Un año más, aquel pasodoble que Los Santos cantaron hace casi 14 años sobre las tablas del Teatro Falla sigue más presente que nunca: "Nombres, quedan sus nombres, en la lista interminable, de mujeres que tuvieron compañeros sucios y cobardes / Nombres, quedan sus nombres, pero ya no están sus vidas, se las arrancó el delirio, y aunque olviden las Olvidos, no se cierran sus heridas / Son nombres de mujer...". La lista de nombres de mujeres asesinadas a manos de sus parejas o exparejas sigue aumentando en España casi a diario.

En lo que va de año, cuatro mujeres constan en la lista oficial de víctimas mortales por violencia de género en Málaga: Natalia, Paula, Carmen y Paqui. A ellas, aunque no conste de manera oficial, habría que sumar a Sibora, la joven de 22 años que murió presuntamente asesinada hace nueve años cuyo cadáver fue hallado este mismo año en la vivienda que compartía con su pareja, al que también se le investiga por el crimen de Paula.

Natalia

El 13 de Enero, la Delegación del Gobierno contra la Violencia de Género anunciaba que la primera víctima mortal por violencia de género este año era Natalia Mosquera. El 8 de enero se localizó su cadáver sin manos ni cabeza en la playa de las Cañas de Marbella. El caso provocó que se abriera una investigación de enorme complejidad.

Sin embargo, si el hallazgo tuvo lugar un domingo, el martes de la siguiente semana un hombre llamado Leonel confesaba ante la Policía Nacional que él la había matado y que luego la descuartizó y la tiró al mar. Se identificó como su pareja. Ambos habían mantenido una relación de cinco meses. Se encuentra en prisión.

En esta ocasión también se arrestó a una segunda persona que, presuntamente, habría trasladado habríatrasladado al primero y a la víctima hasta el lugar donde tuvo lugar el homicidio. En su caso, fue puesto en libertad con cargos.

Paula

Paula tenía 28 años y trabajaba de camarera en un restaurante de Torremolinos a pocos metros del piso en el que vivía. En la mañana del miércoles 17 de mayo, Marco, con quien había mantenido una relación sentimental, la asesinó presuntamente a puñaladas. Ella es, oficialmente, la segunda víctima mortal de la violencia machista en Málaga de 2023, la decimonovena en España.

La joven era madre de dos niños y una niña menores de edad, uno de ellos fruto de la relación con su presunto asesino. Desde 2003, son 17 los huérfanos por la violencia machista en la provincia. Según contaron a este medio quienes la conocían, ellos eran su principal motivación y el miedo que la frenaba para dar el paso a denunciar al hombre que finalmente acabó con su vida.

Fueron sus compañeros de trabajo quienes sobre las 11.30, comenzaron a escuchar gritos en el interior de la vivienda de Paula, pero no era la primera vez que pasaba. "Recuerdo un día que me dijo que le había dado cuatro puñetazos en la espalda y una patada, pero lo justificaba porque era el padre de su hijo", relataba una amiga entonces.

Aquel miércoles fue Marco quien contestó cuando, después de oír los gritos, los compañeros preguntaron a Paula a gritos si estaba bien. Este les aseguró que no pasaba nada y que "todo estaba bien", pero el no escuchar a la chica se activaron todas las alarmas. Cuando llegó la Policía y accedieron a la vivienda, no pudieron hacer nada por su vida. 

Tanto Paula como su presunto asesino contaban con antecedentes previos en el sistema Viogén. Él estaba identificado en esta herramienta para el seguimiento integral de casos de violencia de género por dos denuncias de relaciones anteriores. A raíz de una de ellas, le llegaron a imponer medidas cautelares. La joven también está registrada como víctima a causa de una relación anterior, pero no había denuncias previas contra Marco. 

La autopsia ha determinado que Paula recibió dos puñaladas mortales y que dichas lesiones son compatibles con un arma blanca que quedó dentro de su cuerpo y penetró unos 13 centímetros en el hemitórax derecho. La mujer murió a consecuencia de una hemorragia masiva producida principalmente por dos puñaladas que penetraron en el hemitórax derecho, desgarrando una de ellas el lóbulo inferior del pulmón derecho, "lesión que produce una grave y rápida hemorragia que conduce a la muerte con rapidez". Así, contaba con decenas de heridas por todo el cuerpo, muchas de ellas de defensa.

Sibora

Sin embargo, el crimen de Paula provocó que conociéramos que una expareja de Marco estaba desaparecida desde hace nueve años. Ella se llamaba Sibora, tenía 22 años en el momento de su muerte y trabajaba como camarera en Torremolinos.

