Observar como las olas rompen en la orilla y brillan con colores que van desde el blanco hasta el azul eléctrico. Un fenómeno espectacular que se ha dejado ver en diferentes playas de la costa malagueña durante este verano en más de una ocasión.
Este acontecimiento, tan extraño y que podría asemejarse a unas auroras boreales acuáticas, se produce gracias a una reacción química creada por un organismo marino llamado Noctiluca que hace que emita una serie de luces en el mar, según Juan Antonio López, presidente de la Fundación Aula del Mar Mediterráneo.
Asimismo, esta reacción surge a partir de una molécula llamada luciferina y una enzima llamada luciferasa que junto al oxígeno generan luz sin necesidad de calor e iluminan su entorno. En este sentido, López sostiene que esta bioluminiscencia se suele observar cuando hay olas y movimiento alrededor del mar, sino no.
Y es que la naturaleza nunca deja de sorprender porque este fenómeno es habitual de Colombia, Puerto Rico, México, Brasil o incluso Japón. Eso sí, estas no están siendo las primeras veces que se deja ver por España, ya que ya se ha visto brillar la costa gallega más de una vez y ahora la Costa del Sol. Así, en Málaga se han visto en playas de Rincón de la Victoria, Manilva, Estepona y Benalmádena.
Cabe destacar que la bacteria Noctiluca de los dinoflagelados no es el único organismo bioluminiscente. También hay medusas, peces y algunos calamares y pulpos que emplean esta luz para defenderse, atraer a sus presas, comunicarse e incluso protegerse.
La luz que emiten puede ser de varios colores: rojo, amarillo o incluso violeta. Sin embargo, en Málaga el que se ha observado de un azul intenso que tiñe por completo la costa a la que llega.
De igual forma, estas toxinas no son mortales, pero hay que tener cuidado con ellas porque al ser una reacción química puede ser perjudicial para la salud, según López. Así, incide en que “si se traga agua con una gran cantidad de estos dinoflagelados, sí es tóxica”.
“Los vídeos que se ven por redes sociales son de personas saltando en el rompeolas y en la orilla y eso mientras no se engulla puede hacerse”, remarca. Además, añade que “se han dado casos de envenenamiento de personas que la han tragado y causan opresión torácica, calambres musculares y dificultad respiratoria”.
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