Pedro Sánchez llegó a Málaga este miércoles para protagonizar un mitin marcado por la presencia de su mujer, Begoña Gómez. Lejos de esconder a su esposa, citada como investigada el pasado martes, el presidente del Gobierno quiso presumir de ella. 

El gesto del matrimonio cogido de la mano, con continuos gestos de complicidad, marcó el desarrollo de un acto político en el que al también secretario general del PSOE le dio tiempo para hablar de Abascal y Feijóo como un todo, para atacar a Milei, del que habló como "este personaje", y para poner en valor los logros económicos y sociales de su Ejecutivo.

Pero lo que no hizo Sánchez fue hablar de Málaga ni las grandes asignaturas pendientes de la provincia. Salvo en el saludo inicial. Y ello pese a que el evento, en el que recibió el cariño de varios cientos de militantes socialista, tuvo lugar en plena Costa del Sol. Benalmádena fue el lugar elegido para resituar un acto inicialmente programado en la capital, a pocos metros de donde iba a hacer lo propio Santiago Abascal, de Vox.

Ni siquiera la proximidad geográfica del municipio benalmadense a esa parte de la Costa del Sol occidental que carece de conexión ferroviaria, con Marbella como la única ciudad de España de más de 100.000 habitantes sin tren, invitó a Sánchez a aludir en algún momento de su discurso al corredor ferroviario que desde hace décadas viene reclamando la sociedad civil malagueña. 

Y no siempre con el PSOE y Sánchez como interpelados, por cuanto también durante los ejecutivos del PP el asunto ha estado sobre la mesa, sin que recibiese la necesaria resolución.

El silencio del presidente del Gobierno parece confirmar, nuevamente, la negativa de la Administración central a afrontar el impulso del proyecto. Su mutismo va en la línea de los pronunciamientos sí verbalizados por el ministro de Transporte, Óscar Puente, quien de manera reiterada ha puesto en tela de juicio la idoneidad de esta infraestructura.

Una de esas ocasiones fue a principios del pasado mes de abril, cuando hizo tabla rasa, negando incluso la existencia de un estudio de viabilidad o una declaración de impacto ambiental sobre la prolongación del ferrocarril hasta la parte más occidental de la costa malagueña. "No hay un solo papel en el que trabajar", aseguró, obviando la existencia de un estudio informativo redactado hace años.

Durante esa intervención llegó a anular cualquier de las posibles alternativas manejadas estos años: bien la extensión del Cercanías hasta Marbella, bien la disposición de una línea de Alta Velocidad desde el aeropuerto. En el primero de los supuestos, porque “si para en 20 sitios, no es competitivo, con lo que ampliar las Cercanías hasta Marbella con todas esas paradas supone que la gente haga lo mismo que ahora, que es coger el coche para ir a Málaga".

Y sobre la Alta Velocidad, adujo que no es factible por los "enormes" condicionantes que pesan sobre una operación de este tipo, tanto económicos como medioambientales. "Nadie está planteando una decisión de esas características por costes y afecciones medioambientales", apostilló. 

La presencia de Sánchez, junto a su mujer, en Benalmádena, tampoco permitió saber si hay algún giro en la posición del Gobierno sobre la petición de que sea liberado el peaje de la AP-7, demanda expresada por todos los ayuntamientos de la Costa del Sol y por la Diputación provincial.

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