El plato típico de Jaén que no se come en el resto de Andalucía y que tiene su origen en el campo
Este guiso tradicional combina un caldo de pescado o de carne con trozos de masa de harina.
9 septiembre, 2024 11:00Noticias relacionadas
La provincia de Jaén es conocida por su riqueza histórica, cultural, natural y gastronómica. Es considerada la capital mundial del aceite de oliva, ya que es el mayor productor de este producto a nivel global y gran parte de su economía gira en torno al cultivo del olivo. Otra de las razones por las que es conocida esta provincia es por sus innumerables platos, potajes y sopas tradicionales que no dejan indiferente el paladar de nadie.
Entre su recetario con cuchara destaca el famoso andrajos. Este plato típico es una receta sencilla y humilde que forma parte de la cocina rural y tradicional, típica de las familias campesinas. A lo largo del tiempo, este plato ha sido valorado por su capacidad para aprovechar los ingredientes locales y económicos, convirtiéndose en una comida reconfortante y muy apreciada.
Los andrajos son una especie de guiso que combina un caldo de pescado o de carne con trozos de masa de harina, llamados andrajos, de ahí el nombre de este plato. La masa se corta en tiras o trozos irregulares, se cocina en el caldo con ingredientes como ajo, cebolla, tomate, pimientos y patatas.
Eso sí, hay variaciones de este plato, ya que puede hacerse de conejo o pescado como bacalao que da un sabor particular al guiso y también añadiendo verduras como espárragos o habas.
Su preparación comienza con un sofrito de ajo, cebolla, pimiento y tomate. A este se le añade agua o caldo y después pescado o carne. Cuando el guiso ha hervido, se añade la masa de harina y agua, preparados previamente. De esta manera, se mantiene el caldo cociéndose hasta que la masa se cocina y el guiso tiene una textura espesa y reconfortante.
Para conocer el origen de este plato tan típico hay que adentrarse en la vida rural. Este plato es un símbolo de lo rústico y casera, ya que representa la cocina de aprovechamiento tan típica en aquellos tiempos en los que la economía rural se veía obligada a usar ingredientes simples y extender su uso para poder alimentarse durante varios días.