El sueño de Málaga de completar su ya amplia oferta turística con su propio Puerto Banús, con una gran marina deportiva para 506 embarcaciones, sigue frenado y sin un calendario del todo despejado para que sea reactivado.
Ocho meses después de que la Autoridad Portuaria adjudicase la operación a un grupo de empresas liderado por el mismo fondo catarí que promueve la torre hotelera de 116 metros en el dique de Levante, el organismo presidido por Carlos Rubio sigue sin poder otorgar formalmente la concesión.
¿Y por qué? De acuerdo con la información aportada a EL ESPAÑOL de Málaga, el procedimiento está bloqueado después de que una de las firmas que concurrió al concurso público impulsado por el Puerto presentase un recurso administrativo.
Con el objetivo de resolver la reclamación, la Abogacía del Estado ha de emitir un informe mediante el que validar o desestimar los motivos expuestos por el recurrente. Lo curioso del caso es que la impugnación no se produce por una posible anomalía en la oferta ganadora, sino en la decisión adoptada por la propia Abogacía del Estado a principios de 2021 de declarar desierto una licitación previa para este mismo espacio, al detectar errores en dos de las propuestas.
El deseo de los responsables portuarios es que una vez emitido el informe del ente estatal pueda retomarse con normalidad el proceso final de concesión, que debe pasar por el Consejo de Administración, dando vía libre a los promotores para impulsar su ambicioso proyecto.
Conforme a los detalles de su propuesta, la inversión del puerto deportivo de San Andrés podría alcanzar los 44 millones de euros, convirtiendo la zona oeste del recinto portuario en una nueva centralidad urbana. La pretensión es que sea espacio estratégico a un paso del Centro histórico y a dos horas y media de Madrid, en el que se unirá el atractivo de las embarcaciones con una oferta comercial y hostelera de "alta gama".
Detalles del proyecto
El modelo diseñado por Marina Málaga San, S. L. prevé que en la zona comercial haya "primeras firmas nacionales e internacionales", entre las que se citan de manera directa a Prada, Louis Vuitton o Gucci. La oferta se quiere ampliar con "firmas de prestigio gastronómico".
Entre los atractivos de la iniciativa, en la que también participan los promotores de la marina para megayates del muelle 1, Igy Marinas y Ocean Capital Partners, destaca el llamado Complejo Náutico, con 1.820 metros cuadrados. Una edificación entendida como "hito referencial de la actividad social" de la ciudad, punto de atracción para reuniones, comidas, celebraciones, estancias...
A ello hay que agregar una zona de ocio con el Embarcadero Turístico, desde donde se podrían realizar "paseos turísticos en barco con otras zonas portuarias o incluso con la terminal de cruceros". Una de las innovaciones principales pasa por recuperar la noria-mirador que fue desmontada hace varios años en la zona de Muelle Heredia. En el proyecto de habla de una instalación desmontable de 45 metros de altura.
El fondo de inversión catarí, con el grupo Al Alfia como referente, está aún a la espera de hacerse con una concesión a 50 años de todo el espacio. A cambio de las inversiones comprometidas y del pago de un canon de actividad de casi 1,5 millones de euros anuales, tendrá derecho a la explotación de 51.475 metros cuadrados de zona de tierra, donde habrá espacio para una escuela de vela, y 63.000 de lámina de agua.
La oferta náutica estará compuesta por 506 amarres para embarcaciones. De ellas, 2 estarán destinadas a buques de 50 metros de eslora, 5 de 30 metros, 9 de 25 metros, 30 de 20 metros, 47 de 15 metros, 84 de 12 metros, 159 de 10 metros, y 170 de 8 metros.
Antecedentes de bloqueo
El recurso administrativo que ahora frena la operación es una piedra más a sumar al largo listado de conflictos que han hecho naufragar la iniciativa. Sirva de referencia que la primera vez que el Puerto salió al mercado en la búsqueda de un socio privado para construir y explotar comercialmente la marina fue en 2010.
De aquella licitación resultó adjudicataria la oferta presentada por Consorcio Marinas del Mediterráneo y GEA21. Sin embargo, cuatro años después, ante los problemas de la empresa para afrontar la infraestructura y los pagos pactados, la Autoridad Portuaria impulsó el rescate de la concesión. Ha habido que esperar más de seis años para que Málaga esté en disposición de ver cumplida su aspiración de contar con una marina deportiva a pocos minutos del Centro.