Cuando se piensa en Málaga en un experto en inversiones y asesoramiento financiero una de las primeras personas que vienen a la mente es Rafael Romero, ya que lleva casi 40 años trabajando en el sector. Fue director de Inversiones de la Banca Privada de Unicaja Banco, responsable del negocio de Banca Privada de Credit Lyonnais España y de Caja Duero, y actualmente es director de Abante en Málaga.
Abante gestiona y asesora más de 11.000 millones de euros, tiene más de 11.300 clientes y un equipo de casi 300 profesionales, en nueve oficinas: Madrid, Barcelona, Bilbao, Logroño, Pamplona, Zaragoza, Valladolid, Sevilla y Málaga. Romero nos recibe precisamente en la sede de Málaga, ubicada en la calle Larios.
¿Se preocupa mucho el malagueño por invertir?
Málaga es una ciudad a la que le falta educación financiera en el ámbito de las inversiones. No ha habido una mentalidad de construir un bolsillo financiero. Nosotros hablamos de tres bolsillos: el bolsillo patrimonial o inmobiliario, el bolsillo corporativo si eres el dueño de una empresa, y luego un bolsillo financiero, que es un ahorro financiero que se puede gestionar más eficientemente a largo plazo en fondos de inversión, en fondos de pensiones, etcétera.
Aquí la gente cuando tiene dinero prefiere comprar una casa.
Compra casas o tiene un depósito bancario. Es verdad que en los últimos meses, ante la subida de los tipos de interés, muchos ahorradores en depósitos bancarios se están desplazando hacia productos de inversión. ¿Qué ha pasado en los últimos años? Que la llegada de perfiles directivos, con mayor conocimiento o experiencia inversora, está favoreciendo que haya mucho más dinamismo. Se está hablando de fusiones o adquisiciones permanentemente, de compra venta de empresas, traslado de dinero financiero- bancario hacia productos de inversión. Nosotros lo que sí que estamos notando y hablamos mucho de ello, es que las personas tienen que tener una mentalidad de largo plazo porque vamos a vivir muchos más años. Hay que buscar una mayor resiliencia financiera y hay que planificar las finanzas de cara al futuro.
¿Es un buen momento para invertir?
Decía un famoso inversor que el mejor momento para invertir es cuando tengas dinero y el mejor momento para vender es cuando lo necesites. Hay que tener un bolsillo financiero que me dé resiliencia ante cualquier adversidad. Es decir, la gente tiene que pensar que a lo mejor me quedo en paro, que puedo tener un problema económico, se me rompe el coche, lo que sea. Hay que tener una liquidez disponible, pero esa liquidez hay que ponerla a trabajar y si lo haces a largo plazo la estadística muestra que te da una rentabilidad por encima de la inflación.
La Bolsa a largo plazo está expuesta siempre al ciclo económico global. España, al margen de las tensiones políticas, va bien, aupada por los servicios y el turismo. Esto puede cambiar mañana, pero en líneas generales las Bolsas van en función del crecimiento económico y el crecimiento económico está definido por factores demográficos, tecnológicos, etcétera. La tecnología está permitiendo aumentar la productividad, reducir los costes y la inteligencia artificial va a facilitar en todo tipo de industrias una mejor experiencia de servicio a los clientes.
Por otro lado, el envejecimiento de la población es cada vez mayor en sitios como Europa y eso genera nuevas necesidades en las que se puede invertir. En los mercados emergentes hay nuevas clases medias que compran productos de las grandes compañías globales americanas o europeas. Crece China, India… Por otro lado están llegando muchas inversiones para luchar contra el cambio climático. Todo son oportunidades de seguir creciendo. Las Bolsas globales, de media, van a tener un buen comportamiento a largo plazo.
Y a corto plazo ¿en que invertiría su dinero?
Nadie sabe qué va a pasar en el corto plazo. Apostar al corto plazo es mucho más arriesgado. Cuando compras una cosa que ha subido mucho muy recientemente, tu probabilidad de que si te equivocas tengas una gran caída es alta. Sí creo que la inversión en compañías grandes tecnológicas mundiales puede tener éxito a largo plazo.
