La tarde del pasado martes la cofradía de la Sentencia de Málaga se vestía de luto por el fallecimiento de uno de sus antiguos hermanos mayores, Enrique Cristófol de Alcaraz, también medalla de oro de la misma corporación.
Cristófol fue una pieza clave dentro de la cofradía, pese a que tuvo que suceder en el cargo de hermano mayor a un gigante cofrade como Paco Piédrola. Estuvo diez años frente de la hermandad en dos etapas diferentes que estuvieron cargadas de hitos para la Sentencia.
José María Romero, actual hermano mayor de la corporación del Martes Santo, recuerda la figura de Enrique Cristófol con el cariño y la cercanía propia de alguien a quien conocía "de toda la vida". "Soy amigo suyo desde pequeño porque mi padre y él eran amigos. Nuestras familias estaban muy unidas; un afecto que dura toda una vida".
Visiblemente emocionado, destaca que Enrique, por encima de los hechos cofrades, era una excelente persona, un modelo de padre, un buen cristiano y hombre ejemplar, "algo difícil de encontrar en estos tiempos". Subraya además su inteligencia y capacidad intelectual, algo que quedó de manifiesto en su carrera profesional como catedrático de Química Aplicada en la Escuela de Ingenierías de la Universidad de Málaga, "una realidad que corroboran los alumnos que pasaron por su aula".
Desde la Sentencia recuerdan orgullosos cómo Cristófol había dedicado toda una vida a la cofradía y a sus Sagrados Titulares. Su tío, Enrique Alcaraz Casamayor, fue el primer hermano mayor de la corporación entre 1929 y 1948, además de uno de los fundadores: "Los últimos años, debido a la enfermedad, fue menos activo, pero con él se lograron grandes hitos para la Sentencia", cuenta Romero.
En febrero de 1996, durante su mandato, se inauguró la casa hermandad gracias a la colaboración del que por aquel entonces era su teniente hermano mayor, Antonio Chacón. Romero señala que tanto Chacón como Francisco Piédrola (antecesor de Enrique) fueron dos cofrades con los que tuvo una gran amistad.
Durante los años en los que estuvo al frente de la cofradía (1992-1999 y 2004-2007), se realizó el íntegro dorado del trono del Cristo obra de Ramón Vega, el plateado del trono de la Virgen, el estreno de una toca de sobremanto en oro bordada por Joaquín Salcedo así como la ejecución de una nueva corona de plata dorada obra de Juan Borrero. Se llevó a cabo la primera restauración del Cristo a manos de Maite Real y Rafael Liébana, la restauración de la capilla así como de algunas imágenes del trono del Señor.
En su segundo mandato se celebraron los actos conmemorativos del 75 aniversario de la primera salida procesional. Por todo ello, la hermandad reconoció su labor concediéndole la medalla de oro de la cofradía de la Sentencia. Como anécdota, Romero apunta a que durante su mayordomía, pese a ocupar el puesto de jefe de procesión, llegó a salir algún año como hombre de trono, algo poco habitual para las personas que desempeñan este cargo.
"Era muy buena persona y no tenía un no para nadie, nunca un mal gesto. Y eso a veces era su talón de Aquiles porque era un pedazo de pan. Bueno con todo el mundo e intentando complacer a todos, y eso en una cofradía es complicadísimo", rememora.
Esa bondad de la que todo su círculo habla es también una bonita herencia familiar. Romero recuerda con cariño una fotografía que no puede borrar de su cabeza desde que conoció la noticia del fallecimiento de Enrique. En la imagen, el padre de Romero y el padre del propio Enrique en la Hidroeléctrica El Chorro, un trabajo que consiguió gracias a él. "En la foto aparece Enrique de pequeño, con 14 o 15 años. Era un niño muy activo. Le tengo tanto cariño que se la regalé a su hijo hace unos meses", cuenta.
Víctor Manuel Cueto, miembro del consejo parroquial de Santiago, sede canónica de la hermandad, cuenta que siente la pérdida "como algo profundamente nuestro" y recuerda por su parte a Enrique, además de como un "auténtico cristiano", como una persona "excepcional" y al que tiene como "modelo de padre y esposo", muy familiar. Enrique deja a cuatro hijos. Uno de ellos, Fran Cristófol, periodista y responsable de EL ESPAÑOL de Málaga, al que le mandamos todo nuestro apoyo. Descanse en paz.