Hace pocas mañanas nos incorporamos a la sesión matutina del hospital con la novedad de una familia estaba muy preocupada porque tenían a su tercer hijo, de 2 meses de edad, ingresado con el diagnóstico de bronquiolitis.

Era una familia que ya conocía muy bien la enfermedad porque sus tres hijos anteriores la habían pasado, con el ingreso de dos de ellos en una unidad de cuidados intensivos pediátricos.

Ellos pensaban que el actual panorama sobre infecciones respiratorias era distinto y muy esperanzador, porque unos días antes habían acudido a administrarle la vacuna que llamaban de la bronquiolitis a esta nueva hija, en una consulta atestada de niños con síntomas por virus respiratorios, y sin embargo estaban en el mismo punto de enfermedad con esta niña, que con anterioridad con sus hermanos.

Tras revisar la historia clínica de esta niña lactante nos encontramos con que se trataba de una niña que había consultado en urgencias en varias ocasiones por un episodio agudo de dificultad respiratoria. Era su primer episodio de infección pulmonar.

Previamente al ingreso se comprobó en el servicio de urgencias pediátricas que se trataba de una niña con sensación de enfermedad importante y aguda, que requería de oxígeno, lo que unido a su situación de insuficiencia respiratoria llevo a decidir su hospitalización.

En los exámenes de laboratorio se pudo comprobar que presentaba una infección, por una bacteria llamada Neumococo. En los días siguientes y antes su mala evolución clínica, se decidió ampliar el estudio de los exámenes de laboratorio, demostrándose una COINFECCIÓN, es decir, una superposición con otra infección llamada metaneumovirus humano. 

El metaneumovirus fue descubierto en Holanda en el año 2001; es muy parecido al virus respiratorio sincitial de las bronquiolitis. Es un nuevo patógeno humano y destaca como causa importante de infecciones de las vías respiratorias superiores e inferiores de niños.

Sobresale en su cuadro clínico la dificultad respiratoria que provoca. Las radiografías de tórax iniciales no son concluyentes y son similares al del resto de virus respiratorios. En su tratamiento destaca el hecho de que requieren mayor utilización de inhaladores, de cortisona y de oxígeno.

Muchos de ellos requieren de una unidad de cuidados intensivos pediátricos para su cuidado; por lo que, en el pensamiento de un pediatra, ante un ingreso hospitalario de un cuadro respiratorio en un niño de muy corta edad, siempre está el metaneumovirus como una posibilidad presente.

No existe un tratamiento específico y directo frente al metaneumovirus y tampoco tenemos vacunas por lo que su prevención es la evitación, como en el COVID, y su terapéutica dependerá del tratamiento de sus síntomas. Actualmente existen varias vacunas en fase de estudio, pero aún no han sido suficientemente estudiadas para su utilización; algunas de ellas aportarán novedades de diseño terapéutico como es su combinación con otros virus respiratorios tipo gripe.

Es importante destacar que puede presentarse como la coexistencia de varios virus o también se ha demostrado interacción e infección simultanea entre un virus y una bacteria. Concretamente uno de cada tres niños ingresados por infección respiratoria, lo está por más de un virus. 

El peso de la enfermedad

El virus respiratorio sincitial de las bronquiolitis continúa siendo el patógeno viral más importante en la infancia, tanto en infecciones por virus único como en coinfecciones virales. Pero están apareciendo nuevas infecciones como la ya citada por metaneumovirus, el bocavirus o los coronavirus

Aparecen sobre todo en los niños más pequeños de edad y prácticamente siempre en los menores de 2 años, y sobre todo, si padecen de alguna enfermedad importante: neurológica, cardiaca, oncológica o secuelas de la prematuridad.  La prescripción de broncodilatadores de acción rápida, de antibióticos y de corticoides sistémicos se incrementa en el grupo con coinfección viral, probablemente debido a la mayor intensidad de los síntomas al ingreso. 

La niña de nuestro caso clínico tras muchas dificultades en el tratamiento fue dada de alta a los nueve días de hospitalización, con mejoría clínica y con un importante tratamiento a largo plazo. 

Esta familia angustiada por el problema respiratorio, que soportaba su nueva hija, no le supuso de gran interés conocer que el 25 de septiembre del 2023 se inició la administración de la vacuna frente a la bronquiolitis en Andalucía: cada autonomía en una fecha diferente.

Ni tampoco que en Andalucía terminó la vacunación de los no vacunados el 31 de marzo pasado; ni incluir a su nueva hija en el grupo de los restantes que se fueron vacunando al ir naciendo hasta el 31 de marzo de 2024. Porque desgraciadamente ni se vacunaron todos los nacidos en Andalucía ni todos se vacunaron a tiempo.

Además, hemos tenido que aprender lecciones nuevas como son el metaneumovirus y las confecciones. Nuestros niños están mejor atendidos, pero nos queda mucho por hacer.