El Ayuntamiento de Málaga ya tiene plenamente despejado el camino para acometer la obra de construcción del Neoalbéniz. La Gerencia de Urbanismo y la alianza empresarial integrada por Actüa y Sardella han formalizado ya el contrato para ejecutar el que está llamado a ser uno de los grandes equipamientos culturales de la capital de la Costa del Sol en los próximos años.
Con este paso, se activa la cuenta atrás para el desarrollo del proyecto, que ha sido adjudicado por 2.722.770,29 euros (sin IVA). El plazo manejado para el desarrollo de los trabajos es de 14 meses, lo que hace factible pensar en que esté operativo en la primera mitad de 2025..
El edificio va a disponer de cuatro plantas, con una superficie construida de 1.554 metros cuadrados. El uso propuesto para el equipamiento es una "elongación" del propio Albéniz y la creación de dos salas de imagen con capacidad para más de 200 personas. Al tiempo, se plantea también una zona de promoción empresarial, "estratégico en la sostenibilidad del proyecto", así como la sede de la Málaga Film Office como oficina prescriptora del sector audiovisual malagueño ante las empresas productoras.
La intervención programada prevé la reurbanización del entorno para dar acceso y continuidad a los recorridos. Y ello incluye la puesta en valor de las trazas de la Muralla y la Barbacana, haciendo visibles los restos encontrados a través de un suelo técnico de vidrio. Ello hará posible contemplarlos en el patio de ingreso del edificio, así como en el vestíbulo y parte de la sala de cine.
Es uno de los grandes atractivos del proyecto. Las soluciones obligan al recálculo de la cimentación y de la estructura del edificio, eliminando y desplazando pilotes para no afectar a las Torres de la Muralla encontradas. También se reduce el ámbito de la losa de cimentación para poder dejar visible los restos arqueológicos a través del vidrio. Esto hace que el futuro edificio vaya a contar con una estructura compleja volada en toda la medianera para poder poner en valor y respetar el patrimonio cultural.
En el exterior del edificio se sigue circundando el espacio donde se encuentra la Muralla ampliándolo hasta la parte emergente que se ha restaurado, acotando el ámbito mediante una barandilla para que sea visible al aire libre. Con ello, se propone una conexión visual entre el exterior e interior del edificio mediante una celosía a nivel de planta baja, poniéndose en valor los hallazgos arqueológicos.
"Desde el punto de vista arqueológico, el edificio se inserta entre dos tramos de muralla descubiertos y documentados recientemente", se subraya, precisándose que uno de ellos es el que parte de una de las torres de la Alcazaba. Asimismo, se destaca que los restos de la muralla y la barbacana documentados en calle Alcazabilla, cuyos trazados se han significado mediante una diferenciación cromática en el firme de la propia calle.
El diseño arquitectónico busca la rehabilitación paisajística y urbana de la ladera de la Alcazaba, creando una fachada a lo que hoy son traseras, "dignificando el espacio y recuperándolo para el uso ciudadano".
"El objetivo principal es el de mejorar la imagen del principal patrimonio monumental de la ciudad de Málaga (Teatro Romano-Alcazaba), recomponiendo la imagen urbana a la salida del túnel de la Alcazaba, actualmente ocupada por dos naves y una medianera, impropias del lugar", exponen los responsables de la propuesta.
Para ello, se opta por un volumen de carácter tectónico, con predominio del macizo sobre el hueco, enfatizando mediante dos planos inclinados que se proyectan, con la diagonal marcada en la fachada norte, hacia la Alcazaba.