"Los tronos de Málaga tienen que volver a sus medidas originales; algunos solo necesitan 80 personas"
Varios capataces coinciden en que muchas andas perdieron su proporción al aumentar la longitud de los varales de manera "exagerada".
22 marzo, 2022 05:05Noticias relacionadas
Las dimensiones de los tronos que procesionan en la Semana Santa de Málaga han sido objeto de análisis y debate a lo largo de las décadas. La propia historia de nuesta ciudad vertebra la razón de ser de las andas que cada año discurren por las calles. Esa evolución, desde pequeñas estructuras a megaconstrucciones, responde al devenir de nuestro pasado: el cambio de las iglesias a los tinglaos o la incorporación de los hermanos en sustitución de los pagaos son algunos de los ejemplos. Hechos que explican el porqué de nuestro presente.
Durante los encuentros cofrades de El Español de Málaga en Taró Restaurante, distintas personalidades de este ámbito hablaron largo y tendido sobre el futuro hacia el que se dirigen los tronos malagueños, planteándose la posibilidad de reducir sus dimensiones a causa de las características del presente.
¿Cuál es el argumento que subyace a esta idea? José Antonio Luque, teniente hermano mayor del Rocío y capataz del trono del Cristo, entre otros, defiende que los portadores no son "moneda de cambio". Bajo esa premisa, afirma con rotundidad que no faltan hombres de trono en la ciudad, sino que "sobran personas que sacan tronos": "No es lo mismo". Argumenta que, en el pasado, muchos de los tronos que a día de hoy siguen saliendo solo llevaban "cinco personas por delante y cinco por detrás en cada varal": "Es verdad que pertenecen a otra época, con los pagaos y sin aguantar marchas. Pero una persona hace lo que le exige. Hemos cambiado el salir del paso por buscar la excelencia", expone.
Con esos antecedentes, proyecta la idea de que es necesario volver a medidas más acordes al peso de los tronos: "Si levantas con 1,65, y en la mesa hay gente de 1,50, muchos de los que están en el medio no llevan peso. Está demostrado por ingenieros, evidenciando que hay un grupo de personas que deben gestionar una fuerza que otros no asumen". Por eso, en su opinión, es importante recuperar las dimensiones originales: "Tenemos que reinventarnos. Cada vez hay menos hombres de trono, por lo que tenemos que hacer algo".
Entre los ejemplos que menciona, está el del Rescate. Ambas andas pasaron de 6 a 8 varales: "Tenían problemas para llegar y decidieron ampliar. De momento les ha salido bien, pero qué pasa si llegan mal. ¿Metemos dos más? Otro de los casos que conozco es el de mi cofradía. El Rocío se cargó un trono de Villarreal, diseñado por Casielles, debido a la ampliación. Y por mucho que queramos defenderlo, se ha estropeado el patrimonio de los hermanos. Si ese trono no valía, lo que había que hacer era venderlo como pasó con el antiguo del Nazareno de los Pasos que está en Olvera. O se queda de recuerdo para las generaciones futuras. Y no lo que se ha hecho, cambiando todos los volúmenes", explica.
José Carlos Rojas, teniente hermano mayor de la Cena y capataz del trono del Cristo, echa la vista al pasado y explica que los varales se ampliaron en muchas hermandades debido al bum de los hombres de trono; una época de bonanza en el procesionismo malagueño que se podía apreciar en las dificultades para poder sacar algunas imágenes: "Faltaba sitio. Costaba trabajo entrar porque había mucha demanda", afirma.
Y de aquellos polvos, estos lodos: "Por eso ahora vemos esa desproporción en la longitud de los varales. O incluso en tronos que pudiendo ser de cinco o seis varales, son de ochos. No todos tienen las mismas posibilidades", alega. Apunta a que cada trono responde a unas medidas concretas que en algunos casos han sido alteradas: "En el caso de la Virgen de la Paz, queremos reformarlo para que vuelva a sus volúmenes originales". Opina que uno de los que mejor ha sabido mantener su concepto original ha sido el de Gracia y Esperanza: "Sigue siendo de seis varales, y aun teniendo demanda y llegando algo más justos, han optado por mantener la composición de las andas", incide.
Ante la problemática existente en la Semana Santa malagueña, con dificultades en numerosas corporaciones para repartir todas las túnicas, considera que la solución a largo plazo es "acortar varales": "Hay que volver a las proporciones originales; es algo que va a llegar".
José Antonio Luque añade que, en el pasado, el trono de la Cena ha salido con 180 personas de la Renfe: "Si empiezas a quitar gradualmente cuatro personas al cierre del tallaje, la gente no lo aprecia y vuelves a unas medidas apropiadas. Además, la gente puede trabajar más cómoda. Todos hemos visto la foto antigua del trono de la Virgen del Amparo con apenas tres personas por varal", sostiene. "Pero eso iba a la carrerilla, es incompatible con la forma de llevar los tronos hoy en día", comenta uno de los asistentes de la comida.
Luque considera que en el mundo del varal ocurre algo similar a las oposiciones de la Policía: "Si quieres entrar en el cuerpo, sabes cuáles son los requisitos. Antes se llevaba mucho lo de hartarse de copas antes de sacar un trono. Ahora, con la formación que hay, eres capaz de ir con un grupo de 80 personas, profesionalizadas y centradas. No necesitas más gente. Eso sí, hablamos de hombres de trono preparados, mentalizados, bien fajados… A día de hoy sigo viendo portadores que van con los zapatos con los que se casaron, con suela de cuero, y que dicen que es el zapato de sacar tronos. Si a esa persona la quitas del varal, no estás perdiendo nada. Ahora, el que va detrás sudando, comprometido desde el minuto uno, y cincuenta como ese, están haciendo como el resto. Yo creo que sí hay medio centenar que van a tope para cada cofradía de cada día".
José Carlos Rojas reflexiona sobre la implicación que cada uno tiene dentro de un trono; lo mismo hay gente que lo da todo, que otros que van "a su bola". Lo cierto es que, según reconoce, son necesarios 150 portadores para poder mantener el ritmo y la intensidad a la que acostumbran cada Jueves Santos: "Quizá con los 120 que vienen a los ensayos no sea suficiente, pero con 30 más sí". Llevan más de una década y media perfeccionando la relación entre la música y el acompañamiento de las marchas: "Al principio había gente muy veterana que estaba en contra de todo esto, y luego el Viernes Santo vacilaban de todo lo que habían hecho en la calle", recuerda.