Aplicando una terminología más propia del crecimiento de un niño, el Metro de Málaga entra de lleno en una etapa intermedia entre la niñez y la adolescencia. Con 9 años recién cumplidos, el suburbano se enfrenta al siempre complejo reto de asumir una transformación evidente. 

Como si de un ser humano se tratase, el ferrocarril urbano sigue asimilando el crecimiento físico al que se está viendo sometido en los últimos meses, con su llegada al Centro Histórico, y mide el impacto de su próximo salto hasta el entorno del Hospital Civil.

A diferencia de lo ocurrido en los aniversarios anteriores, este noveno cumpleaños tiene la particularidad de que empieza a dibujar el verdadero potencial de la infraestructura ferroviaria, mermada desde su puesta en marcha el 30 de julio de 2014 por la imposibilidad de alcanzar las estaciones Guadalmedina, junto a El Corte Inglés, y Atarazanas, en la Alameda Principal.

La realidad de los números confirma el éxito abrumador del Metro en el momento en que ha sido capaz de superar esa barrera física. Pese a representar apenas una distancia de un kilómetro, la que separa la zona de El Perchel, donde se encuentra localizado el punto de unión de las líneas 1 y 2, del casco antiguo, su liberación ha sido clave para observar un crecimiento exponencial en la demanda de viajeros.

En estos 9 años de servicio (la explotación comercial con el pago de billetes tuvo lugar el 31 de julio de 2014), son ya más de 53 millones de pasajeros los que se han subido a los trenes. Una cifra que siendo relevante está muy lejos de las expectativas reales, en buena medida por lo acotado del recorrido original (sólo estaba operativo el trazado entre el Martín Carpena y Teatinos, con el intercambiador de El Perchel como punto de enlace) y por el severo impacto de la pandemia de la Covid.

Por el contrario, el escenario que ahora se extiende ante el ferrocarril urbano, la mayor obra acometida en la historia reciente de la capital de la Costa del Sol, con una inversión próxima a los 900 millones de euros (a falta de la pieza final), es del todo halagüeño. Una muestra de ello es que la cifra de viajeros diaria se ha agigantado desde el mismo momento en que los trenes hacen parada en Atarazanas.

Desde que entrase en servicio el tramo final del Metro al Centro, lo que sucedió a finales del pasado mes de marzo, son ya cerca de 4,8 millones los viajeros acumulados en toda la red, muy lejos de los datos previos.

De media, cerca de 40.000 pasajeros diarios, confirmando la robustez del ferrocarril urbano como alternativa en materia de movilidad. La evaluación es tal que el Metro fue en el mes de junio el ferrocarril urbano de mayor crecimiento de todo el país.

Próximo paso, el trazado al Nuevo Hospital

A la espera de que se siga consolidando la llegada a la Alameda, la Junta de Andalucía y la empresa concesionaria de la explotación comercial tienen su mirada puesta en el siguiente paso, que debe permitir alcanzar a finales de 2027 el entorno del futuro Nuevo Hospital de Málaga, que se levantará junto al Civil. Con este propósito, la Administración regional avanza en la adjudicación del primero de los tres subtramos en el que se ha dividido el recorrido de 1,8 kilómetros entre la estación Guadalmedina y la parada final. 

A priori, a lo largo del próximo mes de agosto debe conocerse el nombre de la empresa o empresas que asumirán el reto de ejecutar la infraestructura en esta primera pieza, que recorrerá la calle Hilera. A partir de ahí, la previsión es que se impulsen de manera casi inmediata las licitaciones de los siguientes tramos.

Con la culminación de la red actualmente diseñada, los estudios de demanda apuntan la posibilidad de alcanzar los 21 millones de viajeros anuales. De ellos, unos 3,8 millones corresponderán a la prolongación de la línea 2 hacia la zona norte.