Tras décadas en las que Málaga parecía vivir de espaldas al mar, la reconciliación es más que evidente. El proceso de transformación en el que lleva instalado el recinto portuario de la capital de la Costa del Sol se ha convertido en claro aliado de un acercamiento que va a multiplicarse en los próximos años con los últimos movimientos de la operación puerto-ciudad.
En el horizonte de tres próximos años, el atractivo del que ya es uno de los grandes destinos urbanos a nivel nacional, con la cultura y los museos como referentes, pasará a sumar el turismo de yates de hasta 180 metros de eslora.
Dos son las piezas que van a contribuir a esta metamorfosis: la marina de megayates en los muelles 1 y 2, tocando casi con los dedos en Centro histórico, y el puerto deportivo de San Andrés, con potencial de servir de arrastre a la creación de una nueva centralidad en la zona oeste.
La más próxima en el tiempo es la impulsada por la primera gestora mundial del sector de megayates, IGY Marinas, que suma Málaga a su ya extensa cartera de puntos de atraque en una decena de países. En cooperación con Ocean Capital Partners, cuenta las semanas para ver completada una infraestructura náutica con capacidad para 31 atraques.
La previsión es que la marina esté completada para finales del próximo mes de abril, según confirma el presidente de la Autoridad Portuaria de Málaga, Carlos Rubio. Desde el inicio de los trabajos, en mayo del año pasado, la inversión ha rondado los 11 millones de euros.
Dentro de las instalaciones podrán permanecer atracados dos embarcaciones de 100 metros de eslora; dos de 72 metros; tres de 60 metros; ocho de 50; nueve de 40, y siete de 30 metros. El reparto situará los barcos de mayor tamaño en la dársena paralela al centro comercial Muelle Uno.
Al realce visual que aportarán al recinto malagueño algunos de los más extraordinarios, hay que sumar el impacto económico de una actividad que, según los estudios de la concesionaria, puede generar unos 100 millones de euros anuales.
Más largo en el tiempo se fía el momento en que la capital de la Costa del Sol pueda presumir del puerto deportivo de San Andrés. Un punto de atraque situado a apenas 10 minutos andando de la estación de trenes y a dos horas y media de Madrid.
Este mismo viernes, el Consejo de la Autoridad Portuaria tiene previsto confirmar la adjudicación de la concesión de este espacio a la sociedad Málaga Marina San. Una entidad liderada por el mismo fondo de inversión promueve el hotel de 116 metros del dique de Levante. El fondo catarí Al Alfia va de la mano, entre otros, de IGY Marinas. El futuro desarrollo incluirá 506 puntos de atraque para embarcaciones de entre 8 y 50 metros de eslora. La inversión anunciada alcanza los 44 millones de euros.
Nueva centralidad urbana
Una de las particularidades de esta operación es que a la dimensión náutica suma un valor urbanístico ciertamente destacable. Los promotores pretenden aprovechar la iniciativa para dar forma a una nueva centralidad de la ciudad en la parte oeste. Y para ello prevé el impulso de espacios comerciales y gastronómicos "alta gama". Prada, Louis Vuitton o Gucci son algunas de las firmas que ya se relacionan con la actuación.
Una variante que también pone en valor Rubio, quien subraya que la construcción de los megayates y de los atraques de San Andrés "van a suponer un salto de calidad". Al tiempo, alude a la oportunidad de aprovechar esta última iniciativa como pieza sobre la que articular la transformación del entorno de El Bulto.
Los terrenos más al oeste del recinto portuario son el lienzo sobre el que desde hace más de una década se dibujan no sólo el puerto deportivo, sino también el Auditorio de la ciudad (proyecto cultural parado desde hace años) y sobre el que, de prosperar las opciones de Málaga, podría asentarse la sucursal del Museo Hermitage.