Juan Martínez Barea es el fundador de Universal DX, la empresa andaluza que ha captado más inversión en deep tech.

Juan Martínez Barea es el fundador de Universal DX, la empresa andaluza que ha captado más inversión en deep tech.

Tecnología

Así está la inversión en España y Andalucía en 'deep tech': es la tecnología más innovadora y vamos lentos

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Ser un país avanzado en deep tech es sinónimo de ser un país puntero. Estados Unidos, China, Reino Unido, Francia o Alemania están peleando a muerte en esa batalla por la innovación y España, aunque intenta hacer sus pinitos, se está quedando atrás. 

Los datos son evidentes. España fue en 2023 el octavo país de Europa en volumen de inversiones en deep tech con 506 millones de euros. En Reino Unido fueron 3.900 millones, en Francia 2.900 millones o en Alemania 2.200 millones. España capta ocho veces menos inversión que Reino Unido en un solo año. 

Así se indica en el Informe Deep Tech en España elaborado por el experto Faÿçal Hafied y que ha sido adelantado a EL ESPAÑOL de Málaga ya que se publica esta semana. Hafied es uno de los mayores investigadores en esta materia.

De hecho, en 2022 hizo el estudio Estrategia Nacional de Deep Tech para España. Esta actualización ha supuesto 18 meses de trabajo y numerosas entrevistas con emprendedores, inversores y responsables públicos, entre otros. 

¿Qué es la 'deep tech'?

Antes que nada, es conveniente explicar qué es la deep tech. Es aquella tecnología muy innovadora que puede revolucionar el mundo o quedarse en nada. Son experimentos llevados a cabo por los departamentos de I+D de las empresas y centros de investigación universitarios o de otra índole. 

Al ser algo que puede funcionar o no tiene dos frenos importantes, lo que se conoce como barreras de entrada o fallas de mercado. El primero, lógicamente, es que requiere una gran inversión y, al desconocer si va a ser exitoso o no, es difícil captar inversores privados. El segundo es que suele tener altos índices de fracaso. Eso sí, como uno triunfe puede ser un negocio de miles de millones de euros. 

"Por estas razones, la intervención correctiva del Estado es crucial para financiar la deep tech y apoyar a los inversores privados", explica Hafied a este diario. 

En otros países, el Estado está apostando fuerte por la deep tech con fondos públicos. En Estados Unidos tienen los planes CHIPS and Science Act e Inflation Reduction Act; en China el Made in China 2025; en Francia lanzaron en 2019 el Plan Deep Tech; en Reino Unido crearon la Agencia de Investigación en Tecnologías Disruptivas (ARIA) y el Breakthrough Innovation Fund; y en Alemania han puesto 1.000 millones de euros en el fondo de inversión público Deep Tech and Climate Fund. 

¿Y en España? La ministra de Ciencia, Diana Morant, anunció en enero de 2024 una Estrategia Nacional de Deep Tech pero, casi año después, se desconoce su contenido

Crece en España, pero a ritmo lento

El ecosistema deep tech español es pequeño, pero va creciendo. Según este último informe elaborado por Hafied, ha crecido un 46% entre 2022 y 2023. Las inversiones que se han realizado son, además, de mayor calado ya que el 64% del capital total asignado a deep tech se concentró en operaciones superiores a los 10 millones de euros. 

Otros dos aspectos positivos es que las transacciones pequeñas se están reduciendo. En 2023 solo hubo 22 por debajo de los 500.000 euros mientras que en 2020 fueron 79. El año pasado, además, la operación media en deep tech en España superó por primera vez el millón de euros. La inversión privada cobra protagonismo, hasta el punto de que se ha pasado de un 41% de subvenciones en 2016 a un 5% en 2023. 

"Esto muestra la capacidad de los inversores para desplegar mayores cantidades de capital, ya sea debido a fondos gestionados más grandes o a una mayor capacidad de sindicar inversiones, lo cual es indicativo de una mayor profesionalización", afirma este experto. 

La situación de Andalucía y otras regiones

El estudio engloba un apartado nacional y hace un análisis pormenorizado de Andalucía, Cataluña, Madrid, País Vasco y Comunidad Valenciana

Cataluña lidera, de largo, la inversión en deep tech en España. En la década entre 2013 y 2023 captó el 39% de las inversiones, especialmente en el sector de la tecnología de la salud. 

En 2023 Cataluña atrajo 196,7 millones de euros de inversión. Andalucía fue segunda con 76,9 millones, aunque hay que indicar que ese desembolso en la comunidad andaluza tiene truco ya que 75 millones fueron para una única operación: Universal Diagnostics en Sevilla. 

En Andalucía se han hecho, por ejemplo, menos operaciones que en País Vasco. Solo 5 frente a las 28 en tierras vascas, aunque en estas últimas se han invertido 44,5 millones de euros. 

Entre 2013 y 2023 Andalucía ocupa la quinta posición en España en deep tech con 56 operaciones y una inversión conjunta de 194,6 millones de euros. Entre 2019 y 2023 el sector de equipos de diagnósticos es el que ha atraído un mayor volumen de inversión: un 82%, aunque debido a ese efecto distorsionador de Universal Diagnostics. Se está avanzando además en sector "agritech" con buenas inversiones en firmas como Biorizon Biotech. 

A medio plazo, Hafied se muestra optimista con el comportamiento de la deep tech en Andalucía. Para ello se basa en que el gobierno andaluz ha seleccionado a Axon General Partner y a Arcano para gestionar 100 millones de euros procedentes del Banco Europeo de Inversiones de los fondos europeos 2021-2027. 

"Ambos gestores invertirán en empresas andaluzas intensivas en I+D, con financiamiento mediante préstamos e inversiones de capital, orientándose hacia sectores estratégicos para estimular la innovación y el empleo en la región. Estas inversiones se realizarán en sectores de alto potencial, como tecnologías de la información, energías renovables, agroindustria, aeroespacial, entre otros sectores clave de la economía andaluza", apunta Hafied. 

Habrá que confiar en que esos fondos sean bien administrados y que desde Andalucía o desde el resto de España puedan surgir proyectos tecnológicos innovadores y disruptivos que nos hagan ganar competitividad frente al resto de mercados. Si no, seremos meros consumidores de lo que hagan otros.