repaso histórico, fija en la década de los 90 la "descapitalización" del PSOE, cuando enfrentamientos internos entre cargos de la capital y del interior protagonizaron un choque que acabó en un "desmembramiento" tras el conflicto entre lo que se llamó "catetos y capitalinos".
La segunda gran transformación orgánica llegó cuando en la década pasada se asumió el relevo generacional como una prioridad, llevándolo a cabo de "golpe" y sin contar con la voz de otros que en el pasado habían desempeñado responsabilidades. En opinión de Salvo, todo esto ha afectado a la solidez interna de la formación, algo que se ha traducido en una evolución del poder territorial malagueño que se ve reflejado en los siguientes mapas.
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