El precio de la vivienda en Málaga está por las nubes y el aumento de la renta de las familias no va, ni de lejos, acorde a esa subida, por lo que está habiendo un claro desajuste que perjudica especialmente a las clases medias y bajas, cuyo acceso a un inmueble está ciertamente difícil. Se ve en la calle y lo corroboran los datos. El precio de la vivienda ha crecido tres veces más que la renta familiar neta disponible en la última década.
Así se refleja en el informe Agenda Urbana. Indicadores 2022 que ha publicado esta semana el Observatorio de Medio Ambiente Urbano (OMAU), un estudio que ratifica la tendencia alcista que ya se expone mensualmente desde plataformas inmobiliarias o desde otras administraciones, aunque suele haber variaciones de precios.
Desde el OMAU indican que la renta familiar neta disponible anual en 2012 en Málaga era de 12.446 euros. En 2021 -no hay aún datos de 2002- ascendía a 15.078 euros. Ha habido un incremento, por tanto, de 2.632 euros en diez años, lo que representa un aumento del 21%.
En el caso de la vivienda, el metro cuadrado en Málaga en 2012 estaba en 2.184 euros y en 2022 se elevó hasta los 3.763 euros. El OMAU establece una superficie media de 100 metros cuadrados, por lo que para comprar un piso hace una década eran necesarios 218.400 euros y para hacerlo ahora hay que desembolsar 376.300 euros. El incremento ha sido de 157.900 euros en solo 10 años, un 72%.
El precio es siempre una cuestión de oferta y demanda, salvo burbujas como la ocurrida al principio de siglo. En 2006, por ejemplo, también se superaron los 3.000 euros por metro cuadrado y la renta familiar neta era más baja que la actual con apenas 11.856 euros. Los bancos tenían todas las puertas abiertas, dieron créditos sin ton ni son y luego vino la crisis financiera, las ayudas públicas milmillonarias para rescatar entidades de crédito, el aumento del paro, familias que no podían hacer frente a las hipotecas y los embargos.
Ahora la situación es distinta. Sí hay gente que puede pagar esos 3.700 euros por metro cuadrado, pero no suele ser el malagueño de a pie sino inversores que están comprando inmuebles para alquilarlos a particulares o a turistas, y profesionales que tienen buenos sueldos y que han llegado a la capital a trabajar en grandes empresas. También hay malagueños con salarios altos que están vendiendo sus pisos y comprando otros, la reposición de toda la vida, pero los que parten de cero como los jóvenes ven prácticamente imposible acceder a un inmueble en propiedad e incluso en alquiler si no es compartiéndolo con varias personas.