Miguel Gómez Molina, el forense de las joyas: "La gemología siempre ha formado parte de mi vida"
El malagueño es tasador certificado por varios países y director de uno de los establecimientos de lujo con más trayectoria en la provincia, Gómez y Molina Joyeros.
24 enero, 2024 05:00Noticias relacionadas
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Un mes de estancia en Inglaterra a gastos pagados por la familia real saudí para examinar y tasar las joyas de uno de sus miembros. Es una de las experiencias que forman parte del currículum del malagueño Miguel Gómez Molina, un prestigioso gemólogo y director de uno de los establecimientos de lujo con más trayectoria en la provincia, Gómez y Molina Joyeros. “Empecé a interesarme por el conocimiento de las piedras preciosas desde muy joven, la gemología siempre ha formado parte de mi vida”, cuenta Gómez Molina, cuya especialización lo ha llevado a convertirse en un forense de las joyas.
El gemólogo malagueño dirige la joyería familiar junto a sus hermanas. Este negocio fue fundado por sus padres hace más de medio siglo en Marbella, y se ha convertido en uno de los emblemas del lujo en la ciudad. Desde pequeño, su mundo ha estado relacionado con los metales preciosos, y esa curiosidad le llevó a seguir profundizando en ellos: ha estudiado gemología en Alemania, Estados Unidos y España, con especialización en diamantes y cursos en diseño de joyería. Además, el pasado año incorporó a su palmarés el título de tasador de joyería, la categoría más alta que otorga el Instituto Gemológico Español.
¿Qué supone ser joyero forense y tasador? Los profesionales con esta titulación trabajan para clientes privados, seguros o la propia policía en casos en los que sea necesario peritar una joya o metal precioso que permita certificar su calidad. Para ello, se aplican diferentes metodologías que estudian el engaste, los materiales y los componentes de las joyas. “No solo se analizan el peso y la procedencia de las mismas, sino también cómo se han elaborado”, explica el gemólogo.
Entre los casos que ha dirigido también se encuentran las falsificaciones, con el estudio de piezas que han sido vendidas por un valor mucho más alto del que realmente tienen. Junto a estos servicios, un tasador también elabora informes sobre colecciones y joyas para venderlas o para inventariarlas.
Estos peritajes sirven para todo tipo de situaciones. Gómez Molina pone como ejemplo el trabajo que realizan para determinar si una joya está rota por problemas estructurales o se trata de un descuido del cliente. “En el caso de un anillo, la piedra preciosa está sujeta por tensión mecánica, por cuatro garras que la sujetan. Si se rompe, podemos determinar si ese fallo ha sido causado por una debilidad estructural del metal o si se ha causado por otros motivos como un golpe accidental”, detalla.
También cuenta su experiencia en uno de los casos que ha tratado personalmente en su joyería. Le encargaron rehacer un anillo en platino, “un metal mucho más pesado”, con un diamante y dos piedras laterales. “Tuve especial precaución de registrarlo fotográficamente e inspeccionarlo previamente antes de entregarlo al cliente. Días después me contó que se había perdido una de las piedras e inicié una investigación del anillo realizando microfotografías”. En ese momento, el gemólogo halló que dos de las garras que sujetaban la piedra estaban dañadas, algo que evidenciaba que había sufrido un golpe. “Son evidencias claras. Efectivamente, me confirmó que se le había caído”, añade.
Uno de los trabajos que le marcó fue el de tasar las joyas de una princesa de la casa real saudí. “Fue una experiencia bonita y dura a la vez”, recuerda Gómez Molina, que pasó un mes en Londres analizando miles de piezas de joyería. “Era una habitación repleta de joyas, una colección impresionante, algunas de ellas únicas. Fue un privilegio para mí, y me dio mucha satisfacción que contaran conmigo a pesar de todos los profesionales que hay en Londres. Querían una persona que les inspirase una total confianza, ese es el ingrediente más importante, la integridad y unos valores muy fuertes”, subraya.