En 2022, 167 personas se quitaron la vida en Málaga; una, aproximadamente, cada 52 horas. El suicidio sigue siendo la principal causa de muerte no natural en la provincia y, aunque no es novedad, cada vez es más relevante a tenor de su crecimiento paulatino entre las cifras de defunciones.
Frente a otras enfermedades que matan menos por el avance en sus tratamientos o la prevención, como en el caso de los accidentes en carretera, el suicidio avanza como una pandemia silenciosa que no se está sabiendo detener.
Los 167 suicidios de 2022 son casi el triple de las muertes que causó el tumor de laringe, más del doble de los fallecimientos por insuficiencia respiratoria en todo el año o 59 más que las vidas que se llevó tras sí enfermedades como la leucemia en Málaga.
Comparándolos exclusivamente con las muertes por causas no naturales, los suicidios del último año son casi el triple que los fallecimientos por accidentes de tráfico (58), el doble que por ahogamiento, sumersión o sofocación accidentales y 56 más que las causadas por caídas accidentales, la segunda causa externa de defunción, según los datos del INE.
Pese a todo, el dato de 2022 supone un leve descenso respecto a 2021, cuando se alcanzó la cifra máxima de suicidios en la provincia de las últimas cuatro décadas, con 198. En 2020 fueron 173 y en 2019, el año de la pandemia, bajaron a 128.
A principios de los 80, los suicidios en la provincia no superaban el centenar. Hasta los 2000, los datos fueron subiendo hasta comenzar el milenio en 142 y, desde entonces, con leves altibajos, siguen al alza.
La tendencia ha sido similar en el resto del país. En 2022, según los mismos datos provisionales de la Estadística Defunciones por Causa de Muerte, 4.097 personas se suicidaron en España, un 2,3% más que un año antes. De ellos, 84 tenían menos de 20 años, nueve más que en 2022, aunque siguen siendo las personas mayores el núcleo de población con más incidencia.
De la misma forma, son más hombres que mujeres las personas que deciden acabar con su vida. De los 167 suicidios del último año en Málaga, 130 fueron hombres.
Este dibujo, no obstante, es solo un esbozo parcial. Los expertos apuntan a que las cifras oficiales infravaloran la realidad, ya que, entre otras cosas, se notifican en pocas ocasiones y se clasifican mal. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el porcentaje de suicidios que se hacen pasar por accidentes o muerte por causas indeterminadas baila entre el 20 y el 25%.
“La prevención del suicidio no se ha abordado debidamente porque falta sensibilización sobre la importancia que reviste como problema para la salud pública y por el tabú existente en muchas sociedades que impide tratar sobre él abiertamente”, concluye esta organización. A ello se suma que el origen de estas muertes es complejo. Cada suicidio hunde sus raíces en una situación específica y es imposible generalizarlas en unos determinados factores o hechos.
"El que se suicida no es que no quiera vivir. Si le garantizas que mañana se le va la angustia que tiene, la persona no se mata", explicaba a este medio Eva Jiménez, directora del Máster de Psicología Jurídica y Forense.
Por ello, los expertos inciden en la importancia de la prevención. "Todas y cada una de estas muertes podía haber sido evitadas", apuntan los autores del informe Evolución del suicidio en España en este milenio (2000-2021).
El primer paso es acabar con el estigma y el segundo, extender una red de detección y protección que requiere mucho más recursos de los que actualmente cuenta el sistema de salud pública. En España, el número de psicólogos apenas alcanza los 2.800. Antes de que una persona logre quitarse la vida, hay varios intentos previos.
Un ejemplo de ello es el Teléfono de la Esperanza, que entre el 1 de enero y el 23 de diciembre de 2022 atendió 924 llamadas relacionadas con el suicidio, una cifra que triplica a la de 2020 (310) y muy superior a la de 2021 (546).
Según el estudio La situación de la salud mental en España, elaborado a lo largo de 2022, cerca del 15% de los españoles ha tenido ideas suicidas o ha intentado suicidarse en algún momento. "Hablar del suicidio no mata, lo que mata es ignorarlo", aseguran los expertos.