La historia del policía local Miguel: fue a hacer la compra y recibió una paliza por mediar en un robo fuera de servicio
El agente, que lleva casi 25 años en el cuerpo de la Policía Local de Málaga, se encuentra aún de baja, pese a que han pasado nueve meses del suceso, y ha sido uno de los condecorados con la cruz verde al mérito policial.
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El 8 de abril de 2023 es un día que Miguel Ramírez, policía local de Málaga, tendrá por siempre marcado a fuego. "No por lo que yo pasé ese día, sino por el sufrimiento de mi familia", dice, con los ojos humedecidos por las lágrimas. Estaba fuera de servicio y, como un malagueño más, acudió a hacer la compra al supermercado que Mercadona tiene en la avenida Ortega y Gasset. Lo que no esperaba es que no volvería a casa cargado de bolsas como siempre, sino que acabó el día ingresado en el Hospital Clínico de Málaga.
Mientras se encontraba en la caja, escuchó a una cajera y a la encargada del súper discutiendo con un individuo. Le estaba diciendo "sácate lo que lleves, sácatelo". Miguel detectó que tenía al lado a un ladrón. Es por ello que viendo que el hombre no ponía de su parte y la discusión iba a más, decidió mediar e identificarse como policía local.
"Le dije que era policía, que se dejara de problemas y que no se complicara la vida, que iba a ser peor", recuerda algo emocionado Ramírez. El ladrón, que llevaba un acompañante, sacó algunos de los productos que había escondido y se marchó por la puerta, pero la alarma antirrobo de la puerta de acceso volvió a sonar.
"De nuevo les dije que dejaran lo que tuvieran. Lo soltaron, pero comenzaron a increparme. Les dije que se marcharan, que era lo mejor que podían hacer, pero finalmente me esperaron fuera y me agredieron", recuerda el policía.
Le propinaron un puñetazo fulminante que provocó que cayera de golpe al suelo. "Me levanté, comenzamos a forcejear y cuando vino un vigilante, porque de inicio no estaba, entre los dos conseguimos reducirlo hasta que llegaron los compañeros de la Policía Local para proceder a la detención", explica.
Los golpes le provocaron una fractura del hueso orbital y un hundimiento del hueso maxilar, lo que le provocó que tuvieran que colocarle una malla y pasar por quirófano varias veces. Estuvo tres meses viendo doble y ha tenido que estar más tiempo del que quisiera sin hacer esfuerzo físico debido al dolor que le provocaba en la zona del ojo el simple hecho de realizarlo.
Afortunadamente, tras nueve difíciles meses de baja, Miguel está a punto de reincorporarse a su puesto de trabajo, ese que vive con tantas ganas. Aunque reconoce que nunca fue un policía con vocación, pues de niño siempre soñó con ser bombero, cuando se pone el uniforme asegura que se "transforma". "Me entra un gusanillo que me es inevitable", sostiene.
"Y sin traje. Ha actuado muchas veces fuera de servicio", dice su mujer, que está cerca de él en la conversación junto a la madre de Miguel. Ambas reconocen que se sienten afortunadas porque aquel día todo acabara en el hospital "y no en Parcemasa". "Lo hemos pasado muy mal, ha sido muy duro. Miguel no tiene sensibilidad en una parte de la cara, pero nos quedamos con lo bueno, con días como hoy", declaran.
Este lunes, 13 de enero, Miguel fue condecorado con la cruz verde de la Orden al Mérito de la Policía Local de Andalucía. Una medalla que recibió de mano del consejero de la Presidencia, Interior, Diálogo Social y Simplificación Administrativa de la Junta de Andalucía, Antonio Sanz, y el alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, entre otras autoridades.
El propio regidor quiso destacar el caso de Miguel, junto al del agente Castillejo, que tras 40 años de servicio nunca se ha dado de baja. "Son el mejor ejemplo del sentido de la responsabilidad. Málaga hoy es hospitalaria con los servidores de las diferentes policías locales de Andalucía. Son profesionales magníficos, los mejores", declaró.
"Se agradece mucho algo así tras tanto sufrimiento. Nunca he vivido algo tan complicado como esto, pero he vivido momentos muy desagradables a lo largo de mis 25 años de carrera en la Policía Local de Málaga", prosigue el agente Ramírez.
Le es inevitable recordar a un bebé totalmente cianótico, "azul". "Recuerdo que los padres vinieron con el bebé que se ahogaba. La ambulancia no venía y no dudamos en coger el coche y tirar para el hospital. Creo que nunca he conducido más rápido en mi vida. Tardamos tres minutos en llegar al Materno y la criatura se salvó. No sé ni cómo no volcamos. Ahí entonces ya era padre y eso incrementa aún más la preocupación, no me podía imaginar a ese niño muriendo", sostiene emocionado.
Así, Miguel aprovecha la visibilidad con esta condecoración para reivindicar la gran labor que hacen desde la Policía Local y que muchas veces se desconoce por no ser algo aparentemente espectacular.
Ayudan a muchas personas mayores que pulsan el botón del Servicio de Emergencias 112 de Andalucía cuando sufren un accidente doméstico e incluso ejercen de psicólogos y realizan labores de acompañamiento a personas que, por desgracia, sufren la dura soledad en sus hogares. También, en su caso, ha llegado a mediar en bloques de vecinos para evitar denuncias entre partes mediante el diálogo. "Creo que este tipo de cosas se me dan bien, es una virtud que tengo, y que mucha gente no sabe que hacemos y que es muy importante a nivel social", zanja.