Así se fraguó la llegada del Imec a Málaga: todo arrancó en una cena en el Refectorium
Han sido dos años de reuniones discretas que se intensificaron en 2023, cuando la consejera Carolina España y representantes del Gobierno mostraron claramente su apoyo a los directivos del centro tecnológico.
31 enero, 2024 05:00Noticias relacionadas
El Imec está en Bélgica y es el centro más importante del mundo en investigación, diseño y fabricación de semiconductores y microelectrónica. Sus gestores decidieron abrir un segundo centro y la competencia internacional era enorme, pero la ciudad elegida ha sido Málaga. Eso supondrá un paso de gigante para la Málaga tecnológica, un nuevo hito en el Málaga Tech Park y la creación de 450 empleos de alta cualificación. Y todo empezó hace dos años con una cena entre amigos en el Refectorium, uno de los restaurantes más conocidos de la capital malagueña.
Se acababa de crear el Instituto Ricardo Valle de Innovación (Innova IRV) y quedaron a cenar su presidente, Ezequiel Navarro; su CTO y experto en Microelectrónica, Mario Nemirovsky y un amigo malagueño que trabajaba en el Imec. Hablaron de la Málaga tecnológica, de los objetivos del Innova IRV y, como no, de la posibilidad de que Imec se implantara en Málaga. Parecía algo prácticamente imposible de conseguir ya que solo cuentan con un centro en Lovaina, pero se puso la semilla.
En el Imec se tomaron la idea en serio y hubo una serie de conversaciones a lo largo del año, aunque hacía falta el apoyo de todas las instituciones españolas porque se trata de un mega proyecto de interés nacional que va a requerir una inversión multimillonaria. De hecho, el nuevo centro que se va a construir en el parque tecnológico de Málaga ocupará 46.000 metros cuadrados.
Se empezó a poner todo negro sobre blanco en enero de 2023, cuando Jaime Martorell, comisionado del Perte Chip, viaja a Málaga y tiene una reunión en el Málaga Tech Park para conocer el ecosistema de innovación malagueño y las relaciones que se habían iniciado con el Imec. Desde Innova IRV ya se había hablado con la Junta de Andalucía, cuya consejera de Economía, Hacienda y Fondos Europeos, Carolina España, es presidenta del Málaga Tech Park, para presentarle la propuesta y España lo vio como una gran oportunidad, hasta el punto que su departamento se puso manos a la obra desde ese mismo momento.
La Junta de Andalucía, el Málaga Tech Park y los dirigentes del Imec empezaron a intercambiar información y uno de los momentos más importantes se produce los días 22 y 23 de mayo del año pasado, cuando cinco miembros del comité de dirección del Imec visitan el parque tecnológico de Málaga. Carolina España, entre otras autoridades, se reúne con ellos y les dice que Andalucía quiere que el Imec venga a Málaga, que hay una predisposición total por parte del gobierno autonómico y que pondrán los recursos económicos y logísticos que sean necesarios.
Los directivos del Imec, lógicamente, aún no habían tomado una decisión, pero la Junta de Andalucía y el Málaga Tech Park se fueron anticipando por si llegaba el ansiado sí. Reservaron seis parcelas en la primera fase de la ampliación en el parque tecnológico para poder hacer frente a la demanda del Imec, que solicitaba un espacio con una edificabilidad de entre 30.000 y 35.000 metros cuadrados. Por espacio no iba a ser. España y Felipe Romera, director general del Málaga Tech Park, le reservaron una parcela de 46.000 metros cuadrados con una edificabilidad de 32.000 metros cuadrados.
El siguiente gran paso se dio en septiembre. Andalucía se convirtió en miembro fundador de la Alianza de Regiones Europeas de Semiconductores y un grupo de representantes de la Junta de Andalucía, el Ayuntamiento de Málaga y un grupo técnico viajaron hasta Lovaina para devolver la visita y apuntalar más la relación.
El Imec tenía el apoyo claro y firme de la Junta de Andalucía, el Gobierno central y el Ayuntamiento de Málaga. Además sabía que disponía de una parcela de 46.000 metros cuadrados en el parque tecnológico. Pero tenía que hacer cuentas y a mediados de septiembre de 2023 encargó un informe de viabilidad a una consultora internacional.
Mientras se hacía ese informe, directivos del Imec viajaron de nuevo a Málaga los días 3 y 4 de octubre para reunirse con representantes del Gobierno central, la Consejería de Economía de la Junta y Málaga Tech Park. Entre medias, había habido numerosas reuniones on line entre la Junta de Andalucía y el Gobierno, que aparcaron sus diferencias políticas en pro de un buen proyecto para España y Andalucía.
En noviembre Imec presentó el diseño conceptual del que se llamaría Imec Fab5, pero el gran salto se produce en diciembre cuando el informe de la consultora da el visto bueno al proyecto. En ese estudio de viabilidad se confirma la idoneidad del emplazamiento y da detalles sobre la construcción, el impacto ambiental, el presupuesto y un cronograma.
Todo estaba hecho. Solo faltaba que se anunciara oficialmente y así lo hizo este lunes, 29 de enero, por la tarde el ministro para la Transformación Pública y de la Función Pública, José Luis Escrivá. Acto seguido hablaron el presidente de la Junta de Andalucía, Juan Manuel Moreno, y la consejera Carolina España.
"La llegada del Imec a España y a Málaga tendrá un impacto altamente significativo en el ecosistema de innovación de nuestro país y nuestra Comunidad Autónoma. Su presencia en Málaga facilitará la transferencia de conocimiento y tecnología de vanguardia en el campo de los semiconductores, fomentará la colaboración con empresas y startups locales, impulsando la innovación y el emprendimiento de nuestro país e impulsará decisivamente la formación y la investigación en el campo de los semiconductores", dijo la consejera con una amplia satisfacción dibujada en el rostro.
El corazón del centro en Málaga será la conocida como sala limpia, que contará con 2.000 metros cuadrados en una primera fase y 4.000 metros cuadrados en una segunda. Alrededor de esa sala limpia se ubicarán las infraestructuras de apoyo y un centro de I+D+i para el personal investigador y de gestión.
La llegada del Imec a Málaga es un éxito sin paliativos para Málaga, Andalucía y España y, en plena crispación política, supone un soplo de aire fresco comprobar que los dirigentes de las distintas administraciones, aunque sean de partidos distintos, pueden trabajar juntos en una misma dirección buscando el bien común.
Ha sido un año de negociaciones, pero todo se ha llevado con la más absoluta discreción para evitar interferencias que pudieran arruinar el proyecto. Ahora queda cerrar unos flecos, obtener las licencias oportunas y empezar a construir el edificio para que Málaga puede decir que alberga una de las dos sedes mundiales del mayor centro de diseño, fabricación e investigación de semiconductores y microelectrónica. Algo que no es baladí teniendo en cuenta que desde los coches hasta los teléfonos móviles, pasando por cualquier aparato eléctrico, utiliza estos componentes.