Varios camiones de transporte de agua al Valle de Abdalajís.

Varios camiones de transporte de agua al Valle de Abdalajís.

Málaga

La sed se eterniza en Valle de Abdalajís: 20 años sin agua después de que la obra del AVE de Málaga rompiese su acuífero

En marzo de 2005, la construcción de la línea de alta velocidad pinchó la bolsa de agua de la que se nutrían los pozo de la localidad. El agua llega en camiones cisternas.

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Hay un pueblo en la provincia de Málaga que antaño era conocido como la villa de los manantiales. Un municipio encerrado en la comarca de Antequera, alejado unos 60 kilómetros de Málaga capital, donde sus vecinos se levantan cada día sin saber si al abrir el grifo saldrá o no agua.

Esta es la fotografía que pesa sobre Valle de Abdalajís desde hace 20 años. En concreto, desde que un día de marzo de 2005 una de las máquinas que trabajaban en la construcción de la línea del AVE entre Málaga y Madrid pinchase de manera accidental sobre el acuífero que, hasta ese momento, llenaba los pozos de los que se abastecía la población.

Dos décadas más tarde, el drama se mantiene, sin visos de una solución inmediata. Y los poco más de 2.400 vecinos de la localidad se ven forzados a recibir el agua en grandes camiones cisternas que llegan periódicamente.

El pago de este transporte, que a priori iba a ser temporal, sigue corriendo a cargo del Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif), que en todo este tiempo ha podido desembolsar muy por encima de los 30 millones de euros (incluyendo otras actuaciones).

El último ejemplo de este servicio de emergencia, que sigue sin tener una fecha de caducidad confirmada, se conoce a finales de este mes de febrero, cuando la empresa Grupo Tragsa, al que Adif ha trasladado la encomienda, ha licitado, como cada año, el suministro de agua en camiones cisterna con destino al Valle de Abdalajís.

El coste del servicio para los próximos 12 meses, con posibilidad ser prorrogado por el mismo periodo, asciende a poco más 1,8 millones de euros (IVA incluido). Una asignación con la que se contratarán cuatro camiones (uno por lote) con una capacidad mínima de 25.000 litros cada uno (100.000 litros en total), que desarrollarán su servicio durante 5.7560 horas de alquiler. O lo que es lo mismo, 240 días. Cada lote tiene un coste inicial de 452.396,74 euros. Las empresas interesadas tienen el 11 de marzo para presentar sus ofertas. 

Vista del municipio del Valle de Abdalajís.

Vista del municipio del Valle de Abdalajís.

En la memoria que acompaña al expediente de contratación se justifica este servicio en la necesidad de responder a la rotura del acuífero del que se suministraba agua potable al municipio de Valle de Abdalajís. Este incidente hizo que los pozos quedasen sin capacidad suficiente para atender las demandas del pueblo, "especialmente en los periodos en que los niveles freáticos son bajos en el acuífero". 

El documento oficial reconoce que actualmente este suministro por parte de ADIF "tiene carácter obligatorio mientras esté vigente la medida cautelar adoptada por el Juzgado Central de Instrucción 11 de la Audiencia Nacional".

Y ello a la espera de que se dicte una sentencia definitiva tras la denuncia presentada por el Ayuntamiento de Valle de Abdalajís. Hay que recordar que el organismo estatal pretendió en el año 2021 poner fin a este servicio, considerase que había pagado con creces la deuda contraída con la localidad.  

Aunque no debe ser la única razón, parece claro que este problema con el agua, alargado en el tiempo, juega en contra de la apuesta del Valle de Abadalajís por mantener a su población original y atraer a nuevos vecinos.

Para confirmar esta realidad basta con analizar los datos de habitantes publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE). Tomando como base esta fuente, a principios de 2005, antes de la rotura del acuífero, habitaban el pueblo 2.948 personas, cifra que creció hasta 2.983 en 2007. 

Desde ese momento, la línea que dibuja la evolución demográfica de este municipio, ocupado por los humanos desde la prehistoria, desciende de manera continua hasta los 2.435 vecinos contabilizados en el arranque del año pasado. En el intervalo de estos 20 años, 548 personas menos.