Las ventanas de la Comandancia de la Guardia Civil en Málaga capital tenían este martes por la mañana las persianas echadas. Pese a la aparente tranquilidad del cuartel desde afuera, en su patio principal reinaban el barullo y un ambiente festivo a la par que solemne. Más de un centenar de guardias civiles, organizados en filas y engalanados con sus uniformes de color verde militar formaron parte del acto que la Benemérita había organizado para conmemorar que se cumplen 180 años de su fundación.
En el evento se condecoraron a casi una treintena de guardias civiles en activo, por su labor en el cuerpo, a algunos de ellos por servicios concretos, pero también a ocho agentes retirados o en reserva.
Especialmente emotivo fue el recuerdo a Pedro Manuel González, fallecido el 2 de febrero de 2022 tras una larga enfermedad. Su hijo, Sergio González, recogió su condecoración por una importante actuación que realizó en 2019 y que culminó con ocho detenidos y la comisión de 2.400 kilogramos de hachís.
Esta actuación dio origen a una investigación policial que concurrió en la desarticulación de una red criminal que introducía droga en las costas malagueñas. Se detuvieron a 38 integrantes del grupo.
Así, también se galardonaron a personas ajenas al cuerpo, entre los que figura el mayor de la Policía de Polonia, por una actuación criminal contra el tráfico de drogas en la que intervinieron a su vez otros países europeos como Dinamarca.
De la misma forma, se recordó en el acto a los caídos, pero especialmente a los agentes de la Guardia Civil recientemente fallecidos en Barbate, en el control de Sevilla y en San Agustín de Guadalix. "Todos ellos forman parte de estos 180 años de servicio, son ejemplo de entrega para los que continuamos y les llevaremos siempre en nuestros corazones", indicaron.
El subdelegado del Gobierno en Málaga, Javier Salas, también presente en el acto, felicitó a los más de 2.200 hombres y mujeres que conforman los efectivos de la Guardia Civil en la provincia por su aniversario.
Este número, según la Subdelegación de Gobierno, supone "una cifra histórica", resaltando que los medios materiales también gozan de buena salud con "la finalización de la ejecución de los obras del nuevo cuartel que habrá en el Puerto de Málaga, el de Cártama, la redacción del proyecto del de Alhaurín de la Torre y las obras de mejora de energética de los de Almáchar y Benaoján".
"Enhorabuena a todos ellos y a las familias. Es uno de los cuerpos con mayor reconocimiento de la democracia española. Seguiremos apostando por esa Guardia Civil moderna, eficaz y con unas altas tasas de profesionalidad", expresó Salas.
Las historias
El guardia civil Francisco Morón fue uno de los condecorados en el acto. Lleva más de tres décadas trabajando en la Benemérita y se considera un auténtico enamorado de su profesión. Su padre siempre quiso vestir el uniforme verde, pero no pudo, así que él le quitó "la espinita".
"Todo lo que tengo me lo ha dado la Guardia Civil", apostilló con honestidad. En su caso, está destinado en Málaga, lugar desde donde se gestionan y coordinan todas las unidades de la comandancia, incluido el Sistema Integrado de Vigilancia Exterior.
El motivo de su condecoración es un servicio que realizó contra el tráfico de drogas. "El servicio fue coordinado desde la sala con otros compañeros, se incautó una cierta cantidad de drogas, una embarcación y tuvimos varios detenidos. Eso fue en 2017 o 2018, y la verdad es que pudimos culminar un servicio bastante importante", recordó.
Si bien le han galardonado por aquella actuación, reconoce que uno de los servicios que más le ha marcado como profesional y como persona ha sido el del rescate del niño Julen Roselló, en enero de 2019. "Nosotros en la sala recibimos la primera noticia por el 112. Empezamos a coordinar el servicio, que resultó ser muy complicado por las circunstancias que ocurrieron. Yo creo que ese servicio nos ha marcado bastante a todos, no solo a los que trabajamos aquí en la sala, sino a toda la provincia", subrayó.
Precisamente, en el acto también fueron condecorados tres de los profesionales del cuerpo de seguridad que participó en el rescate del menor: el entonces responsable del 112 de Málaga, Rafael Francisco Gálvez Chica, el ingeniero de caminos Ángel García Vidal y el responsable del Servicio de Carreteras en la Delegación de Fomento, Articulación del Territorio y Vivienda de la Junta de Andalucía, Antonio Jesús Nieto Liñán.
