Las calles y los rincones con más encanto de Málaga donde ser arrollados por un patinete
Disfrutemos de la belleza de la capital al tiempo que esquivamos a esos chalados en sus locos cacharros.
29 agosto, 2021 07:18Noticias relacionadas
Si decimos que la ciudad de Málaga está repleta de rincones maravillosos y lugares y calles con encanto no estamos diciendo nada nuevo ni nada que no se diga año tras año en Fitur. Pero algo a lo que quizá se le debería dar una vuelta, porque puede que ahí haya una idea de promoción, es que cuando disfrutamos de esos espacios, tenemos que ir con mil ojos para no ser arrollados por un patinete eléctrico.
Conjunción entre fascinación estética y tensión adrenalínica que nos recuerda que la vida es muy corta… Ahí hay algo por explorar y explotar, eh, y nosotros vamos a hacer un poco de trabajo de campo para reseñar esas vías y zonas de paso donde nos puede llevar por delante un vecino o un foráneo que pase flechado sobre uno de esos patinetes eléctricos que parecen alcanzar velocidades aptas para escapar del pozo gravitatorio de la Tierra. Y todo ello, a pesar de que está prohibido circular con estos vehículos, al igual que con bicicletas, por zonas peatonales y aceras.
Calle Larios
Sí, lo sabemos, empezamos por la calle más obvia. Pero es que la vía más célebre de toda Málaga (y gracias al empeño navideño de Teresa Porras, tal vez de toda España) es un lugar fantástico para caer de espaldas tras ser atropellados por un patinetista.
Teniendo una solería de calidad para recostar nuestros huesos en cualquier época del año, es cierto que es mejor estar tumbado esperando a los sanitarios en invierno porque el frío viene estupendamente para los músculos doloridos y además así se disfruta, o bien del cielo azul tradicional de la capital, o de la velada estroboscópica tan nuestra e imitada. Porque si somos arrollados durante el verano lo único que contemplaremos serán los hermosos toldos publicitarios de lo que dicen es una cerveza.
Calle Compañía
Desde calle Larios se puede enlazar con calle Compañía, la cual, donde se encuentra con la Tribuna de los Pobres, cuenta con un aparcamiento autorizado para estos patinetes eléctricos en alquiler.
Un lugar que nos hará pensar en un yermo postapocalíptico a lo Mad Max donde los restos degradados de la estirpe humana lucharán a lomos de estos engendros mecánicos de dos ruedas que en Málaga han proliferado como hongos. Y será en el final de los tiempos, cuando no quede nada, cuando la entropía termine devorando el Universo, que se alce triunfante un patinete tirado en mitad de la creación.
En cualquier caso, Compañía sigue siendo una calle hermosa por la que pasear vigilantes y donde encontramos la iglesia del Sagrado Corazón, la librería Mapas y cía y el Museo Thyssen de Málaga.
Calle Alcazabilla
Otro clásico entre los clásicos. ¿Qué mejor que caer de bruces, rendidos a los cimientos del Teatro Romano de Málaga? ¿Acaso no supondría una hermosísima última visión? Porque aquí también tendremos que ir bien atentos para no ser arrollados.
Y es que aunque los patinetes tratan de ser colados como una nueva forma de movilidad más respetuosa con el medio ambiente, lo cierto es que este invento no ceja de crear conflictos a lo largo y ancho del globo y Málaga, por mucho que los malagueños crean que la ciudad no es de este planeta, no deja de ser una excepción.
Así que mientras están sentados en el suelo y les curan los raspones con agua oxigenada, disfruten del Cine Albéniz, de la discreta terraza de El Pimpi y de la amplia amplitud de calle Alcazabilla que no les ha servido para evitar el embate.
Calle San Agustín
Cambiemos de tercio y probemos suerte con una calle como San Agustín, estrecha, donde la prohibición de circular sobre patinetes eléctricos se respete algo más. O eso deseamos.
Muy cerca de Alcazabilla, calle San Agustín, con su pasado morisco, es una zona de paso que nos regalará una preciosa vista de la torre de la manca catedral y de la iglesia de San Agustín y que nos conducirá hasta el Museo Picasso.
