Esta semana hemos conocido el acuerdo para la implantación en Andalucía de Hygreen, uno de los mayores fabricantes de electrolizadores del mundo con inversiones millonarias tanto para la fabricación de componentes en Málaga como, en alianza con Coxabengoa, producir hidrógeno verde en Huelva. La visita del presidente de la Junta con tres consejeros (Economía y Fondos Europeos, Turismo y Acción Exterior e Industria, Energía y Minas) a China ha dado primeros anuncios que venían trabajándose desde largo.

Las ingenierías andaluzas con la que fuera probablemente la pionera, creada por aquellos Ingenieros Benjumea de principios del siglo XX. Pocos relacionarán el Caminito del Rey y el embalse del Guadalhorce con Abengoa y todo lo que en la más pura línea de Schumpeter ha generado, incluida la protagonista, Coxabengoa (la suma de Cox Energy y los activos de Abengoa, en liquidación, suponen un resultado consolidado del Cox Group de 581 millones de euros de ventas y 6.000 empleados el pasado marzo).

Al lector interesado le animo a visitar la presentación corporativa de la compañía. Para quitarse el sombrero. Pero ahora con muchas más ingenierías como Ayesa (más de 700 millones y 13.000 empleados) que integró Ibermática, Inerco (600 empleados), Prodiel…. Grupo Cuerva en Granada, y en el resto de España, muchas más empresas aparte de las archiconocidas e igualmente competitivas e innovadoras Técnicas Reunidas o Acciona están liderando en todo el mundo en energía, agua, infraestructuras, economía circular, desalinización y sostenibilidad. Muchas de ellas son empresas Cre100do (Greenergy, Molecor, Wind, Matholding…)

Cuando vemos estas compañías de tamaño medio, y las grandes, probablemente con Inditex como el mayor ejemplo de gran líder mundial en un gran sector, o los líderes mundiales de nicho, tan bien descritos por el investigador de Orkestra Bart Kamp, que se concentran en buena parte en el creciente del Ebro, desde el País Vasco hasta el Aragón de Jaime I, vemos que son empresas muy innovadoras y competitivas.

Miren el ejemplo de Floox Power, una empresa catalana que lidera tecnológicamente en cargadores DC de vehículo eléctrico de alta potencia o Riera Nadeu, un fabricante de centrifugadoras que tiene la patente mundial de centrifugado en continuo, un proveedor clave de las industrias farmacéuticas, la producción de nanomateriales o de litio, entre otras industrias estratégicas.

En Aragón el Grupo Samca, entre muchas cosas, patentó el material que permite usar PET reciclable en las botellas de leche protegiéndola de la luz y garantizando la economía circular, más económica y ecológica que los tradicionales cartones con plástico y metal. Tenemos un magnífico tejido empresarial con empresas de gran valor y potencial cada vez más internacionalizadas, cada vez más innovadoras y competitivas.

Las grandes como Inditex, Mercadona, Iberdrola han sido muy tractoras de empresas innovadoras, miren Erum en la economía circular de las perchas y elementos logísticos del textil. El equipamiento, decoración, iluminación y presentación en el punto de compra ha creado empresas líderes como HMY.

Trison, una empresa que transforma, mediante digitalización, los espacios comerciales, anunció que ha equipado el primer anti-centro comercial. La lista daría para una enciclopedia. Para no dejarme tecnologías punteras como la fotónica, Ipronics del Dr. Capmany, , Photonic Sensors and Algorithms del Dr. Blasco que revolucionará el Machine Vision, en Valencia, New Infrared Technologies en Madrid, Televés en Galicia, el espacio, la defensa o comunicaciones avanzadas con Sener, Multiverse en programación cuántica, o tecnologías avanzadas en fabricación para defensa y espacio con líderes como Escribano, mayor inversor industrial privado en Indra, SAPA o IDOM y Gutmar en Barcelona que hacen desde elementos de submarinos, satélites o helicópteros hasta componentes para sistemas de fusión del reactor Tokamak en el ITER. CAF, Talgo, Irizar en tecnologías de transporte, los proveedores del automóvil desde CIE a Antolín…

¿Y entonces? ¿Qué nos pasa? ¿Por qué seguimos en malas posiciones en Innovación? ¿No hemos mejorado? Las estadísticas dicen que las empresas invierten poco en I+D+I, que el nivel formativo medio de los empresarios es más bajo que el de sus pares en los países con los que compiten. Los informes dicen que la colaboración Universidad- Empresa dista mucho de los niveles de Suiza, por ejemplo. Existe consenso, y además es uno de los retos de la Fundación Cre100do, sobre que el tamaño medio de nuestras empresas es menor que el de nuestros pares competidores europeos.

Hay una enorme cantidad de expertos en innovación, desde los académicos hasta los “practitioners”, los que la hacen cada día, que coinciden en que los sucesivos gobiernos de las últimas 4 décadas han venido sistemáticamente uniendo, mezclando ciencia con innovación, unas veces confundiendo innovación con innovación tecnológica, otras directamente pensando que, apoyando las iniciativas de ciencia, la innovación sucedería, sin más, como las setas en otoño.