Por su parte, Ángel García Vidal considera "un verdadero orgullo" esta condecoración, que llega más de cinco años después de la muerte de Julen. "La recibo con mucho honor, sobre todo porque la recibo en nombre de todo el equipo que estuvo allí trabajando, que me acompañó, unos compañeros excelentes. También en nombre de mi profesión y del Colegio de Ingeniero de Caminos, que se implicó mucho esos días", contó.
García Vidal fue la cara visible que trasladó información a la prensa y, a fin de cuentas, al mundo entero, durante aquellos interminables trece días. Ser el portavoz en una actuación así le fue verdaderamente difícil. "Yo no me dedicaba a eso, pero como representante del Colegio de Ingenieros de Caminos me propusieron que yo fuera la persona que explicara técnicamente el proceso. Traté de ser humano, transparente y prudente, pero es un trabajo que me costó bastante", expresó.
Rocío López fue una de las pocas mujeres guardias civiles condecoradas. Lleva quince años y medio en el cuerpo, de los cuales solo ha pasado tres en Málaga, el resto estuvo destinada en Madrid. Forma parte de un pequeño grupo de intervención rápida. "En mi grupo vamos todos a una, siempre que vamos a algo, vamos los nueve, ocho guardias y un sargento. Mi destino es Tolox, pero pedí meterme en ese grupo porque me parecía más interesante. Hacemos controles, entradas, registros... Somos un grupo de apoyo", contó.
Su condecoración no llega por ninguna actuación o servicio concreto, sino por el conjunto de todas las que realizan a diario. "Nosotros tenemos hasta una mini formación especial. Desde mi punto de vista, somos muy necesarios", subrayó.
En su caso, la vocación le llega gracias a su padre, también guardia civil. "Mi primera foto con un uniforme me la hice aquí, en este mismo patio, junto a él. Quince años después, vuelvo a tenerla, pero ahora con una medalla", ha contado con emoción.
Retirados
"Un ejemplo de sentimiento de orgullo de pertenencia a este cuerpo son los guardias civiles retirados", dijo en el acto el subteniente Joaquín Pedrosa mientras a algunos de sus compañeros les brillaban los ojos. José Carlos Gómez es uno de esos guardias civiles malagueños retirados. Ha pasado 44 años de su vida sirviendo a los españoles bajo su tricornio.
Aunque su primer destino fue Madrid, asegura que ha dado la vuelta a España enfundado en su uniforme. Torrejón de Ardoz, Valladolid, Almería... "Y he ido teniendo hijos en los diferentes sitios que he estado, cada uno en un lado, pero todos españoles", contaba con gracia el ex guardia civil.
En sus inicios en el cuerpo, José Carlos y su hermano, también guardia civil, estaban casados con dos mujeres que también eran hermanas. Fueron ellas las que incitaron a sus respectivas parejas que probaran suerte en Tráfico para tratar que siguieran trabajando juntos, pues al hermano de José Carlos lo hicieron cabo. "A mí no me gustaba, pero acepté hacer las pruebas y, al final... las pasé yo, pero no él. Me obligaron a que siguiera. Y aquí estoy", prosiguió.
Lo que más le ha marcado en estos años de trabajo ha sido cada conversación con los familiares de víctimas de accidentes. Mucho más, dice, que hacer una reconstrucción. "Era muy dramático ver cómo padres o hijos sufrían. Te sentías imponente porque tú no puedes hacer nada por solucionarlo. Ver a unos padres quedarse sin su único hijo es muy duro", dijo.
Su amigo y compañero Antonio Martín, guardia civil en reserva desde diciembre, asentía con la cabeza durante la conversación, aunque él se ha dedicado a atender las llamadas de los ciudadanos que entraban en la sala del 062, ha sufrido mucho con el relato de las personas que se encontraban al otro lado de la línea. Nunca olvidará el día en el que una persona le llamó para alertar de que iba a suicidarse.
"Mi sensación es que llamaba para despedirse. Pero me tiré hablando con ella unos 20 minutos y los compañeros llegaron a tiempo. Sin embargo, después me enteré que lo volvió a intentar al tiempo y lo consiguió", contaba con lágrimas en los ojos. Así, añadió, recuerda cómo muchas mujeres llamaban de madrugada, simplemente para buscar algo de compañía. "Es muy triste", sentenció.