La Virgen de la Esperanza ha sido la protagonista del cartel de la Semana Santa de Málaga de este año. En la obra realizada por Fernando Prini Betés, la titular mariana de la Archicofradía aparece representada a través de una antigua estampa fotográfica tomada en la década de los años 20 del siglo pasado. Por este mismo motivo, la Virgen evoca la estética antigua que se recrea para el traslado del próximo viernes 1 de abril.
Así, se recupera el ornamento que antaño llevaba la imagen de la Archicofradía. El clásico pecherín que caracteriza la vestimenta de las Vírgenes, compuesto por encajes, ha sido sustituido por una pieza de tisú, bordada en oro, realizada por los talleres de Salvador Oliver con confeccionado y patronaje del modisto malagueño Paco Ruiz. De igual modo, se completa el ornamento a base de joyas. Gran parte de las piezas que se pueden ver son las mismas que aparecen en la histórica estampa.
Este hecho se debe a que la mayoría de ellas estaban custodiadas por la camarera, quien se encargaba de guardar el tesoro de la Virgen de Semana Santa en Semana Santa. Recobrando antiguos hábitos, la corona también presenta un cambio significativo, y es que ha sido enriquecida con perlas y otras joyas. Se trata de una tradición que también estuvo vigente en la hermandad durante aquellos años. Ante la falta de piezas de orfebrería de gran calidad, el albacea general recurría a estos elementos, como collares o alhajas, para dotar a la presea de más valor.
Para el momento, luce la corona de Strachan, fechada en 1980. En cuanto al resto del atavío, porta el manto de la señora Almendro, ejecutado con piezas de bordado del antiguo manto. La saya, en tisú bordada en oro, es la tradicional pieza que vistió la Virgen hasta 1968 y que ha sido restaurada para la ocasión. El traslado de los sagrados titulares a la casa hermandad tendrá lugar el próximo viernes, 1 de abril, después de la misa de 20:15.
"No puede ser más mía"
Durante la presentación de la obra, Fernando Prini expresó que su objetivo ha sido representar la ausencia de la realidad cofrade "en estos tiempos complicados que estamos (Ella lo quiera) terminando de vivir": "El aferrarse a una estampa en una cartera, a una imagen en una pantalla, a una virtualidad, y no poder sentir directamente tantas vivencias cofrades que perdimos", remarcó.
"Muchos me preguntan si he sido fiel a mí mismo. Y… qué queréis que os diga: no puede ser más mía esta Virgen, la Virgen de mis padres, la Virgen que siempre vi en mi hogar. Ella ha estado presente durante todos los días de mi niñez. Lo mismo que la figura de mis progenitores lo es ahora. Ita y Félix, estoy seguro, sonríen ahora mismo de orgullo y amor, ante la presencia celeste de esta misma imagen. Gracias a mi padre hoy estoy aquí, y no lo digo a nivel biológico, que también, sino porque él me inculcó la semilla del buen cofrade. En unos tiempos que no eran fáciles y que poco tienen que ver con los actuales. A él, a ellos, dedico esta obra", subrayó.