En ella disfrutaremos de su famosa tetería y de su herencia tradicional que queda reflejada en su maravilloso suelo empedrado que apreciaremos especialmente con nuestras costillas cuando caigamos sobre él. Porque no hay estrechez en este mundo que disuada a algunas personas de cruzar las calles como una centella sobre un patinete.
Calle Nueva
La hermana pobre de calle Larios conecta, entre otras, con calle San Juan a través de la calle Cinco Bolas, desde donde la iglesia de San Juan nos encandilará asomando entre los tejados antes de que alguien nos arroje del cielo al suelo de un severo empellón.
No hay escapatoria: si el velocista en patinete no tiene los reflejos de un gato espídico, teniendo en cuenta la gran cantidad de viandantes que siempre concurren por estas vías estrechas, tendremos que llamar a nuestro seguro para ver si nos cubre un par de sesiones con un fisioterapeuta.
Plaza de la Marina
Entre la calle Larios y el Puerto de Málaga (donde, huelga decirlo, se circula con patinete a 200 km/h por mitad del Muelle Uno), nos encontramos con la plaza de la Marina. Aquí, además de contemplar el despejado encuentro con el Paseo del Parque, también tendremos que permanecer vigilantes de los usuarios del improvisado skatepark con el que cuenta la chavalería malagueña.
Los jóvenes (y no tan jóvenes, que algunos se juegan la cadera) se dan cita en este entorno para hacer piruetas sobre sus monopatines. Un lugar idóneo para que a uno le peguen un talegazo de campeonato, pero también fetén para permanecer tumbado y contemplar a ras de suelo el precioso edificio de La Equitativa recién restaurado y puesto al servicio del sector hotelero.
Otros lugares donde disfrutar del paisaje 'patinetil'
Calles Granada y Beatas, el entorno del SOHO, los alrededores del Mercado de Atarazanas, la Alameda… Cualquier sitio bonito de Málaga será cruzado raudo por un irrespetuoso turista en patinete eléctrico.
Pero no sólo en los lugares marcados en el mapa de la promoción de la ciudad estaremos expuestos a un atropello de esta índole: numerosos malagueños también se han subido, nunca mejor dicho, al patinete eléctrico, por lo que el susto nos llegará desde cualquier parte.
Y si cruzamos el Puente de los Alemanes veremos, en mitad del atentado estético en que se ha convertido el cauce del Guadalmedina, un patinete derrotado; si subimos a Gibralfaro, cuando lleguemos a lo alto, contemplaremos entre los árboles, exhausto como nosotros, un patinete; en la playa, en los barrios, en las terrazas de los bares, en los paseos marítimos, a las puertas de todos y cada uno de los portales del centro…
Prohibición de ir por las aceras
Y todo esto a pesar de que a principios de este año, la Dirección General de Tráfico tomó cartas en el asunto y prohibió la circulación de los patinetes eléctricos por las aceras y los diversos espacios peatonales. Ya de paso, incluyó a las bicicletas en dicha limitación, sumando otra complicación más a un vehículo que sí supone un alivio ante el congestionado tráfico y que todavía está esperando la puesta en marcha de manera eficaz, seria y útil del Plan Andaluz de la Bicicleta. Pero eso, para otro momento.
Tras la nueva regulación del Reglamento General de Circulación, los Ayuntamientos se encargaron de adaptarla a sus propias ordenanzas… Ante la flexibilidad con la que Málaga encaró el asunto y después de muchas vueltas, el Tribunal Superior de Justicia dictaminó que aquí como en todas partes: prohibido y punto.
La realidad, como bien sabemos, está ahí fuera y va por donde mejor le parece: sólo hay que asomarse al balcón para, cada cinco minutos, ver pasar a alguien sobre uno de estos ingenios. Por muchas cruzadas contra los patinetes que nos pongan por delante y por mucha multa que se diga que se clava a las empresas que alquilan estos cacharros.
Y es que la gran ventaja de que la DGT haya desarrollado esta prohibición es que, si antes los 'patinetistas' circulaban por las aceras y las zonas peatonales, ahora circulan por las aceras, las zonas peatonales y la calzada. Y, sinceramente, pocas cosas dan más miedo que ver a un inconsciente montado en patinete circular por una rotonda de cuatro carriles.