Durante los encuentros de EL ESPAÑOL de Málaga en Taró Restaurante, tres conocedores de las hermandades de la ciudad reflexionaron sobre cuáles han de ser las soluciones que se planteen al futuro de la Semana Santa, qué relación siguen guardando las cofradías con el poder y de qué manera vertebran las subvenciones y el dinero el mundo pasionista.
Jorge Bueno, colaborador de este periódico, hace un llamamiento a la ilusión ante el pesimismo que se respira entre tanto debate y discusión: "Tenemos que empezar a creernos que esto ya está aquí". En apenas unos días comenzarán los traslados; llegarán "de verdad" tras dos años de parón. Defiende que la ciudad lleva varios meses viviendo los preparativos de la Semana Santa para beneficio de los más "fidelizados", pero que aun así la gente sigue yendo a hacerse el capirote el mismo Viernes de Dolores.
Caye Villodres, columnista en este medio, cuenta que hace unas semanas llevaron un camión de vacunación a su facultad (Filosofía y letras) pensando el aquellos que todavía no habían recibido alguna de las dosis: "¿Qué pasaría si se llevara un camión a otro barrios, para poder acercar así las cofradías a esas zonas?". "Es que en Teatinos no saben lo que ocurre en la parte cofrade de la ciudad", responde Jorge.
Unai Pardo Elordi, historiador del arte y cofrade de Estudiantes, subraya que en el Centro de Málaga vive poca gente: "Eso es precisamente una de las cosas que más necesitan las hermandades, personas. Tenemos que descentralizar la Semana Santa de Málaga", propone. Así, ese ambiente podría expandirse por aquellos núcleos poblacionales en los que se concentra gran parte de la población.
El contacto directo sigue siendo una vía fundamental a la hora de llegar a "nuevos públicos". Jorge Bueno considera que los cofrades creen que las redes sociales llegan a todo el mundo, pero "es algo que solo lee" una parte pequeña de la población: "¿Por qué la gente va al Festival de Cine? Porque hay un bombardeo publicitario tremendo. ¿Dónde están los carteles de Semana Santa? ¿Los vamos a poner a falta de quince días? Tenemos que adaptarnos a la ciudad; por poner un ejemplo, sería interesantísimo que la Agrupación participara de alguna manera en el Festival. Quizá con una película o un largometraje relacionado con la Semana Santa, pero huyendo de lo tópico. Hubiera sido la oportunidad de presentar el documental del Centenario en una ceremonia que cumple XXV años".
Uno de esos casos lo encontramos con ¡Dolores, guapa!, de Jesús Pascual, recuerda Caye. Pardo Elordi se pregunta si no sería positivo que las cofradías patrocinaran alguno de los premios que se entregan durante el Festival.
El señor de los anillos
Siguiendo con el debate acerca de las actividades de promoción de la Semana Santa, Jorge Bueno critica que el grueso de esta labor recaiga únicamente en la presentación de un cartel dentro de un "formato privatizado y convertido en un acto" para hermanos mayores y políticos: "Y luego, nos metemos en nuestro hueco a esperar a que llegue el Domingo de Ramos".
En este sentido, Villodres expone que Fitur es el eje vertebrador del calendario de presentaciones, con el objetivo de poder ir a Madrid con el cartel ya descubierto. Allí se produce una tónica curiosa, en la que los medios de Málaga se congregaran en torno al estand de Málaga para hablar de las cosas que pasan en Málaga.
Continuando con el acto de presentación del cartel y los coqueteos políticos - cofrades, Bueno apunta a que existe un paralelismo con El señor de los anillos: "Aquí todos quieren el anillo. Y la forma más fácil de conseguir esos beneficios es siendo hermano mayor de una cofradía. Es algo que te ofrece una doble vertiente: por un lado, estatus, al codear con personalidades de la sociedad; por otro, contactos. Estar ahí te permite acceder a una agenda más amplia".
Unai Pardo Elordi reflexiona sobre si estos puestos ofrecen poder o simplemente reconocimiento: "Puedes ser un triunfador en tu vida, y lo único que quieres es ese agradecimiento y distinción".
"¿Pero el poder de las cofradías es tan relevante cómo parece o está sobredimensionado? Por poner sobre la mesa un ejemplo, hemos obligado a tapar una calle en obras como Carretería para que pudieran pasar los tronos", comenta el moderador de la tertulia.
A colación de este último caso, Jorge Bueno subraya que esta intervención no se debe tanto al poder sino que al Ayuntamiento no le interesa que pueda haber un problema grande al tener cortada la vía. Además, cabe señalar que se trata de una arteria clave para que las clases populares puedan disfrutar de las procesiones: "No nos olvidemos que, en un futuro, este entorno será muy importante para restaurantes y terrazas".
Unai apunta a que la Semana Santa es una faceta de la ciudad, y por su trascendencia quizá no sea una más entre las otras muchas fiestas que se celebran. "¿Pero tenemos realmente el poder que pensamos que tenemos? Cualquier asociación de vecinos o entidad que aglutine gente tiene capacidad de influir. Creo que en algunos aspectos se nos tiene menos en cuenta", responde Jorge Bueno.
Subvenciones y ayudas
De un tiempo a esta parte, las subvenciones que el Ayuntamiento de Málaga destina a las cofradías han dejado de estar sujetas al criterio de un político, para depender de unos cauces recogidos y establecidos de antemano. Pero esta no es la única fuente externa de ingresos de las hermandades; también hay que sumar el dinero recaudado de la venta de abonos que la Agrupación reparte entre las cofradías integrantes: "¿Cuántas corporaciones soñaron con agruparse para poder acceder a esa subvención, o que sobreviven con esa partida?", reflexiona Unai.
Caye Villodres asegura que estas debilidades y discusiones generan cierto ruido que acaban llegando a gente que no es cofrade: "Se airea todo y se da una mala imagen al resto de la sociedad. Ponte en la mente de esa persona a la que no le gusta la Semana Santa, pero por cualquier motivo baja a ver una procesión. Si se encuentra algo bien formado, con enseres de gran calidad, y un proyecto caritativo fuerte, quizá entienda que se destine una parte de sus impuestos. Pero si lo que ve es algo mediocre…".
La llegada de la pandemia cambió por completo la manera en la que las corporaciones malagueñas habían gestionado sus números. Los números anuales dejaron de contar con la partida fija que recibían cada año procedente de la propia salida procesional. Esta transformación ha provocado que la realidad vigente sea distinta. Jorge Bueno apunta a que esa diferencia "ya se está notando": "Las cofradías se han acostumbrado a un sueldo fijo, pero con el virus esto ya no es igual".