María José González es técnica en farmacia y técnica superior en fabricación de productos farmacéuticos. Hasta el pasado mes de julio, su vida estaba fuera de su pueblo natal, Genalguacil, pero ahora todo ha cambiado. "Mis amigos me llamaron loca, ahora me llaman valiente", cuenta a El ESPAÑOL de Málaga esta joven de 20 años, que ha regresado a su localidad para regentar 'El Refugio', un restaurante con varias décadas de historia.
Este bar ubicado junto a la Plaza de la Constitución de Genalguacil es uno de los cuatro que hay en el pueblo, y el pasado mayo cerró sus puertas ya que la familia que lo regentaba no podía encargarse de él. Fue entonces cuando María José decidió dar un paso al frente y postularse para reabrirlo con la ayuda de su madre, Manuela, que es cocinera de profesión. "Quería estudiar química en Málaga pero no tenía dinero para mantenerme en la universidad sin trabajar, ya que me rechazaron la beca, y compaginar las dos cosas iba a ser difícil. En ese momento, por casualidad, nos enteramos de que cerraba el restaurante", recuerda.
La joven decidió entonces volver a sus raíces para emprender. "No quería compartir piso en Málaga mientras estudiaba y trabajaba y sin la posibilidad de ahorrar", explica María José, y resalta que con este nuevo trabajo puede vivir "en su casa". "Al final, nuestra generación está fuera de Genalguacil pero todos los fines de semana volvemos al pueblo, lo llevamos en la sangre".
Después de vivir en Córdoba y Málaga durante su formación académica, María José asegura que la calidad de vida de un pueblo "es diferente", y la forma de relacionarse con las personas también. "Para mi es un sueño poder trabajar en mi pueblo. Y es un servicio que ofrecemos a los vecinos, muchas veces nos hemos quejado de que faltan lugares", cuenta la joven, y asegura que en Genalguacil "hay oportunidades y trabajo para el que quiera emprender" al ser un pueblo muy turístico.
Entre los platos estrella de 'El Refugio' se encuentran el salmorejo de carne, el gazpacho caliente o el pisto, elaborados con productos de la zona y del huerto de su padre. "Es su aportación a mi proyecto, estamos preparándonos para ampliar el huerto y así poder tener más verduras", subraya María José, que también ofrece platos de cuchara tradicionales. "Siempre le digo a los clientes que a la sierra de Málaga no vienen a comer calamares, aquí rescatamos todas las recetas antiguas", bromea.
El restaurante, que abre de miércoles a domingo a partir de las 12.00 horas, ha tenido "buena acogida" desde su reapertura. María José se encarga de la barra y las tapas frías, y su madre de toda la cocina. En verano contrataron a tres camareros más para hacer frente a la mayor afluencia de clientes. "Hasta hace cuatro meses yo no sabía tirar una cerveza ni llevar una bandeja. Ha sido un aprendizaje exprés", cuenta la joven.
Con una nueva vida por delante en su tierra natal, María José se siente afortunada de poder emprender en su pueblo y fomentar la vida local. "Soy una enamorada de Genalguacil. Como se vive aquí no he vivido en ningún sitio".