Parece que si se destinan recursos a Innovación se detraerán de Ciencia produciéndose de facto una competencia en lugar de una colaboración activa entre empresas e instituciones de investigación. Sabemos que la innovación se hace en los territorios, la ejecutan instituciones, empresas, autónomos proponiendo productos y servicios nuevos que generan más valor. Es la innovación la que genera oportunidades para la aplicación de nuevas tecnologías, pero también nuevas formas de hacer las cosas, nuevos procesos, nuevas alianzas, nuevas necesidades y mercados. La tracción de la innovación son los desafíos de mercado, los retos de las compañías, en mejores productos, en mayor valor, en productividad, en sostenibilidad. La concentración de innovaciones y la mejora de productividad de nuestro agro, especialmente en zonas hostiles y aparentemente áridas como Almería es digna de estudio.

Nuestro sistema de innovación va por detrás de las empresas, demasiado fragmentado, y con el mismo problema que las compañías a las que deben servir, los centros tecnológicos españoles en general son demasiado pequeños. Muchos centros tecnológicos, grupos de investigación, institutos universitarios de investigación, y organismos intermedios para tan pocas empresas que, a menudo, adolecen de tamaño y no están entrenadas ni en la innovación abierta ni en grandes proyectos colaborativos.

Para tener grandes centros tecnológicos, necesitamos grandes proyectos, ello a la vez supone grandes retos a resolver, financiación a largo plazo y empresas que trabajen juntas en proyectos mayores que los que harían por sí mismas. Grandes proyectos o misiones de país, menos centros, pero más grandes, más coordinación y vertebración de las iniciativas y los centenares o miles de grupos de investigación de una Universidad que lleva años perdiendo posiciones en el ranquin de Shanghái.

Fragmentación, enanismo, y falta de escala lleva a excelentes tecnólogos, científicos, ingenieros, profesores, investigadores y empresas a estar por debajo de nuestro potencial en innovación y, por tanto, a tener una economía capaz de generar mucho menor valor añadido por cabeza que nuestros pares europeos. Muchas veces se habla del turismo y los servicios turísticos como una clave de la baja productividad, pero miren California, Florida o la misma Francia, aun más visitada por turistas que España y podrán llegar a la conclusión de que tener un sector servicios potente y una economía con un peso importante del turismo no es incompatible con potenciar sectores de mayor valor añadido adicionalmente.

Pero en Francia, con más turistas que nosotros, cuentan con una institución que conecta grandes retos de país, grandes retos de empresas y la comunidad científica y tecnológica, se trata de CEA. En Alemania, que lidera en innovación y tiene una economía industrial potente, cuentan con dos instituciones clave, los institutos Max Planck para Ciencia y el Fraunhofer para desarrollo tecnológico aplicado a las necesidades de sus empresas.

En España las funciones del Fraunhofer las desempeñan una gran cantidad de instituciones con dificultades para hacer que en los grandes retos mundiales nuestras empresas puedan escalar posiciones. Aun así, consiguen proezas como tener una de las mayores tasas de retorno en programas europeos, caso de Tecnalia. No solo es cuestión de recursos, lo es también de modelo. Hay campos donde la fragmentación, el estar pegado al territorio, la subsidiariedad, la proximidad es bueno, pero además se necesita escala para acceder al mejor talento, a los mejores medios y participar en los mayores proyectos.

En Fedit, la Federación Española de Centros Tecnológicos, no están todos, pero sí los más importantes. Hay 31 centros federados directamente entre los que destacan los dos mayores, Eurecat y Tecnalia por su tamaño, recursos y presupuestos, además de agrupaciones, como la navarra ADItech (reúne a AIN, CNTA, Laurederra, Naitec), Castilla y León también agrupa en NODDO, siete centros tecnológicos, Galicia con AtiGA otros siete con algunos muy relevantes como CTAG o Gradiant, la Comunidad Valenciana reúne en Redit 11 centros. En Andalucía solo aparece la AICIA de la Escuela de Ingenieros de Sevilla. Hay centros tecnológicos muy buenos como Andaltec de Martos que no aparecen en Fedit.

Las repeticiones en materias, como IA, materiales avanzados, energías renovables, sostenibilidad, industria y procesos avanzados o fabricación aditiva son palmarias. Unos son transversales (tecnologías del plástico o la robótica), otros verticales (la conserva, el mueble o el textil), unos han hecho parte del trabajo de sumar, integrar en sus comunidades para tener escala como Tecnalia y Eurecat e incluso han empezado un plan de expansión fuera de las mismas, en el resto de España, en Europa, Asia y Sudamérica. Unos tienen decenas de empleados y otros miles. Unos llegan holgados a fin de mes y otros sufren.

