La pesadilla al fin se acaba. 165 días después desde que la Policía Nacional hallara sus restos tras la pared del piso que compartió con Marco Gaio, su presunto asesino, en Torremolinos, la familia de Sibora Gagani podrá velar y enterrar sus restos en Italia. El funeral se celebrará el próximo 18 de noviembre a las tres de la tarde en el Santuario de Nuestra Señora de Gracias de Nettuno, su localidad natal.
La madre de Sibora, Elisabetta, se ha trasladado esta misma semana a Málaga para recoger los restos de su hija y poder darle sepelio. Sin duda, ha sido el viaje más duro de su vida.
Han pasado cinco meses desde que el grupo UDEV I de la BLPJ de Torremolinos, con la colaboración de la unidad de sistemas especiales de la S.G.L.I encontrara el cadáver emparedado en la vivienda donde vivió durante su noviazgo con Marco. Es precisamente él quien, presuntamente, la mató apuñalándola y luego introdujo su cuerpo en el interior de una caja de madera. Junto a sus restos, los agentes localizaron un cuchillo ensangrentado con el que, presuntamente, la habría asesinado, y un ramo de flores que descansaba sobre su pecho. El cuerpo estaba bañado en cal.
El hallazgo tuvo lugar en el marco de una investigación que se reactivó tras conocer que el pasado 17 de mayo Marco Gaio había matado presuntamente a su expareja, Paula, con la que seguía conviviendo en un apartamento de La Carihuela. En estos momentos se encuentra en prisión por este presunto homicidio.
El 18 de mayo, un día después, este periódico publicaba una información sobre Marco. Una de sus exparejas estaba desaparecida desde hacía casi una década. La familia, en una primera entrevista, no daba crédito a lo que había hecho Marco. Elisabetta, la madre de Sibora, aseguraba que la detención de Marco le había sentado como un "jarro de agua fría". Por su parte, Etlis Gagani, el hermano de la fallecida, se mostraba convencido de que su hermana estaba "muerta en algún sitio".
Kseva Gagani, su hermana pequeña, que apenas tenía 14 años en el momento que Sibora desapareció, aseguraba que no pensaban descansar hasta dar respuesta a las preguntas que llevaban nueve años rondando sus cabezas.
Lo que ninguno de ellos sabía es que el crimen de Paula iba a ser la llave para arrojar luz a todas sus preguntas sin respuesta. Unas horas después de presuntamente cometer el crimen, Marco realizó una declaración espontánea en el pasillo de la Comisaría que no quiso ratificar ante el juez ni ante su abogada.
En ella, explicaba que se "había pasado" con Sibora y que quería colaborar para encontrarla, asegurando que la había emparedado en la casa donde vivieron juntos, el ático de la calle García de la Serna donde finalmente apareció el cadáver de la joven, que en el momento de su muerte apenas tenía 22 años.
El Juzgado de Instrucción número 3 vio en aquellas palabras suficiente fuerza como para pedir una entrada y registro del inmueble. Los agentes inspeccionaron minuciosamente durante tres días las paredes del piso, donde en la actualidad vivían otros inquilinos, David y su pareja. Los agentes hicieron orificios en las paredes para introducir cámaras, pero no había rastro del cadáver, hasta aquel 6 de junio, cuando volvieron al domicilio.
Sin saberlo, David y sus vecinos del ático de enfrente fueron claves para resolver el caso. Juntos descubrieron que algo iba mal tras comparar su vivienda con la del vecino. Según los planos, ambos inmuebles debían ser “gemelos”, pero había una pared que no coincidía. “Había un tabique que no estaba en su piso, había un hueco, un hueco que nosotros teníamos tapado”, declaró la semana que se encontró el cadáver de Sibora.
"Lo tenía muy bien hecho, no se notaba. Estaba perfectamente hecho”, insistía, harto y colapsado de la situación tan traumática que tuvo que vivir. La Policía Nacional le felicitó tanto a él como a su pareja por mostrarse tan colaborativos con el caso, pues ambos tenían la intuición de que Sibora estaba en la estructura de su casa.
La Policía Nacional derribó a última hora de aquel 6 de junio la pared de la que dudaba David con un mazo de grandes dimensiones. Era justo en ese lugar donde se encontraba el ataúd de la chica. Tres semanas más tarde, se confirmaba que el ADN correspondía a Gagani.
No será hasta esta semana cuando su madre, sus hermanos, su cuñada y su sobrino, así como todas sus amigas, puedan despedirse de ella con tranquilidad después del calvario que han vivido en los últimos meses. Después de que Sibora descanse al fin en paz, tal y como asegura la familia, les tocará librar otra batalla, pero en los tribunales: "que Marco pase el mayor tiempo posible en la cárcel cumpliendo condena por la memoria de Paula y Sibora".
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