A sus 24 años, el agente Iván Martín recordará de por vida la intervención que realizó el pasado 31 de agosto y el rostro de la protagonista, una vecina octogenaria de Malaga capital a la que salvó de morir atragantada por culpa de un trozo de melón.
Natural de un pequeño pueblo de Córdoba, apenas lleva dos meses trabajando en la comisaría provincial de Málaga. Junto a su compañero Alfonso Solís, veterano del gremio, estaban patrullando en un vehículo zeta cuando entró un aviso derivado del Servicio de Emergencias 112.
Estaban en la zona de Huelin. Al parecer, en el aviso explicaban que una anciana se encontraba inconsciente en su casa, tendida y con los labios amoratados. Así que sin pensarlo dos veces, aceleraron el vehículo policial para llegar cuanto antes.
Cuando entraron a la vivienda encontraron a la mujer con su marido, su hija y su vecina. Todos estaban en un evidente estado de shock. “Creíamos que era un infarto, pero nos comunicaron que le acababan de dar un trocito de melón. Era un atragantamiento”, explica el agente Martin.
Así, como la mujer se encontraba en el suelo, ambos trataron de levantarla sosteniéndole de las axilas para iniciar la maniobra de Heimlich, un procedimiento que se suele seguir en este tipo de casos.
Se trata de formar un puño con las dos manos y colocarlo sobre la mitad inferior del esternón. Una vez lograda esta posición, se ha de realizar un movimiento firme hacia adentro mediante la tracción de ambos brazos hacia atrás. Estas comprensiones deben ir repitiéndose rápidamente de seis a diez veces aproximadamente por cada intento.
En el caso de la anciana malagueña, los agentes intentaron hacerla reaccionar en dos ocasiones sin éxito. A la tercera, como dice el refrán, fue la vencida. La mujer expulsó el trozo de melón que se le había quedado encajado.
A continuación, para alegría de los agentes, comenzó a respirar levemente. Del estado cianótico comenzó a recuperar el color habitual de su tez. Lo habían conseguido, la mujer estaba viva.
Para intentar facilitar que la señora pudiera tener algo más de facilidad a la hora de respirar, le volvieron a repetir la maniobra. Fue justo en ese momento cuando llegaron los sanitarios del 061, que la llevaron al Hospital Clínico de Málaga, donde fue atendida.
Era la primera intervención humanitaria de la vida laboral de Iván como agente. Y la culminó con éxito y trabajando de sobresaliente. El joven salió de la Escuela Nacional de Policía el 31 de mayo y, sin duda, se ha estrenado a lo grande.