Este lunes, una leyenda pisará por primera vez el césped de La Rosaleda con la camiseta del Málaga CF. Es Rubén Castro, la bandera del proyecto malaguista con aspiraciones de volver a Primera División. Cuando vaya a empezar el partido, el delantero canario estará en el mismo escenario donde empezó a forjar su leyenda hace veintiún años, contra el equipo que lo vio nacer.
Fue un 25 de febrero de 2001 cuando Rubén Castro debutó con la UD Las Palmas en Primera División. Y lo hizo en el estadio de La Rosaleda, cuando ingresó el césped en el minuto 89 de un partido que el Málaga ganaría por 2-1 con goles de Dely Valdés y Txomin Larrainzar, que remontaron el gol de Jarni para los canarios, dirigidos por el croata Sergio Krešić, que fue quien le dio la alternativa a Castro, que sustituyó a Guayre.
Castro se enfrentó en esos pocos minutos al hoy segundo entrenador del Málaga CF, Bravo, central y capitán del aquel equipo.
No volvería a pisar La Rosaleda hasta tres temporadas más tardes. Era una tarde lluviosa del mes de octubre de 2003. La categoría era Segunda División y el rival el Málaga B. Ese día, sobre el césped estaba Manolo Gaspar y en el banquillo local, como pasará este lunes, Antonio Tapia. A los dos minutos, Rubén Castro adelantaba a Las Palmas con el que sería el 0-1 definitivo. Esa temporada la cerraría como Pichichi con 22 goles a pesar de que su equipo se fue a Segunda B.
Hasta la 2011-12 no volvió Rubén Castro a jugar en La Rosaleda. Lo hizo vestido de verdiblanco y marcando un gol en la victoria del Betis 0-2. En la 2015-2016 volvió a darle la victoria al Betis con un gol que valió el 0-1 definitivo.
En 2019, de nuevo con la camiseta de Las Palmas y en Segunda División, como si no hubiera pasado el tiempo, Castro volvía a vacunar al Málaga en La Rosaleda. Con vaselina muy lejana y tras una asistencia de Pedri, que jugaba su segundo partido como profesional, Castro pondría el 0-1 en el marcador, igualado más tarde por Adrián González.
Unos goles, los del canario en La Rosaleda, que la afición hubiese preferido no haber visto. Ahora, con 41 años, más de dos décadas después de verlo por primera vez de corto en el fútbol profesional vestido de amarillo, está ansiosa por cantar los goles del 24.