Un bebé en una unidad de Neonatos.

Un bebé en una unidad de Neonatos. EFE

Salud

Unas horas para despedirme de mi bebé fallecido: “Te sientes culpable de haberlo entregado tan pronto”

El Hospital Costa del Sol es el primero en la provincia en recibir la donación de una cuna de abrazos por parte de una pareja gaditana. 

30 julio, 2023 05:00

A Natalie y Manuel solo le quedaban unas semanas para conocer a Oliver. Lo tenían todo preparado para su llegada cuando llegó la noticia: el bebé no tenía latido. Cuando nació, no hubo ningún llanto que les hiciera despertar de esa pesadilla. “Nació perfecto, pero durmiendo”, rememora tres años más tarde su madre.

Apenas pasaron 45 minutos con él en el paritorio. “Yo quería verlo, pero llegó una enfermera y lo tapé corriendo. Era como si estuviera haciendo algo malo”, asegura, consciente de esa sensación, entre el miedo y la vergüenza, que se apoderó de ella como lo hace con otras muchas familias cuando pierden a sus bebés.

“Después, te sientes casi culpable de haberlo entregado tan pronto. Me repito una y otra vez una frase: si pudiera volver a ese momento, lo habría abrazado un poco más fuerte. Siempre creemos que queda más tiempo, pero el tiempo se acaba y es lo más importante, porque aquí no hay vuelta atrás”, cuenta esta gaditana, que tras pasar por ese proceso, un día viendo una serie americana, vio una 'cuddle cot'.

Entonces se puso a investigar qué eran estas cunas de abrazos y semanas después se decidió a contárselo a Manuel. De ahí nació 'El Legado de Oliver', una iniciativa que pretende repartir 'cuddle cot' por los hospitales públicos y humanizar el proceso de duelo neonatal.

El primer centro que lo recibió fue el Hospital de Puerto Real, donde perdieron a Oliver. Tras él llegaron siete más, entre ellos, el Hospital Costa del Sol. Cuando la responsable de Enfermería del área de Pediatría y Neonatología del centro malagueño, Mabel Méndez, conoció la existencia de la iniciativa, no dudó en ponerse en contacto con la pareja. Desde que la cuna de abrazos llegó en enero, cinco familias han podido hacer uso de ella.

Natalie y Manuel, entregando una de las cunas.

Natalie y Manuel, entregando una de las cunas.

Su funcionamiento permite mantener el cuerpo del bebé a unos 10 grados con el único objetivo de "regalar tiempo" a las familias para que puedan despedirse de él. “Te permite asimilar lo que te acaba de pasar y decidir cómo quieres seguir con el proceso”, apunta Natalie.

Esta despedida, pasar tiempo con un bebé fallecido, es algo poco usual en España, pero muy frecuente en otros países como Reino Unido, donde incluso hay hospitales con un espacio dedicado en exclusiva al duelo en el que las familias pueden convivir durante el tiempo que necesiten con su bebé.

“Para nosotros, el duelo no está integrado, incluso nos puede resultar macabro. Antes, ni siquiera se contaba cuando un bebé fallecía, se intentaba mantener oculto y todavía ahora cuesta entender este tipo de procesos, pero ayudan”, explica Méndez.

Natalie recuerda cómo poco a poco se dio cuenta de ello. “Cuando comencé a comentarlo con gente de mi alrededor, vi que casi todo el mundo había pasado o conocía a alguien que había pasado por algo similar, pero no sabían nada más. Nadie sabe nada porque no se habla”, asegura.

De hecho, ella lo sufrió incluso con su familia más cercana. “Mi madre acabó diciéndome que necesitaba que le diera permiso para hablar, que no quería hacerme más daño, pero lo que me hacía daño era el silencio, que nadie me preguntara”, asevera.

Por esto, Méndez subraya la importancia de humanizar esta pérdida. “Todo el mundo necesita tiempo para despedirse, necesitamos generar recuerdos para después no sentir añoranza y no echar en falta lo que podría haber sido”, asegura. Eso es, precisamente, lo que permiten estas cunas de abrazos: pasar unas horas con tu hijo, abrazarlo, bañarlo, vestirlo con la ropa que tenías preparada para su llegada, cantarle una canción, hacerle una foto…

En el Costa del Sol, además de ofrecer este recurso, están adaptando todos los procedimientos para hacerlos más humanos. Por el momento, la familia dispone de una sala especial en la que pueden estar el bebé. Los profesionales están disponibles para lo que necesiten en todo momento, pero “se les proporciona total intimidad para que se despidan como quieran”. No ponen límites de tiempo ni tampoco de las personas que quieran participar. “Pueden estar los padres, los hermanos, los abuelos, los amigos… Y pueden cogerlo, abrazarlo, hacerle fotos… Todo lo que necesiten”, cuenta Méndez.

Natalie subraya la importancia de darle a cada padre o madre su tiempo. “Yo tardé un año en abrir la caja me habían dado del hospital con su gorrito, la pulsera…”, ejemplifica. “Esto no puede ser un ‘despídete y ya está’. Son cosas de las que luego te arrepientes muchísimo, así que no te preocupes por lo que están pensando los demás, ni si está bien visto o mal visto, haz lo que te apetezca en ese momento, porque luego no hay vuelta atrás”, aconseja.

Buscan ayuda

Su objetivo es extender el legado de Oliver allá por donde puedan. Actualmente, tienen seis hospitales a la espera de recibir una cuna de abrazos, pero necesitan colaboración. Buscan restaurantes donde celebrar cenas benéficas, clubes deportivos para organizar pruebas de carácter solidario, promotores culturales para impulsar conciertos y eventos benéficos.