Manuel García, vocal de dermofarmacia del Colegio de Farmacéuticos.

Manuel García, vocal de dermofarmacia del Colegio de Farmacéuticos.

Salud

"La moda del bronceado llega gracias a Coco Chanel en el siglo XX y se mantiene hasta hoy"

Las quemaduras en la piel son un "tremendo castigo" que la dermis no olvida y que luego pasa factura; la más grave, el cáncer: "El bronceado tiene que ser muy progresivo".

12 mayo, 2022 05:00

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El Colegio de Farmacéuticos de Málaga celebra la II Jornada Farmacéutica Malacitana, en la que se abordarán las últimas tendencias y novedades en Dermofarmacia. Acudirán más de una docena de profesionales del sector, entre los que se encuentra Manuel García, vocal de esta especialidad en la provincia. Este experto en el cuidado de la piel explica que la cultura sanitaria está cada vez más extendida, especialmente en Europa: "Los extranjeros le dedican más tiempo y dinero".

Advierte de que las clásicas estampas de turistas con la dermis enrojecida por el sol tienen unas consecuencias nefastas. Aunque eso sí, señala que se nota más por el fototipo: "Los que somos más morenos también nos quemamos".

¿Qué supone para el sector farmacéutico la celebración de estas jornadas? 

Es un proyecto que viene a continuar con el encuentro que ya realizó el Colegio de Farmacéuticos hace unos años y que versaba sobre alimentación. Para esta segunda edición, hemos decidido centrarnos en la dermofarmacia, muy de actualidad y que nos va a permitir participar de una forma muy intensa. 

Especialmente ahora, con la llegada del verano y todos los problemas derivados de la exposición al sol.

Exacto. La dermofarmacia se centra en el cuidado de la piel; sobre todo en la prevención de determinados aspectos que pueden hacer que envejezca saludablemente o con alteraciones. Uno de los factores más influyentes es el sol, elemento clave en la Costa del Sol. Este astro da vida, pero también puede producir fotoenvejecimiento, fotoinmunidad u otros desórdenes. Es decir, una serie de problemas cuyo máximo exponente es el cáncer de piel. Por todo ello, los farmacéuticos tenemos que concienciarnos de la importancia de este tema para luego poder transmitirlo a nuestros clientes y pacientes, para que se cuiden. 

Ha habido una evolución social en torno a la consideración cultural del sol. Prueba de ello son los cuadros en los que la gente del siglo XIX iba a la playa cubierta para no ponerse morena. Sin embargo, poco queda de aquello ¿En qué momento nos encontramos?

La exposición al sol y el estar bronceado responde a ciclos. En esos cuadros se ve cómo la gente se protegía con sombreros y sombrillas. Fue Coco Chanel, ya adentrado el siglo XX, quien lo puso de moda: se fue de vacaciones y llegó muy morena. Una diseñadora tan importante fue la que impulsó esta tendencia que llega hasta nuestros días de una forma muy intensa. Hasta el punto de que pasamos demasiado tiempo en la playa tomando el sol, lo que supone que la aparición de estos problemas se acelere. 

En los últimos años, incluso en la última década, se ha puesto de relevancia la importancia de los fotoprotectores, concienciando de la necesidad de no quemarnos. Lo cual, es bastante común. Todos hemos visto la imagen de un grupo de extranjeros, caucásicos, con eritemas en la piel después de haber pasado una jornada en la playa. Eso es nefasto. Es un castigo tremendo que la dermis no olvida y que luego pasa factura a través de enfermedades; la más grave, el cáncer.

Podemos decir que esa moda sigue vigente. A la gente le sigue gustando estar bronceada, aunque ya sí hay una mayor educación gracias a los profesionales de la medicina y de la farmacia. Incluso ha habido campañas oficiales del Ministerio de Sanidad recomendando el uso de fotoprotección cuando llega la época estival. Es atractivo estar moreno, pero hay que hacerlo muy progresivamente, evitando las quemaduras que son lo que más daño hace a largo plazo. 

¿Han notado esa concienciación entre los clientes y pacientes?

Sí, la demanda de fotoprotectores y productos para el cuidado de la piel va subiendo anualmente. En particular, este sector se va a poco a poco desestacionalizando. En verano es cuando se produce mayor incremento de su consumo, pero ha ido cambiando. El ejemplo más claro lo tenemos en los niños: las madres cuidan mucho que sus hijos pequeños no se quemen. Después ha ido pasando a los más jóvenes y al final vemos que durante todo el año se cuida la exposición de la piel al sol cuando hacemos cualquier tipo de actividad al aire libre, ya que ese contacto con la radiación ultra violeta A y B va castigando y nos hace muy vulnerables. Todo el que se preocupa por la salud tiene en cuenta este tema. 

