Esta semana, para variar, ha vuelto a ser intensa. Nuestra participación en la European Week of Regions en Bruselas nos ha permitido entrevistarnos y conocer a los representantes de otras regiones de la Alianza Europea de Regiones por los Semiconductores.
Baja Sajonia, con la mayor concentración de foundries, centros de producción de materiales, de packaging, de equipos de test, de diseño, uno docena de institutos de investigación vinculados al Fraunhofer, una de las universidades mejores del mundo, abundancia de escuelas de formación profesional que forman en oficios altamente remunerados relacionados con esta industria, desde la instalación y mantenimiento de equipo de purificación y filtrados e aire, salas limpias, instalaciones y operación de gases criogénicos, litografía, operadores de láser… La formación dual, herramienta fundamental en la que Alemania también nos lleva gran ventaja es clave.
El director del Clúster de Empresas de semiconductores de Baja Sajonia, Frank Rosenberger, participó en una mesa que tuve el privilegio de moderar y nos explicaba con una sencillez y humildad algo que era para mí apabullante.
Dresde, el tercer nudo ferroviario más importante de Alemania, había sido arrasada al final de la Segunda Guerra Mundial por la acción conjunta de las bombas inglesas y norteamericanas. En dos días, entre el 13 y el 15 de febrero de 1945, muy pocos días después de la Conferencia de Yalta, cuando ya la guerra estaba decidida y no hacía falta, más de mil bombarderos pesados lanzaron cuatro mil toneladas de bombas sobre una preciosa ciudad a las orillas del Elba.
Su centro histórico desapareció con los entre 20.000 y 40.000 civiles, según las fuentes, que perecieron en semejante barbaridad que, sin embargo, no fue la más destructiva, si se compara con el bombardeo de Hamburgo que dejó el doble de bajas.
La capital de Sajonia era uno de los polos industriales más importantes del país, con más de 110 fábricas que empleaban a más de 50.000 obreros especializados incluyendo producción aeronáutica. Destacaban también las plantas especializadas en producción óptica (la marca Zeiss ha sobrevivido), química, armas, acero, equipos eléctricos, y de rayos X.
Pioneros en electrónica y equipos de radiofrecuencia, también contaban con otra marca que ha sobrevivido, Osram, en el mundo de la iluminación. Aunque el centro fue arrasado, las zonas industriales apenas fueron dañadas.
De la tradicional industria de la cerámica y la porcelana, la revolución industrial la transformó en un potente polo tecnológico que bajo control soviético continuó ejerciendo su superioridad técnica, ahora para todo el bloque liderado por la Unión Soviética.
Hasta la caída del muro, Baja Sajonia siguió siendo el principal centro de investigación, desarrollo y producción de componentes de alta tecnología del Comecon. El moderno clúster, que se cimenta sobre esta historia, se crea con la reunificación, los fondos para el desarrollo de Alemania Oriental y la llegada de las grandes multinacionales occidentales con importantes incentivos estatales y europeos obran el milagro. En 40 años se han convertido en una de las regiones de Europa con mayor concentración de tecnología y valor añadido.
Conscientes de que eso no es suficiente para competir en un mundo global en el que Taiwán y algunos clústeres chinos, surcoreanos y recientemente norteamericanos con el gran impulso que la administración Biden y su Chips Act y su Inflation Reduction Act, los sajones son extraordinariamente generosos en tender puentes con otras regiones que puedan reforzar la propuesta de valor común.
Silicon Saxony cuenta con más de 500 miembros y realizan o participan en más de 60 eventos especializados para fomentar la relación, el conocimiento mutuo y la colaboración no solo entre sus miembros, sino con otros clústeres y regiones. Consciente de las enormes externalidades que su actividad produce, el Deutsche Bank está entre sus sponsors privados.
La semana anterior, en la apertura del Congreso Mundial de Fotónica en Málaga, la vicepresidenta de la mayor productora de semiconductores del mundo, TSMC, María Marced, a la que se ha reconocido con un edificio que lleva su nombre en el Málaga Tech Park, siguiendo los dedicados a Rosalind Franklin, a Hedy Lamarr (Eva María Kiesler) o las calles dedicadas a Marie Curie, nos recordó las diferencias entre europeos y chinos en cuanto a su posición en la carrera mundial por el liderazgo tecnológico.
