La ambiciosa apuesta de convertir en una residencia de estudiantes de alto nivel el histórico Hospital de Santo Tomás, cuyo origen data del año 1505, permanece en el limbo casi cuatro años después de que se pusiera sobre la mesa.
Después de que a finales de 2019 el Obispado de Málaga, como propietario del inmueble, alcanzara un acuerdo de cesión por un plazo de 12 años en favor del grupo empresarial White Spain Holding 2019, la operación sigue bloqueada y sin visos claros de que abandone este estado de manera inmediata.
Una situación de estancamiento que responde, en buena medida, a que la promotora sigue sin atender las numerosas exigencias realizadas hace ahora casi dos años por la Consejería de Cultura para validar la rehabilitación y transformación del antiguo hospital.
Este periódico ha tratado en varias ocasiones de disponer de información por parte de la mercantil, sin que ello haya sido posible. La compañía recoge el proyecto en su página web, en la que se elude cualquier precisión respecto al estado de la iniciativa y plazos de la misma.
Lo más que se dice es que se trata de una propiedad que encarna "las majestuosas vibraciones de la Málaga histórica". "Su ubicación central y su energía especial tienen el potencial de crear un espacio deseado para los nómadas digitales y culturales que desean convertirse en estudiantes globales", añade el promotor, incidiendo en que este proyecto de alojamiento representa "un excelente concepto de centro de convivencia y trabajo conjunto para estudiantes que desean experimentar la atmósfera icónica del distrito antiguo de la ciudad".
Las exigencias de Cultura
En su informe sectorial, de finales de 2021, Cultura llegó a plantear hasta 25 demandas a la empresa promotora para dar su visto bueno a la propuesta de intervención, circunstancia que hace que a día de hoy siga bloqueada la potencial concesión de licencia de obras.
El objetivo de White Spain es la de hacer de este significativo edificio una residencia con capacidad para 57 habitaciones. Pero lo que no imaginaba era que la tarea se iba a convertir casi en un imposible.
En su informe, Cultural pone de manifiesto la riqueza de un edificio que está situado en el entorno de protección del BIC Catedral, que contiene capilla, administración del hospital, zona médica, zona de residencia del hospital, zona de hospitalizados, vivienda de los patronos, vivienda del capellán, zona de personal de servicio y zona de lavandería y ropería.
"A nivel de alzado, el edificio desarrolla una composición ordenada que enlaza con las corrientes historicistas del XIX, con una base de paños de alzado de ladrillo visto en alternancia de color, sobre la que se superpone un programa decorativo ecléctico de estilo neogótico-mudéjar, con abundante empleo de material pétreo en pilastras, cornisas, ménsulas y guarnecido de huecos, combinado con aplicaciones de cerámica vidriada", se precisa en el documento.
Sobre la portada de arco ojival, hay una copia del ajimez del edificio original, que fue salvado de la demolición, desmontado y actualmente se exhibe en el patio de la Iglesia de San Agustín. En cuanto a los acabados, se enfatiza la carpintería de madera, cerrajería, azulejería, paramentos y techos policromados, piedra labrada, yeserías y solados.
De la capilla, los técnicos de Cultura destacan la armadura mudéjar de planta octogonal que cubre el espacio principal, que pertenece al edificio original del XVI. La misma muestra "un interesante trabajo de lacería y técnicas de incrustación de maderas con efectos cromáticos". Asimismo, se indica que en un testero de uno de los patios lucen dos escudos nobiliarios y una placa con inscripción.
Una de las observaciones estaba relacionada con el plan de demoliciones, advirtiendo de que al tratarse de un inmueble con Protección Integral, "resultan significativas las afectaciones a las cubiertas, forjados, escaleras y particiones interiores, con las consiguientes afectaciones al programa de calidades y acabados de los mismos".
Los técnicos no consideraban "viable la subdivisión e incorporación de las galerías de convalecientes a las habitaciones de la crujía central transversal, por las alteraciones que esta actuación conlleva sobre la secuencia de espacios, desvirtuando el programa hospitalario y dificultando el entendimiento del edificio".
En relación con la propuesta de cubrición de los patios, destacan que son un elemento característico del edificio, "por lo que deberá justificarse que el sistema de cubrición se implanta de manera armoniosa sobre la arquitectura del edificio preexistente".
Cultura obliga a la empresa a garantizar el mantenimiento de la fisonomía y el carácter de la sala de quirófano, incluidos sus elementos característicos. Tampoco se considera viable la propuesta de implantar un salva escaleras para responder a la eliminación de barreras arquitectónicas del segundo nivel.
En cuanto a la armadura mudéjar que cubre la capilla, Cultura pedía que el proyecto incorporase las labores en función de sus necesidades conservativas. Asimismo, pide un inventario de las decoraciones pictóricas de paramentos verticales y techos, aportando el diagnóstico del estado de conservación y una propuesta de restauración. Similar metodología debe seguirse para las azulejerías, los elementos pétreos y las vidrieras.