Fue un fiestón en el que participó "todo el barrio y gente de fuera". Tras años de lucha vecinal, el 30 de abril de 1983 al fin lograron tirar abajo el muro que separaba la popular barriada de El Palo: a un lado, la humilde zona de Las Cuevas; al otro, la pujante urbanización de Miraflores de El Palo. Para celebrar la caída de esa pared, los paleños se echaron a la calle.
"¡Fue una fiesta muy buena! Lo mismo que vamos a hacer este sábado", cuenta en conversación con EL ESPAÑOL de Málaga Antonio Triguero alias El Fideo, representante vecinal de Las Cuevas, que recuerda que niños, adultos y mayores lucieron una pancarta que rezaba "La unidad ha triunfado. El muro fue derribado".
Eran los tiempos dorados del asociacionismo vecinal: "En aquel entonces la participación ciudadana era muy importante. Éramos capaces de todo", recuerda Triguero. Para volver a tenerlo presente, han preparado este sábado a las 18:00 horas en calle Calvario una gran fiesta por el 39º aniversario de la caída del muro, con actuaciones musicales y el rodaje de la última escena de un cortometraje conmemorativo.
El origen del muro está en un acuerdo entre la gerencia de la urbanización Miraflores de El Palo con los vecinos de la calle Calvario, que quedó tapiada. "Nos cortaban la vía para que no fuésemos a la urbanización y, a cambio, nos ponían el agua", cuenta Triguero. El acceso al agua potable era un factor clave, ya que entonces Las Cuevas no contaban con ella ni con saneamiento, así que aceptaron el trato.
Triguero recuerda que, cuando pasaba por ahí, "te rompía el alma" y asocia ese deseo de segregación con la venta de parcelas que en aquel momento comenzaba a darse en Miraflores de El Palo para construir chalets.
"Como nuestro paso era por allí, se creían que íbamos a robar o a asaltar las viviendas; pero era un paso nuestro que nunca había estado cerrado. No había gueto ninguno", defiende: "Fue una vergüenza en toda Málaga".
La cerilla que prendió la llama contra la separación se dio en 1981. Un vecino, Antonio Morales, decidió repentinamente echar abajo la pared: "Un día me dio a mí por escuchar los verdiales, se me cambió la cabeza y al otro día eché el muro abajo", resumió el propio protagonista en un reportaje de La Opinión de Málaga.
Fue juzgado y forzado a reconstruir el muro, en este caso, con unos materiales de peor calidad. Desde la urbanización Miraflores de El Palo tiraron abajo la pared, esta vez para volver a hacerla pero más firme.
"Nos pusieron un muro de hormigón y ya desde la asociación de vecinos no paramos", cuenta Antonio Triguero: "Nos movilizamos muchos vecinos, hicimos varios manifestaciones... Manolo Ramírez, entonces concejal de El Palo, aportó mucho", recuerda El Fideo.
El Ayuntamiento, comandado en su primera legislatura democrática por el socialista Pedro Aparicio, fue clave para echar abajo "el muro de la vergüenza". Se hizo cargo del agua en Las Cuevas y puso la excavadora para tirar abajo la pared, para jolgorio de los vecinos.
Casi 40 años después, El Palo vuelve a celebrar el día en que se ganó su dignidad.