Este año se ha batido de nuevo el récord de incautación de cocaína en España, son más de 60 toneladas y aún no se han contabilizado los datos de la Guardia Civil y Vigilancia Aduanera. Esta información la adelantó Víctor Méndez en el El Diario de Pontevedra, los datos oficiales llegarán en los próximos 3-4 meses. Aún en España estamos lejos de los números del puerto de Amberes, porque allí se incautaron 110 toneladas en 2022 y es previsible que este año también supere al anterior.
Todo este fenómeno es muy preocupante por tanta cantidad de droga y por las diferentes rutas que está entrando la cocaína en España. La tendencia de envíos de coca no ha cesado en Europa porque el consumo sigue aumentando, y como consecuencia genera desde hace años nuevos problemas que el narcotráfico no provocaba antes en la Unión Europea.
En España y en la Costa del Sol por ejemplo se han disparado los secuestros, con tanta droga incautada las organizaciones criminales piden explicaciones a mucha de su gente por estas pérdidas que les suponen una buena merma de ingresos. El dinero le llega muy rápido a quien pertenece al crimen organizado, pero los problemas aparecen más temprano que tarde. Como a un muchacho que en verano raptaron tras salir de una discoteca de Torremolinos, varios encapuchados lo introdujeron en un Mercedes y oficialmente no se supo nada.
La mayoría de estos hechos se saldan con el pago que los clanes están solicitando tras robar o perder mercancía, eso en el mejor de los casos. En otros te torturan, nadie paga y te quedas sin una oreja. O directamente pierdes la vida. En muy pocas ocasiones se denuncian todos estos raptos o secuestros porque si acudes a las autoridades acabas delatándote a ti mismo. En Málaga de enero a septiembre se denunciaron 17 secuestros, un 142% más que el año anterior. Es significativo, porque los homicidios fueron exactamente los mismos este año y el pasado.
En la Costa del Sol la presencia latente del crimen organizado engaña, pero como siempre al final del año se saldan cuentas. El incendio de dos locales de hostelería en Marbella en la madrugada del miércoles es un buen ejemplo. Siempre están ahí, aunque por ahora no afecten directamente al ciudadano de a pie como en Países Bajos, Bélgica, Francia o Suecia pero este fenómeno de la criminalidad organizada es muy volátil y se exportan fácilmente todos los métodos de violencia que se usan.
Menciono esos países porque este año en Holanda se han triplicado los atentados con explosivos, a 15 de diciembre habían sucedido 622. Los objetivos han sido casas, restaurantes, tiendas o vehículos, todo por vínculos con el narcotráfico. Los políticos neerlandeses contra este fenómeno decidieron una aplicar una norma totalmente ineficaz, ya que por decreto cierran los establecimientos o viviendas atacadas. Algo que no evita que sigan explotándose bombas en los mismos lugares.
En Vlaardingen, una ciudad de 70000 habitantes a unos pocos kilómetros de Róterdam, un fontanero este año sufrido 8 atentados con bombas. Le han atacado su taller, sus coches, y la vivienda. No se sabe el motivo de tanta obsesión con él, pero se intuye que por su trabajo oficial no es. O puede ser que el fontanero dio con el peor cliente insatisfecho de la historia, y como le dejó fugas de agua en toda la casa se estén vengando así con él. La lógica nos dice que este hombrezuelo le debe bastante dinero a un clan que vende drogas, y que para requerirle el dinero lo hacen a su manera.
Esa forma de solicitar los pagos están afectando a los vecinos del fontanero. Imaginen que ese vecino al que conoces de vista y sólo saludas cuando te lo encuentras le hayan puesto precio a su cabeza, no parece que sea una situación muy agradable.
El alcalde de Vlaardingen visitó a los vecinos y les explicó en estos meses que cerraba la vivienda por seguridad para ellos. Ese decreto no ha paralizado los ataques, porque siguieron atentando contra él a pesar de que el fontanero está en paradero desconocido con su familia. Esto es sólo un ejemplo, porque han sucedido en diferentes localidades neerlandesas decenas de casos similares tras aplicar esa norma de cierre de establecimientos.
El AÑO DE LA CONSOLIDACIÓN
Este año se ha consolidado el puerto de Málaga como una ruta de cocaína bastante fiable para clanes de narcotráfico internacionales, y eso sumado al creciente aumento de entrada de esta droga por la vía de narcolanchas hace que se espere un 2024 con nuevo récord de incautaciones en Andalucía. En clave Costa del Sol, la operatividad de las mafias internacionales dependerá de los conflictos internos que tengan. Estos últimos 365 días han sido tranquilos en cuanto homicidios en esta zona, pero en cualquier momento puede suceder como en 2018.
En Marsella, una ciudad en la que la gran parte de los narcos tienen intereses en Marbella por distintos motivos, cerrarán el año con 48 asesinatos vinculados al narcotráfico. Es un récord negativo. Y eso sólo en la ciudad, porque en Europa han ocurrido más asesinatos de clanes marselleses. Esta guerra por las calles de Marsella seguirá, y son los mismos que recogen fardos en las guarderías de la provincia de Málaga.
La última operación filtrada por la Guardia Civil en Málaga es otra que ejemplariza el tráfico de marihuana en la provincia. Han sido detenidos 5 narcos, españoles, albaneses y serbios que cultivaban marihuana en Alhaurín el Grande en una casa alquilada que habían preparado especialmente para cometer este delito. La combinación de mafia albanesa y serbia con clanes locales españoles muestra la simbiosis en el entorno de estas organizaciones criminales.
Este 2023 se descubrió que la mafia albanesa había construido un campamento en Sierra Bermeja situado en Igualeja, algo impensable hace años y que ahora es habitual en toda España. Estos clanes son los mismos que en una prisión de máxima seguridad de Albania consiguen sobornar supuestamente al director de la prisión y a 11 funcionarios para que un sicario mate a otro por venganza de otra organización criminal. Ha sucedido hace 15 días allí, y ese tipo de organizaciones criminales son la que se pasean en coches de alta gama de Málaga a Estepona.
Y a todo esto el precio de la droga bajando, pagan a unos 18.000 euros el kilo las grandes organizaciones criminales en España. Antes era más de 25.000€, en un mundo con la inflación por las nubes sólo las mafias pagan menos por sus productos.