Los grandes competidores mundiales son EE. UU. y China. Ante eso, Europa, tendrá que organizar sus recursos en el campo de la innovación, la transferencia tecnológica, la investigación y el impulso de industrias estratégicas competitivas de otra forma. La escopeta de perdigones no es eficaz. Necesitamos misiles supersónicos en innovación y eso requiere tesón, escala y colaboración privado-pública. Todos a una.

Los documentos que ha compartido Úrsula Von der Leyen para la próxima comisión hablan de más IPCEI (Proyectos Importantes de Interés común europeo). También habla de cambiar de programas a políticas. ¿Estamos preparados con este ejército de guerrilla para estos retos? ¿Están las empresas dispuestas a tirar de estas cargas: avales, burocracia, lentitud, fiscalidad adversa respecto de competidores internacionales…? De nuevo un Pacto de Estado por la Innovación es imprescindible para ser algo relevante en Europa y en el contexto global.

Cuando el mayor fabricante de semiconductores TSMC decide implantarse en Europa, ¿a dónde va? ¿por qué? Alemania les pondrá 5.000 millones con permiso de Europa en licencia de ayudas de estado dentro del Chips Act y el IPCEI de semiconductores. Sólo en Dresden, el Instituto Fraunhofer, , lleva desde 1992 y tiene ¡11 centros! que facturan 295 millones y emplean 2.440 profesionales al servicio de la investigación y transferencia tecnológica.

Sin industrias y empresas que generen empleos, valor añadido, plusvalías de capital e impuestos, los presupuestos de ciencia pueden ser cíclicos, como lo han sido en las últimas cuatro décadas. Las grandes apuestas o misiones necesitan recursos permanentes a largo plazo. Alemania y Francia duplicaron su inversión pública en I+D+I en la crisis de 2008 frente a España que la redujo. De ahí venimos. La necesaria adecuación del sistema de ciencia, tecnología e innovación, la forma en que se financian los proyectos, los plazos, su extremada lentitud, el tratamiento fiscal y la enorme fragmentación son plomo en las alas de compañías punteras que pueden darnos grandes alegrías. Necesitamos un Instituto Fraunhofer y 25 años (ellos lo consiguieron en más de 70).

Objetivo: estar entre los 10 primeros países en innovación, que mejore el tamaño, la competitividad y productividad de nuestras empresas.

La Fundación Cotec alerta de que el futuro no es bueno para la financiación de la I+D en el sector público, ya que la ejecución de presupuestos es muy mejorable y la disponibilidad de estos caducará pronto.

El análisis de Cotec advierte de que ha sido necesario esperar 13 años -y disponer de fondos europeos- para que España consiga superar los anteriores niveles máximos de recursos presupuestados y ejecutados para I+D+i+d, alcanzados en 2009.

La Fundación advierte además de que “los fondos NextGen estarán disponibles durante un periodo limitado de tiempo, de modo que será necesario reemplazarlos por otro eventual futuro mecanismo europeo o por otros fondos de origen nacional si se quiere dar cumplimiento tanto al compromiso de la Ley de la Ciencia de seguir incrementando la financiación pública de la I+D+i en el medio plazo, como a los objetivos de la Estrategia Española de Ciencia, Tecnología e Innovación de converger con Europa en I+D+i”.

En este contexto, la actualización del Programa de Estabilidad 2023-2026, recientemente presentado por España a la Comisión Europea, genera dudas importantes. En realidad, España prevé destinar en 2026 a las actuaciones de carácter económico (entre ellas, la política de gasto 46) una fracción de su PIB incluso menor que antes de la pandemia, por lo que no parece que se vaya a poder contar con recursos públicos adicionales suficientes para sustituir los actuales fondos europeos.” (Fuente : Análisis de la ejecución presupuestaria de I+D+I+D. Cotec)

En este contexto, el rol de las empresas, la financiación privada, los incentivos fiscales son clave para evitar la debacle, y el modelo hay que repensarlo para que así sea.

Mañana día 2 de septiembre en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo en el 38 Encuentro de la Economía Digital y las Telecomunicaciones, el director de Málaga Tech Park y miembro del Grupo de Reflexión de Ametic, Felipe Romera, moderará una mesa con la participación de la Consejería de Industria, Energía y Minas, que ha impulsado los planes CRECE Andalucía y es protagonista de la llegada de Hygreen a España entre otros muchos logros, la directora del Instituto Tecnológico de Aragón, y el Director de Eurecat, que ha puesto en marcha Eurecat -Innova en Andalucía para acercar la oferta de sus más de 10 centros especializados a las necesidades y proyectos colaborativos amplios de las empresas del entorno de la Fundación Ricardo Valle, que co-impulsa Ametic con empresas multinacionales, nacionales y locales así como con las instituciones públicas, incluyendo las universidades para conectar demandas de mercado con la extensa oferta existente en grupos e institutos de investigación y centros tecnológicos existentes.

La idea es que sean los grandes proyectos empresariales, orientados a los IPCEI’s europeos los que traccionen el sistema de innovación, y que haya tanto o más impulso a la tracción que a la transferencia. No se lo pierdan.