Luchar contra la despoblación rural y fomentar la vida en los municipios del interior. Con ese objetivo nació el proyecto Metapueblos en 2023, una iniciativa de la Diputación de Málaga para fomentar el empleo y el emprendimiento más allá de la ciudad. Ahora tiene nombres propios: se han formado 21 personas, menores de 45 años, seleccionadas entre más de un centenar de solicitudes. La mitad de ellos han conseguido establecer su vida en esos nuevos lugares, municipios de la Serranía de Ronda y la Axarquía.
El programa se ha desarrollado desde septiembre de 2023 hasta el pasado mes de mayo en torno a cuatro ejes de economías emergentes en los pueblos: agroecología, bioconstrucción, economía sénior y energías renovables, mediante formación, inmersión rural y prácticas en empresas.
Han sido en total 10 empresas y 8 ayuntamientos de la Serranía de Ronda y Axarquía (comarcas más amenazadas por la despoblación), los que se han implicado en la primera edición de este proyecto.
Los participantes han recibido dos semanas de formación teórica (en La Noria Málaga y en el Nodo de Benarrabá), con el apoyo de cuatro mentores y un elenco de expertos para facilitarles la inmersión en el mundo rural.
Se han completado cinco meses y medio de prácticas en empresas y ayuntamientos. En esta experiencia "pionera" en España han participado 11 mujeres y 10 hombres, con una media de edad que supera los 33 años.
El 80% de ellos son españoles y el 20% restante son extranjeros residentes en Málaga. Un total de doce participantes han realizado prácticas en empresas y ayuntamientos de pueblos de la Serranía de Ronda y los nueve restantes, en municipios de la Axarquía.
Los participantes
Antonio Valle, 40 años: vive en Canillas de Aceituno
Antonio Valle nació en Elda (Alicante) y cuenta con formación en electromecánica. Músico, compositor y artista, es uno de los participantes del proyecto que ha decidido cambiar de vida: se ha quedado a vivir en Canillas de Aceituno con su pareja y su hijo. "Con la mente abierta y el corazón entusiasmado, mi familia y yo nos embarcamos en esta aventura de cambiar de domicilio. Hemos viajado mucho y nos encantan las zonas rurales y la vida en comunidad", asegura.
A raíz de sus prácticas en el Ayuntamiento de Canillas de Aceituno, dentro del eje de economía sénior, ha creado una asociación llamada Metainnova Rural, en proceso de alta en el registro de sociedades, junto con dos participantes más de Metapueblos, Estefanía Fernández y Cristina Márquez. "Queremos actuar como agentes de cambio y promotores de impacto positivo en nuestra comunidad, para seguir promoviendo la adaptación de los municipios y ofrecer soluciones", explica.
Valle, de 40 años, conoció el proyecto por un anuncio en internet. "Vi una oportunidad y un paso más para seguir aprendiendo e involucrándome en proyectos sociales", señala. En concreto, sus prácticas consistieron en un análisis detallado de la economía local de cada municipio, examinando los desafíos estructurales, las oportunidades de desarrollo económico, la sostenibilidad y la mejora de la calidad de vida.
"Para mí, el tema de la economía sénior era algo nuevo y fue todo un reto asumir el rol de repobladores e implementar un enfoque de economía sénior. Ha sido una experiencia realmente gratificante", subraya.
Juan Flor, 43 años: vive en Alcaucín
Juan Flor nació en Villena (Alicante), es interiorista y reside en Alcaucín desde hace 14 años. Su historia en Málaga comenzó en 2010, cuando comenzó a estudiar antropología. Una vez finalizados sus estudios, se dedicó a diversos trabajos según las oportunidades que surgían: trabajó en una envasadora en Vélez, en hostelería como recepcionista, y comenzó a prepararse para las oposiciones de profesor de historia y filosofía. En 2023 se presentó a las oposiciones, pero no logró superarlas.
"Descubrí una pasión por los oficios que están desapareciendo, las técnicas antiguas y los materiales tradicionales", explica Flor, de 43 años, que no dudó en inscribirse en Metapueblos en la rama de bioconstrucción.
Hizo prácticas en el Estudio Beam, dedicado a la arquitectura y el diseño. "Ha sido una experiencia muy bonita, he conocido a mucha gente y he tenido mucha suerte con mis mentores, Jesús y María José", detalla, y explica que han creado una marca dedicada a formar a profesionales en antiguas técnicas de construcción, llamada Alqatifa.
Actualmente, ha emprendido como autónomo dando cursos de formación en bioconstrucción.
Osmileidys Luna Ribiaux, 39 años: vive en Almáchar
Osmileidys Luna Ribiaux nació en La Habana (Cuba) y reside en España desde 2017. Durante un tiempo residió en Torrox Costa, y actualmente vive en Almáchar. Trabaja en la empresa donde realizó sus prácticas en Metapueblos en el eje de agroecología. "La experiencia ha sido muy bonita, fue algo nuevo", cuenta.
La empresa en la que trabaja es BioAlgarrobo, donde se dedica al envasado de todo tipo de frutas. Anteriormente, ha trabajado en el campo, en hostelería y ha sido pescadera. "Estoy muy agradecida por la oportunidad, hemos tenido estupendos tutores", relata.
Tras su experiencia, recomienda este proyecto más allá de la parte meramente formativa: "Aprendes muchas cosas que te ayudan mucho, también trabajamos la parte emocional", explica.
Rodery Emily Ranjel, 45 años: vive en Cartaojal (Antequera)
Rodery Emily Ranjel nació en San Cristóbal, del estado de Táchira (Venezuela). Hace dos años abandonó su país "por la situación que hay" y decidió venir a España. A sus 45 años, ha tenido que reinventarse profesionalmente con la ayuda de Metapueblos.
En Venezuela era ingeniero, y tras su llegada a Málaga las trabajadoras sociales de La Noria le hablaron de este proyecto. No tenía nociones previas sobre instalaciones fotovoltaicas. "Cuando me seleccionaron para el eje de energías renovables, fue una gran satisfacción, porque era un resurgir", cuenta.
Rodery hizo las prácticas en la empresa Instalaciones Benarrabá y residió en Benarrabá durante varios meses, junto a la formación previa en La Noria. "La experiencia fue transformadora, ya que me brindó la oportunidad de recibir formación remunerada, alojamiento y, sobre todo, una perspectiva de esperanza y progreso", relata.
Tras sus prácticas, se le ha gestionado la incorporación al trabajo en una empresa dedicada a la creación de instalaciones fotovoltaicas en un proyecto que se está desarrollando en la pedanía de Cartaojal, por lo que ahora reside en Antequera. "Aunque fue difícil dejar mi país, esta experiencia ha sido un camino hacia un futuro más prometedor. Lo recomiendo plenamente", afirma.