Un mes antes, Ana de Palacio, la ex ministra de Exteriores y miembro del Consejo de Estado, debatía con el presidente del Consejo Económico y Social, durante las jornadas de Ametic en la UIMP de Santander, y nos recordaba que los europeos, gracias a figuras como Schumann y otros padres de la UE, hemos decidido no mirar a las atrocidades de nuestro pasado y sobre ese consenso se construye la UE y un proyecto de prosperidad compartida, pero que los chinos, entre otros pueblos con tradición milenaria y vocación civilizatoria, son muy conscientes del suyo y de su posición y misión en el orden mundial.
El informe Draghi abunda en que para poder ser algo con capacidad de gobernarnos y un mínimo de autonomía, Europa necesita un esfuerzo educativo, tecnológico, científico, industrial y demográfico sin precedentes.
A mi lado en la mesa estaba el Dr. José Capmany, profesor de fotónica en la UPV, impulsor de un potente clúster de empresas de base tecnológica como IPronics, que han venido a transformar la forma en la que movemos los datos.
Calcular con electrones y comunicar con fotones en la forma más eficaz en términos de coste, velocidad y consumo energético para las tecnologías de la información y la inteligencia artificial.
El desarrollo de las tecnologías de interfaz, entre luz y electricidad, a escalas muy altas de integración ha llevado a empresas como la del profesor Capmany, o VLC Photonics, Photonics Sense del profesor Blasco, Bioherent del profesor Íñigo Molina en Málaga, KD en Madrid, el clúster de Vigo, y muchas más a en toda Europa a emerger en este nuevo campo que puede multiplicar la capacidad y la eficiencia de los supercomputadores o acelerar el diagnóstico médico hasta hacerlo instantáneo.
Algún día, los alérgicos o intolerantes a ciertos alimentos y substancias tendrán un sensor personalizado para sus alérgenos que les permitirá controlar en tiempo real y con su móvil si hay niveles nocivos de los mismos en un alimento antes de comerlo.
Recuerdo que un analizador de redes era un equipo grande y sofisticado que hoy con los transductores adecuados y una tablet puede resolverse. No es ciencia ficción, es conectar la naturaleza con una red de supercomputadores. Física, Hardware, Software y tecnología de comunicaciones en las que la fotónica, que ya conecta por fibra todo el planeta, también entrara miniaturizada en los procesos de tratamiento masivo de datos que suceden a nivel de placa de computador y entre los propios elementos de las GPUs.
Así lo presentó el CEO del Imec, dispositivos que incorpora un stack en 3D con memorias, CPU, GPU, maya de conexión de alimentación, micro fluídica para la gestión térmica e interfaces ópticos para los datos, entra y salen fotones, fonones y electrones, pero los primeros comunican, los segundos evacuan el calor y los terceros realizan el trabajo computacional mediante la combinación de millones de puertas por milímetro cuadrado.
Y así, cuanto más pequeño, más cerca de la mecánica cuántica, una ciencia que apenas tiene 100 años. No es ciencia ficción. Ya no extraña ver a diabéticos con su sensor clavado con tres puntas indoloras en el brazo, que comunica directamente sus niveles de glucosa a un dispositivo móvil permitiendo una regulación insospechada hace 20 años y mejorando la calidad de vida y los costes de la prevención y tratamiento.
Tecnologías para el bien, tecnologías para la vida y la prosperidad compartida. ¿Podemos permitirnos descolgarnos de esto?
Estas preguntas y muchas más han sido la base de la reflexión de Ametic desde siempre, pero más intensamente desde que Pedro Mier asumió la presidencia hace 8 años. Desde esta patronal se luchó por la presunción de inocencia y la neutralidad tecnológica para evitar que el canon digital impusiera impuestos a todos los soportes que permitieran copias como pretendían los lobbies de los autores, como si disponer de un disco, un CD o un pendrive supusiera en automático la intención única de usarlo para violar la propiedad intelectual.
Los años y los tribunales nos dieron la razón y la disponibilidad actual de soportes para datos, desde memorias SIMS, pendrives, discos duros reales o virtualizados en la nube no han disparado la piratería, que gracias al acceso freemium y premiun a contenidos en streaming se ha reducido drásticamente.
