Muelle Uno se ha convertido en sus poco más de diez años de historia en uno de los grandes referentes comerciales de Málaga capital. Las miles de personas que a diario transitan por él, convertido en una especie de paseo obligado en el tránsito por el recinto portuario, dan buena muestra de ello. Y pese a ello, los números económicos que rodean al proyecto no son para nada satisfactorios.
El análisis de las cuentas del complejo, atendiendo a los resultados que ejercicio tras ejercicio traslada Unicaja Banco, su principal accionista, ofrecen una fotografía nítida. Desde que abrió de manera accidentada sus puertas a finales de 2011, los documentos contables avalan la existencia de un solo ejercicio en el que los valores son positivos.
Eso ocurrió en 2019, cuando la diferencia entre los gastos, 7.671.000 euros, y los ingresos, 8.635.000 euros, fue favorable. En concreto, las ganancias alcanzaron los 964.000 euros. Pero esa es la excepción. Los otros nueve balances concluyen con números que se pintan en rojo.
El caso más reciente es el de 2021. Las cuentas de Unicaja Banco, que cuenta con una participación del 39,74%, reflejan unas pérdidas de 191.000 euros. Pese a ser negativo, la cifra final es muy inferior a la rémora de 2020, cuando el balance negativo fue de 1.002.000 euros. Y ello, en buena medida, debido al impacto de la Covid.
La comparativa de estas dos últimas anualidades, en ambos casos con datos financieros a 31 de diciembre, muestra un aumento de los ingresos obtenidos por el centro comercial, evolucionando de 6.452.000 euros en 2020 a 6.725.000 en 2021, y, sobre todo, una reducción en los gastos, que han pasado de 7.454.000 euros en 2020 a 6.916.000 en 2021. Sea como fuere, el apartado de ingresos está muy lejos de los 8.635.000 euros de 2019.
Atendiendo a los valores acumulados de estos diez años de explotación del complejo comercial del puerto (hay anualidades en las que los datos financieros son previos al cierre de los ejercicios), las pérdidas alcanzan los 13,6 millones de euros.
Los peores momentos de Muelle Uno se corresponden temporalmente con periodos de crisis económica evidente. El caso de 2020 es fiel reflejo de ello, dada la incidencia de la Covid sobre el periodo de apertura del espacio.
La pandemia puso el freno en la evolución positiva que empezaba a presentar el negocio después de que 2018 cerrase con apenas 7.000 euros de pérdidas y los ya apuntados beneficios de 2019. Las peores cifras se corresponden con 2012 y 2013, cuando Muelle Uno sufrió pérdidas de 5.108.000 millones y 2.445.000 euros, respectivamente.
El origen de Muelle Uno está marcado por la controversia y por el fiasco. El fiasco de Udisa, la entidad que se hizo en 2005 con la concesión por parte de la Autoridad Portuaria para la construcción y explotación comercial del centro comercial. Los problemas económicos que lastraron a la entidad le obligaron a desprenderse de su participación en el mismo.
La marcha de Udisa dejó en manos de Edipsa y Miramar el mando de la iniciativa empresarial. Sin embargo, Unicaja fue aumentando de manera paulatina y continuada su peso dentro de la entidad, hasta disponer actualmente de una participación cercana al 40%.
En el intento de mejorar su tirón comercial, Muelle Uno trató en sus inicios de contar con una locomotora en forma de supermercado en la esquina de los muelles 1 y 2. La propuesta, tras una importante polémica en la ciudad, fue desestimada por el Puerto. Esto supuso un revés considerable. De hecho, hubo que esperar a 2015 para que el centro comercial recibiese un espaldarazo con la apertura de la sede del Centro Pompidou.
Tras una década de funcionamiento, el complejo sigue pendiente de sacar rendimiento a la bautizada esquina de oro. Anulada la opción del súper y tras varios usos temporales, ahora se abre la puerta a su conversión en un espacio de coworking que será gestionado por Urbania.
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