Con el contador activado para que el Metro llegue al Centro de Málaga y demostrada la debilidad de la estación de Atarazanas para acoger la previsible avalancha de viajeros en Semana Santa, los responsables del suburbano ponen sobre la mesa posibles acciones para garantizar el funcionamiento adecuado de la estación término.
Si bien la decisión final sigue sin estar tomada, fuentes conocedoras de las negociaciones que en las últimas semanas vienen manteniendo la Junta de Andalucía, la empresa concesionaria del ferrocarril urbano y el Ayuntamiento apuntan que una de las opciones que ya se maneja pasa por restringir la explotación de Atarazanas coincidiendo con el horario en que las procesiones harán su entrada en el recorrido oficial y, por ende, cuando se espera mayor afluencia de público en la Alameda.
Conforme al esquema de operación analizado, los viajeros procedentes de Carretera de Cádiz (línea 2) y Teatinos (línea 1) no podrán llegar hasta Atarazanas, teniendo que finalizar su trayecto en la estación Guadalmedina.
Esta parada, la más grande de los metros andaluces, está localizada junto a El Corte Inglés, a unos 300 metros de la Alameda y, a diferencia de lo que ocurre con la estación del Centro, tiene capacidad sobrada para absorber la demanda prevista esos días. En caso de optarse por esta solución, los pasajeros se verán obligados a recorrer a pie la distancia que separa el centro comercial de la Alameda para poder ver las cofradías.
[Los vecinos de Carretera de Cádiz tendrán que cambiar de tren para llegar con el Metro al Centro]
Lo que sí será posible, de acuerdo con las fuentes, es coger el Metro en Atarazanas para viajar hacia Teatinos, recorrido que se podrá hacer de manera directa en el mismo tren, y Carretera de Cádiz. En este último caso, los usuarios tendrán que realizar transbordo en Guadalmedina, cambiando de tren.
Las fuentes aclaran que la decisión última corresponde a la Agencia de Obra Pública y a la empresa concesionaria responsable de la futura explotación comercial del tramo del Metro al Centro. Oficialmente, desde la Administración regional se confirma la existencia de conversaciones desde hace tiempo, sin confirmar ni desmentir cómo se actuará ante la inminente puesta en marcha de la parte final del recorrido.
La cercanía de la Semana Santa ha puesto en evidencia los claros condicionantes que pesan sobre la infraestructura ferroviaria en su acercamiento al casco histórico. Tal y como puso de relieve la semana pasada EL ESPAÑOL de Málaga, la parada de Atarazanas tiene unas dimensiones insuficientes para acoger la importante demanda de pasajeros que se espera para fechas tan significativas como Semana Santa.
Los condicionantes de la estación Atarazanas
A diferencia de lo que ocurre en otras estaciones como Guadalmedina o El Perchel, Atarazanas dispone de un solo andén lateral de poco más de 4 metros de ancho (cuando lo normal son 8 metros) por 66 metros de largo. Esta configuración viene obligada porque el túnel está encajado entre los ficus centenarios y los edificios.
En uno de los anejos del proyecto se señala que la de Atarazanas estaba concebida como una especie de "estación provisional". "El esquema adoptado para la estación de Atarazanas es diferente al que se define en la mayoría de las estaciones del Metro de Málaga, las cuales disponen de andén central que presta servicio a las dos vías de una misma línea; esta diferencia está motivada por la menor anchura con la que se ha diseñado la estación, con dimensiones que se corresponden con las estrictas requeridas por el túnel de línea y que obligan a un esquema de funcionamiento más limitado", se refleja.
La dificultad técnica y económica de avanzar hasta la Plaza de la Marina, que es donde tendría que haber estado emplazada la gran estación del Centro, hace inviable que a corto plazo se plantee una nueva actuación en la zona.
Una opción que ya fue puesta sobre la mesa por el Ayuntamiento de Málaga en las alegaciones formuladas a este proyecto constructivo. El Consistorio propuso que el dinero que pretendía utilizar la Consejería de Fomento, en aquel momento con Izquierda Unida al frente, para llevar en superficie el ferrocarril urbano hasta el Civil se destinase para extender el Metro soterrado hacia La Marina. La sugerencia fue rechazada.