La defensa de la radiodifusión de contenidos de calidad como servicio público, la adopción temprana de estándares como la TDT, la inclusión de nuestras industrias en los programas de la ESA, el impulso de la conectividad en el transporte, de las Smart cities, de la industria 4.0, de la IA, han sido ejes y objetivos de grupos de trabajo y comisiones de gran relevancia.
El impulso del ecosistema español de semiconductores, su mapeo, la propuesta de estrategia estatal de microelectrónica, o la petición de que España no se descolgara del tren del la historia habilitando un Perte Chip con dotación para la formación, conforme a los pilares de la Chips Act ha sido clave.
La innovación por misiones nace en los proyectos tractores primero y en los macroproyectos tractores impulsados por Ametic después. El poner las tecnologías electrónicas, fotónicas, y digitales desde la IA, la ciberseguridad o la computación cuántica al servicio de sectores como el turismo, el deporte, el transporte, fintech o el agro convierte a Ametic en un agregador de tecnologías habilitadoras y una plataforma para la colaboración imprescindible.
Operadores, instaladores, academia, desarrolladores, asociaciones y organismos intermedios de innovación, parques tecnológicos, agrupaciones de empresas innovadoras, clústers, consultoras cada vez más convertidas en verdaderos agentes de la transformación digital de sus clientes y de las administraciones públicas, se citan en sus eventos, y grupos de trabajo, elaboran planes, propuestas, posiciones y proponen proyectos.
Uno de ellos, no menor, la Fundación Ricardo Valle que he tenido gracias a Ametic el honor de impulsar y presidir tendiendo puentes a centros tecnológicos, universidades, administraciones públicas y sobre todo empresas privadas que se unen para desarrollar innovación colaborativa.
El segundo mandato de esta presidencia se agota en breve y toca reflexionar, de nuevo, esta vez no sobre la tecnología, la industria, el contexto, el entrono, el futuro, las regulaciones que sobran y las que faltan y el impacto en la sociedad. Ahora toca una reflexión sobre nosotros.
¿Cómo debe ser un nuevo Ametic? ¿Qué debería perseguir la siguiente presidencia? ¿Cuáles son las siguientes estaciones del viaje hacia un país y una Europa más capaz, más competitiva, con una tarta más grande para todos, para las grandes compañías multinacionales que acceden en reciprocidad a nuestros mercados y crean empleos y prosperidad aquí pero también para los actores que impulsan la tecnología, el conocimiento y la industria Española y Europea que se hace y usa aquí y se exporta a todo el mundo?
¿Cómo debe ser la asociación más veterana y más influyente? ¿Debe ser como el sector que tenemos o como el que deseamos? ¿Cómo debe ser su gobernanza? ¿Cómo ser más ágiles, más inclusivos, más diversos? ¿Cómo unir fuerzas con aquellos que persiguen objetivos comunes? ¿Cómo federar objetivos y esfuerzos? ¿Cómo crecer en representatividad y legitimidad? ¿Cómo estar atentos a los riesgos? ¿Cómo mejorar la capacidad de hacer propuestas a las administraciones competentes que mejoren nuestras posiciones en Innovación, en tecnología, en producción industrial y en la adopción pública y privada de la tecnología?
¿Cómo mejorar nuestras aportaciones a CEOE (España), Digital Europe (Europa) y Aleti (Latinoamérica)? ¿Cómo implicar y hacer participar a CEOs y directivos con agendas imposibles? ¿Cómo hacer que nuestro pequeño grupo de reflexión se consolide en un think tank? ¿Cómo construir una casa común de todas las asociaciones locales y autonómicas que persiguen en sus escalas los mismos fines?
¿Cómo abrirnos más sin perder la esencia y valores fundacionales de todas las asociaciones que han ido confluyendo en Ametic? ¿Cómo representar mejor a grandes, medianas y pequeñas empresas? ¿Cómo representar la diversidad del territorio poniendo también a la cada vez más pujante periferia con Galicia, Asturias, País Vasco, Cataluña, Comunidad Valenciana, Andalucía… llenándose de campeones cada vez menos ocultos?
Pensar para el bien de una institución que supera el medio siglo impulsando la transformación de España y puja por el rol que nos corresponde en la economía y decisiones europeas. Ahora toca pensar en un nuevo Ametic que proteja lo construido y se abra a los nuevos desafíos.