Con sólo seis años Ainhoa Arteta (Tolosa, 1964) ya era capaz de cantar la Carmen de Bizet en francés. La soprano vasca lo recuerda durante una entrevista teléfonica con EL ESPAÑOL de Málaga antes de su concierto en el Festival Terral. La artista debutó en un escenario del Museo Metropolitano de Nueva York dando vida a Mimí de La Bohème. Lo demás es historia de la ópera española, triunfos y numerosos premios.
Arteta volverá este viernes al Teatro Cervantes para dar un concierto distinto donde necesitará, dice, "la colaboración del público porque no tiene nada con un recital clásico". La soprano cambiará de piel para interpretar una colección de temas de rock, música latinoamericana, swing y jazz. José Antonio Rivero Rodríguez le acompañará al piano durante el espectáculo.
La pandemia ha cambiado la vida de todos. ¿Qué ha aprendido de esta crisis mundial?
Vamos a dejar de llamarla pandemia porque las cosas se están controlando bastante. La Covid ha venido para quedarse. Yo lo siento así. Hay que combatirla como en su tiempo se combatió la gripe: con vacunas. Ahora la gente se vacuna de la gripe todos los años. Yo sólo pido que no vengan otras Covid, otras formas de azotar a la población que son biológicas. Esta es una nueva realidad. Nos ha abierto los ojos. Cuando a nuestra generación, que no estaba acostumbrada a guerras, se nos ha puesto en este brete ha aprendido una lección muy grande: hay que vivir al día. Al menos yo. Las preocupaciones de verdad deben tener prioridad. Las demás cosas son tonterías que se pueden solucionar.
Pasó la enfermedad a principios de año. ¿Le cabrea ver a muchos jóvenes en macrobotellones a estas alturas?
Ya en abril comentaba entre amigos que era primordial el vacunar a los jóvenes en masa antes del verano. El verano pasado ya nos costó muchísimo mantener a los jóvenes en cintura. Lo digo como madre de jóvenes. Les estamos robando su juventud. Esos años ya no van a volver. Este año lo veía venir. Estaban ya vacunando a los mayores, que era población de riesgo, y ellos veían que ya no iban a contagiarlos. Ya sabemos que son irresponsables. No todos. Es muy difícil retenerlos. Salta a la vista. Yo hubiera optado por una vacunación masiva de jóvenes y posiblemente no estaríamos así.
Repasará su cancionero no lírico más querido en el Terral. El año pasado cantó una salve rociera a la Virgen del Rocío. ¿Hemos superado ya el debate de la baja y la alta cultura?
Totalmente. La globalización es algo latente y patente. Lo que no se va a superar nunca es la cultura. La cultura es una asignatura obligada en la vida. Todo ser humano debería tener como meta cultivar la cultura. La cultura es sinónimo de progreso. Nunca he concebido la división entre alta o baja cultura. Lo importante es acceder a ella, es tener la conciencia en la vida de que la cultura es algo que debe pasar por tu vida para ser una persona más provechosa.
Puede ser peligroso llevar la cultura al territorio de la identidad, al 'esto es mío y por eso soy mejor'. ¿El País Vasco ha cerrado la herida del nacionalismo?
Las generaciones venideras son las que van a dictar la historia. El discurso de nacionalismos, separatismos y de hacernos cada vez más pequeños no es un discurso progresista. Es un discurso de estancamiento. Está pasando también en Cuba. Al final sales a la calle y decides. Las nuevas generaciones son las que no quieren estar encerradas, ni quieren tener una sola opinión. Ven la globalización del mundo y actúan en consecuencia. Ojo, siempre respetando la cultura base de uno, que es muy importante y dándole su lugar. Ésta tiene más importancia en un mundo globalizado. Valoro lo que tengo y lo comparto. Compartiendo nos hacemos siempre más grandes.
Si hablamos de globalización hay que nombrar al movimiento feminista, cada vez más numeroso. Usted se atrevió a contar que al inicio de su carrera la violaron. ¿Cómo se recupera una de ese golpe?
Una nunca se recupera del todo. Siempre quedan secuelas. En mi caso, yo tengo muchísimo miedo de caminar sola en cualquier lugar del mundo. No me gustan nada las calles vacías. Si paseo sola no disfruto y estoy insegura. Se están dando pasos muy importantes respecto al feminismo y la visibilización de los abusos hacia mujeres. Otra cosa es que sea consentido y que la mujer lo quiera. Tenemos derecho a disfrutar de nuestra vida y nuestra sexualidad. Pero lo que no procede es obligar a alguien a hacer algo que no quiera mediante la violencia. Ante eso la sociedad ha progresado, pero todavía nos queda mucho camino. No quiero demonizar a los hombres, pero si demonizar a los maltratadores. Siempre estaré en contra de los abusos y violencia.
Es inevitable no mencionar a Plácido Domingo. ¿Cómo cree que se resolverán las acusaciones de acoso sexual contra el tenor?
La ley es la que dicta sentencia. Hay otra ley, la de la verdad. Por lo menos mi verdad. No hablo por los demás. Siempre he dicho que a mí jamás me ha forzado a nada. Ha sido respetuoso y un caballero. No puedo contar otra versión. Conozco la mía. A mí me cuesta creer que Plácido haya obligado a alguien a algo por la manera que ha tenido siempre de tratarme. Es amigo. Lo conozco muy bien. La presunción de inocencia por delante.
Ha actuado hasta en la Casa Blanca, durante el mandato de Bill Clinton. ¿Hubiera actuado para Donald Trump? ¿Y para Joe Biden?
No tengo ni idea. Eran mis años de gloria en Estados Unidos. Clinton es un hombre carismático. No se ha dado el caso, pero si me lo hubieran ofrecido lo hubiera hecho. Yo no canto política, canto música. Interpreto música. Soy un ser musical. La música amansa a las fieras. Ojalá se hubiera producido el milagro. Parto de la base de que mi público es muy amplio. Jamás me pronunciaré a favor de ningún partido político. Mi ideología la tengo bajo llave. Posiblemente tenga un público de muy distinta ideología. Me rebelo contra la violencia y la imposición.