Lo ideal es siempre comprar barato.
Si tienes menos de 50 años deberías tener un ahorro financiero porque puede que vivas 85 años o más, porque la pensión puede ser más pequeña, porque probablemente necesites mandar a tu hijo a estudiar un segundo máster, o porque a lo mejor pierdes tu puesto de trabajo con 55 años. Como hemos comentado, hay que construir un bolsillo financiero y ponerlo a trabajar.
Para ello tiene que sobrar algo del sueldo mensual.
Se puede entrar en cualquier fondo de inversión desde 15 o 20 euros. La gran ventaja de los fondos de inversión es que pones a trabajar tu dinero en cualquier parte del mundo con gestores profesionales a un coste muy pequeño, ya que habitualmente es un punto y medio o dos puntos al año de comisión de gestión. Y cuando te jubiles dentro de 30 años tienes ahí un dinero.
Recuerdo que le entrevisté hace años y me comentó que el inversor malagueño era conservador, que le gustaba poco arriesgar su dinero. ¿Sigue así?
Es algo que está estudiado, pero no solo para el inversor malagueño sino en general. Tenemos una parte emocional y una parte racional de nuestro cerebro en el proceso de toma de decisiones que nos lleva a ser mucho más aversos al riesgo de lo necesario. Cuando piensas racionalmente que una inversión a largo plazo te da un retorno más alto, deberíamos tener un mayor porcentaje de inversión en riesgo. Pero en general la gente es opuesta al riesgo. En Málaga es algo más incluso, en mi opinión, porque el nivel de experiencia inversora en activos financieros es menor y el nivel de educación financiera. El Banco España, la CNMV, la propia Unicaja están trabajando mucho en esa educación financiera para que la gente entienda las oportunidades que surgen. En Málaga especialmente ha habido un volumen muy grande de personas con una capacidad de ahorro grande que se han ido a depósitos bancarios o al sector inmobiliario. El inmobiliario ha dado grandes rentabilidades, pero también es verdad que hay que pensar en la resiliencia financiera. Por tanto, sí se es averso al riesgo y no se hace planificación financiera porque hay falta de educación financiera. Probablemente las entidades financieras hace años no actuaron con la diligencia adecuada para que sus clientes tuvieran la confianza suficiente en los asesores.
Con la crisis financiera que hubo y la que lió la banca como para fiarse.
Eso todavía está pesando en el ánimo de los inversores. Parece que hay una falta de confianza y esperan tener ellos el conocimiento suficiente para tomar ellos sus propias decisiones. Y eso les lleva a no tomar buenas decisiones o a tomar las más sencillas, que son un depósito bancario o comprarse un piso.
Lleva usted trabajando en este sector desde 1985. ¿Tiene aún temor de guiar las inversiones con el dinero de otros?
Bueno. Lo que tienen que entender los lectores es que los asesores financieros no solemos gestionar el dinero de sus clientes. Tenemos todos equipos de especialistas y diversificamos en multitud de gestoras internacionales en las que depositamos el dinero de los clientes. Delegamos la gestión de la mayor parte de las inversiones en los mejores especialistas. O sea, nos hemos convertido prácticamente todas las entidades financieras de asesoramiento y gestión patrimonial en asesores de las personas y la gestión del dinero la hacemos con gestoras internacionales.
Pero si el cliente pierde dinero, le busca a usted, no a la gestora.
El cliente cuando pierde dinero nos busca a nosotros. Pero si has hecho una buena planificación y has explicado bien las cosas se puede entender. Lo que se necesita es simplemente tiempo como inversor, pasar cierta travesía. Yo siempre digo que esto es un camino que hay que hacerlo acompañado. No es una línea recta. Es un camino en el que hay que hacer una planificación previa para saber dónde quieres llegar.
