El Metro de Málaga se ha convertido en un negocio de máxima rentabilidad. Y por más que las previsiones en torno a esta infraestructura eran ciertamente favorables para los socios privados, a los que se garantizaba por contrato una tasa de retorno del 10,3%, las cuentas que ejercicio tras ejercicio son aprobadas confirman un reparto millonario de beneficios.

El último ejemplo de este escenario de ensueño en el que parece asentado el suburbano es el de 2022, año en el que, según los datos oficiales, su explotación comercial ha generado unos beneficios superiores a los 32,4 millones de euros. Una cifra que no sólo mejora la del año anterior, que cerró con 31,1 millones, sino que se convierte en la más alta en la aún corta historia del ferrocarril urbano, que empezó a funcionar a mediados de 2014. 

El análisis de las cuentas anuales aprobadas el pasado 9 de junio por el consejo de administración de Metro de Málaga, sociedad responsable de su gestión, permite comprobar que de esos 32,4 millones hay 29,2 millones que los socios se reparten en dividendos. Los restantes 3,2 millones quedan para las reservas legalmente establecidas.

La asignación de los beneficios se realiza de manera proporcional al peso de las entidades presentes en la entidad. La fotografía actual, que se mantiene inalterable desde hace varios años, hace que el Metro de Málaga esté claramente marcado por el acento francés del fondo de inversión que tiene en sus manos el 76% de las acciones del proyecto. El restante 23,69% corresponde a la Agencia de Obra Pública de Andalucía, dependiente de la Junta de Andalucía.

Uno de los trenes del Metro de Málaga. Amparo García

De manera detallada, las cuentas reflejan la existencia de cinco entidades al cierre de 2022, a las que corresponde el reparto de los beneficios acordados. A la Agencia de Obra Pública, con el 23,69% (33.273.433 acciones), hay que sumar VIM S. A. R. l., con un 33,39% y 46.905.074 acciones; CORE Infraestructure I, con el 24,7% y 34.697.886 acciones; Mircom Concesiones de Infraestructuras, con el 10,56% y 14.826.788 acciones, y por CORE Infraestructure II, con el 7,66% y 10.755.174 acciones.

Ampliando el foco a todo el periodo de explotación del suburbano, cuya conclusión está fijada para el año, los beneficios dejados por el proyecto superan ya los 215 millones de euros, de los cuales unos 160 millones han sido repartidos en concepto de dividendos.

¿Por qué esos resultados?

Una de las singularidades que presenta el Metro de Málaga es que alcanza estos números ciertamente favorables pese a que los ingresos procedentes de la explotación comercial representan un porcentaje mínimo del negocio total. 

¿Cómo es posible entonces que el suburbano alcance estos beneficios? La respuesta hay que encontrarla en el contrato de concesión que en su día firmó la Junta con los responsables de la concesión, en aquel entonces un consorcio empresarial capitaneado por FCC. El mismo garantiza, salvo casos muy excepcionales que no se han dado hasta la fecha, unos beneficios elevados a las empresas.

A esto hay que sumar que los continuos retrasos en la terminación y puesta en servicio de los diferentes tramos del ferrocarril urbano (aún inacabado, a la espera de que llegue a la zona del Hospital Civil) obliga a la Administración regional a inyectar decenas de millones de euros a las cuentas del Metro para compensar los ingresos perdidos por la demora en su finalización.

Esa aportación es la conocida como parámetro A, fijada durante un "periodo transitorio" que, tras última modificación contractual, a finales de 2020, se mantendrá vivo hasta finales del año 2027. Esta fecha no está elegida al azar, sino que viene a coincidir con el momento en que se espera que los trenes recorran el tramo final entre la estación Guadalmedina, junto a El Corte Inglés, y el Civil.

De acuerdo con las cuentas de 2022, los cobros por el parámetro A ascendieron a 86,4 millones, creciendo sobre los casi 83,7 millones de 2021 o los casi 75 millones de 2020. Con esta aportación la Junta trata de garantizar el equilibrio económico-financiero del proyecto dada la imposibilidad real de alcanzar el umbral de viajeros estimado como necesario, de unos 20,7 millones anuales. 

Aunque el peso de los ingresos por prestaciones de servicios sigue siendo bajo, el año pasado se produjo un crecimiento más que evidente. Ello ha permitido pasar de los 3.760.729,19 euros de 2021 a 6.378.561,87 euros. Y ello en buena medida porque el ejercicio pasado se cerró con 6,7 millones de pasajeros.

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