¿Está extrapolada esta cultura del cuidado a otros países? La sensación es que entre los turistas que visitan la Costa del Sol no se tiene tan en cuenta la protección. 

Esa estampa es clásica todos los años. Lo cierto es que nunca llegan a ponerse morenos así que tampoco tiene sentido esa exposición tan enorme. Los que vivimos en una zona playera nos vamos concienciando cada vez más, pero es algo que ha llegado a toda Europa. Incluso diría que los extranjeros le dedican más tiempo y dinero al cuidado personal (aunque se va igualando poco a poco). Lo que sí es cierto es que las consecuencias parecen más llamativas por el tipo de piel que tienen. Pero nosotros, que somos un poco más morenos, también nos quemamos. Se expresan de forma menos espectacular que un fototipo más claro, pero están ahí. 

¿Cuánto tiempo de exposición es necesario para empezar a hablar de un riesgo importante?

Depende de varios factores externos, principalmente estación del año y hora, ya que la radiación solar es variable en estos dos parámetros. El índice de radiación ultravioleta se puede buscar a diario en la web de la AEMET. Eso nos ofrece datos de la fuerza con la que llega a la tierra por horas y días, clasificándose en distintos rangos para poder entender el peligro que tiene tomar el sol. 

Es muy interesante consultarlo, sobre todo para disfrutar de forma saludable. Las horas de menor intensidad están al comienzo y al final de las jornadas, mientras que el tramo que siempre tiene que evitarse a toda costa está entre las 12:00 y las 16:00. La radiación es muy intensa y muy dañina, por lo que hay que huir de ellas. En esa franja, sin protección solar, 5 o 10 minutos son suficientes para quemarte. Parece muy poco, pero si no te has cubierto, te puede producir un eritema. Conforme nos alejamos de esas horas, el tiempo es mayor. Lo mismo ocurre con las fechas; no es igual julio que enero. 

Todos estos temas técnicos derivan en una serie de recomendaciones, que se basan en no tomar el sol en la parte central del día, hacerlo con protección solar y siempre con ropa clara en el caso de los niños para reflejar la radiación. Estos consejos tenemos que transmitirlos a la población, ya que hablar de tiempos o fechas puede conducir a error. 

Con la llegada del verano, surgen de nuevo productos mágicos que se venden en internet. ¿Qué recomendaciones hacen los farmacéuticos?

Los productos de fotoprotección que se venden en Europa por canales serios de distribución cumplen con una normativa que tiene muchísimos controles y un etiquetado claro para que el consumidor los identifique. Ahí no existe la posibilidad de que vendan material falso o que genere falsas expectativas. Los autobronceadores son otra categoría, que no estimulan el bronceado propio de la piel, sino que generan una oxidación de ciertos pigmentos que da un aspecto similar. Hay que tener cuidado con el tema de internet, porque te pueden engañar si te están ofreciendo algo distinto. Normalmente, cuando uno lee el embalaje puede ver si está hecho conforme a las normas, como el número de protección solar, declaración de ingredientes, algún tipo de consejo adicional… Eso te da una idea de la importancia. 

Hay un factor muy importante en el caso de los fotoprotectores: hay que hacerle caso siempre al profesional, que te va a recomendar lo que más te convenga, y al modo de empleo que aparece en los envases. Quizá sea uno de los productos en los que más hay que tenerlo en cuenta. Normalmente, te va a dar claves sobre la cantidad necesaria que hay que usar, porque los españoles somos un poco rácanos a la hora de aplicarlo. Se han hecho estudios en los que se ha pedido a alguien de aquí y a personas de otras nacionalidades que se pusieran crema solar, y a la hora de volver a pesar el bote, hemos visto que los españoles se ponían un poco menos. 

Las determinaciones de los índices de protección se comprueban con una cantidad concreta de producto por centímetro cuadrado. Si alteramos esas cifras y nos quedamos cortos, puede ser que esa protección no se corresponda con lo que nos estamos poniendo. Ahí está la regla de los dos dedos para la cara para que los filtros hagan su efecto. Tan importante es seleccionar una protección alta como la forma de aplicarla.