Tras una ardua investigación, la Policía Nacional halló su cadáver emparedado en una vivienda que ambos compartieron cuando estaban juntos y que ya estaba ocupada por otros inquilinos.

Es precisamente Marco quien, presuntamente, la mató apuñalándola y luego introdujo su cuerpo en el interior de una caja de madera que funcionó a modo de ataúd. Junto a sus restos, los agentes localizaron un cuchillo ensangrentado con el que, presuntamente, la habría asesinado, y un ramo de flores que descansaba sobre su pecho. El cuerpo estaba bañado en cal.

Unas horas después de presuntamente cometer el crimen de Paula, Marco realizó una declaración espontánea en el pasillo de la Comisaría que no quiso ratificar ante el juez ni ante su abogada.

En ella, explicaba que se "había pasado" con Sibora y que quería colaborar para encontrarla, asegurando que la había emparedado en la casa donde vivieron juntos, el ático de la calle García de la Serna de Torremolinos donde finalmente apareció el cadáver de la joven, que en el momento de su muerte apenas tenía 22 años.

Hallar el cuerpo no fue tarea fácil. Los agentes inspeccionaron minuciosamente durante tres días las paredes del piso, donde en la actualidad vivía un hombre llamado David y su pareja. Los agentes hicieron orificios en las paredes para introducir cámaras, pero no había rastro del cadáver, hasta aquel 6 de junio, cuando volvieron al domicilio.

Sin saberlo, David y sus vecinos del ático de enfrente fueron claves para resolver el caso. Juntos descubrieron que algo iba mal tras comparar su vivienda con la del vecino. Según los planos, ambos inmuebles debían ser “gemelos”, pero había una pared que no coincidía. “Había un tabique que no estaba en su piso, había un hueco, un hueco que nosotros teníamos tapado”, declaró la semana que se encontró el cadáver de Sibora.

"Lo tenía muy bien hecho, no se notaba. Estaba perfectamente hecho”, insistía, harto y colapsado de la situación tan traumática que tuvo que vivir. La Policía Nacional le felicitó tanto a él como a su pareja por mostrarse tan colaborativos con el caso, pues ambos tenían la intuición de que Sibora estaba en la estructura de su casa. El pasado sábado, casi cinco meses después, Sibora era enterrada en Nettuno, su tierra natal.

Carmen

A Carmen le trataron de quitar la vida el 20 de julio, aunque falleció el 21. Tenía 54 años y vivía en Humilladero (Málaga). Era madre de tres hijos y trabajaba de forma eventual en el campo. En septiembre de 2020, denunció a su pareja, de la que no trascendieron datos, por violencia de género, pero no le impusieron medidas judiciales. 

Sobre las 04:00 de la madrugada, el servicio Emergencias 112 Andalucía recibió una llamada que alertaba de que una mujer tenía dificultades para respirarHasta el domicilio se desplazaron efectivos de los servicios sanitarios y una patrulla de la Guardia Civil, así como una ambulancia que trasladó a la mujer al hospital comarcal de Antequera. Debido a la gravedad de las heridas que presentaba, se decidió evacuarla en helicóptero al Regional de Málaga, donde finalmente falleció en la unidad de cuidados intensivos. Sin embargo, antes de fallecer, la víctima delató a su presunto asesino ante la Guardia Civil.

Paqui

La última víctima mortal de la violencia de género en Málaga fue Paqui. Tenía 52 años y tres hijos de 17, 20 y 21 años. Trabajaba como camarera de pisos en el hotel Sunset Beach Club de Benalmádena, situado enfrente de su domicilio, en la localidad malagueña de Benalmádena, hasta que el pasado 10 de octubre Paco, su marido, de 63 años, con quien convivía, la asesinó antes de suicidarse

Acabó con su vida disparándole tres veces por la espalda. Tras ello, se suicidó pegándose un tiro en el pecho con la misma escopeta con la que mató a su mujer en otra habitación de la vivienda.

Aquel martes, Paqui almorzó acompañada de su marido y uno de los hijos –que luego se marchó–  y se sentó en el sofá para descansar un rato tras una dura jornada laboral. Aprovechando aquella siesta, su marido, que tenía tres escopetas en la casa que fueron posteriormente intervenidas, presuntamente cogió una de ellas y la mató. Según contó el entorno de ambos a este periódico, él padecía una fuerte depresión.

Junto a estos crímenes consumados, se encuentran otros muchos intentos que quedan en la mayoría de los casos en la sombra. Tan solo algunos salen a la luz. En Mijasuna joven fue atacada el pasado mes de julio por su pareja y, tras ello, salió despedida del coche en el que ambos viajaban. A finales de junio, en Torroxotra mujer de 66 años fue tiroteada por su exmarido, un militar jubilado que se suicidó tras intentar matarla.

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