¿Cuál ha sido su momento más exitoso como asesor de inversiones?
He ganado en mi trayectoria como gestor de carteras cuatro veces unos premios muy exitosos y me siento orgulloso. Pero, realmente, y lo digo de verdad, con el corazón, mi mayor éxito profesional es que Abante me quiso incorporar en Málaga y me ha dado la oportunidad de estar más en la calle, porque yo era un gestor con tres pantallas. Me gusta ayudar a la gente y para mí el éxito es tener la oportunidad de hacerlo.
¿Teme que la inteligencia artificial pueda sustituir a los asesores financieros o los brokers?
Toda la industria está estudiando cómo va a afectar la inteligencia artificial a su negocio. Va a facilitar la construcción de carteras y seguimientos de una forma mucho más eficiente y va a facilitar a las entidades un mejor asesoramiento, un mejor seguimiento y una mayor facilidad de dar una experiencia de servicio mejor. A largo plazo, probablemente, creo que va a llevar a que las habilidades de los asesores financieros estén más orientadas a las personas, a la gestión de las dificultades, aspectos más emocionales, a las habilidades blandas. Creo que por ahí va el futuro de casi todo tipo de servicios profesionales. Para los asesores financieros, el futuro de la inteligencia artificial es quitarle todo el ruido de la gestión del riesgo y tener más tiempo para centrarse en el asesoramiento y acompañamiento de las personas.
¿Puede generar despidos en el sector?
Yo creo que no, porque en el mundo del asesoramiento en España hay muchísimo camino por recorrer. Hay un porcentaje muy pequeño del ahorro financiero de las familias depositados en productos financieros. El negocio de asesoramiento financiero y de banca patrimonial tiene ahora mismo un futuro impresionante en este país.
Estábamos hablando antes de la vivienda. ¿Es preocupante que la clase media tenga casi imposible alquilar o comprar una vivienda en Málaga en estos momentos por su alto precio?
El éxito de una ciudad tiene también estos efectos. No puede ser todo bueno, bonito y barato. No pasa en Madrid, en Barcelona o en París. Probablemente nuestros hijos y las clases medias que no hayan comprado una vivienda anteriormente tendrán que irse algo más lejos del centro de la ciudad. El éxito de la ciudad a largo plazo puede ser precario si no se resuelve el tema de la vivienda y el tema de vivienda no se resuelve en el corto plazo. Hay que poner mucha vivienda en alquiler o en propiedad. Pero, en todo caso, vamos a un mundo a largo plazo donde las personas jóvenes van a tender a no comprar como comprábamos antes. La movilidad laboral viene para quedarse en las generaciones más jóvenes y no se sabe dónde se va a vivir en el futuro. Hay que promover más vivienda en alquiler con facilidades para las clases medias porque si no tendremos problemas.
Si Málaga sigue teniendo éxito económico, no va a tener una solución fácil para la vivienda como no la tienen las grandes ciudades de España. Hay que trabajar en impulsar el área metropolitana, que tengamos buenas infraestructuras de transporte. Falta transporte, sobre todo, tren hacia la costa, hacia Vélez Málaga y hacia el interior. Sueño con una gran metrópoli malagueña, como pasa en Barcelona y en Madrid, donde están todos conectados. Es decir, uno vive en Málaga pero cuando dice Málaga puede ser Benalmádena o Alhaurín de la Torre.
Habla usted del éxito económico. Los economistas malagueños han presentado recientemente su barómetro y son muy optimistas, hasta el punto de que Málaga es casi un oasis.
La economía malagueña va a crecer más que el resto de Andalucía y de España. Lo que pasa es que es por el apoyo del sector turístico. No hay que olvidar que hay que seguir generando actividad en otros sectores. Málaga ya tiene una marca propia muy potente, que tiene Barcelona o tiene Madrid, que está irradiando inversión, que irradia gente que viene a trabajar, y eso no se va a venir abajo. Si se siguen haciendo las cosas bien podemos tener una ciudad espectacular en los próximos años.